La cara oculta de la Luna

Si no me buscas, lo haré yo

Llega un momento en nuestras vidas en que ya no pensamos en, ¿Cómo será el fin? Sino en, ¿Cuándo será? Y nos sentamos impacientes frente a la ventana añorando su llegada, la ansiedad nos corroe y la angustia nos destruye poco a poco, mediante avancen los interminables segundos.

La muerte es así, se mantiene distante cuando más la necesitamos, y cuando cuidamos de ni mencionarlo siquiera y nos enfocamos en disfrutar, ella llega por sorpresa.

Cuando tu alma adquiere la paz deseada ella aparece y te la arrebata. ¿Por qué? Porque así es ella, siempre tan contraria a nuestro elegir y a nuestra vida, tan odiada como amada, tan desesperante que aparenta ser la única salida.

Nuestro dolor y desesperanza es su elixir, es lo que la mantiene endeble. Juega con nuestras almas para luego arrebatar los magullados restos de lo que fue, hasta eliminar la última gota de esperanza.

Los últimos días he pensado en tomar una maleta e ir tras ella. Esta espera interminable me consume, ya no soportaré aguardar sentado frente a esta ventana.




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