Cuando era pequeño, creía firmemente en la eternidad, pues desconocía aún la muerte. Pero los años pasan y la vida da lecciones; te obliga aprender y te muestra la cruda verdad aunque tú alma se destroce en el proceso. Pero, ¡que más da! ¡Siempre será así!
A la vida no le importas tú, ni siquiera lo que hagas o no hagas en este mundo nefasto plagado de seres que creen vivir, pero que, simplemente, se limitan a sobrevivir y vagan sobre la tierra como cuerpos desalmados, programados con una única función que es la de a sí mismo sin siquiera notarlo.
Diciembre, once meses han pasado ya y así otro año se aproxima a su fin. Y tú, ¿Sigues creyendo que la vida esperará por ti?
Sal de ese trabajo que destruye tu ser, arroja los libros por el balcón y huye de esa carrera a la que te atas para complacer a otros, abraza a tus seres queridos siempre que puedas, dile a tus cercanos cuánto los quieres y no te limites a sólo soñar, lucha por cumplir cada uno de esos sueños. Hazlo ahora, pronto podría ser demasiado tarde.
Diciembre es un mes de renovación, el momento ideal para reencontrase a sí mismo o, quizás, volver a perderse.
#1139 en Otros
#234 en Relatos cortos
#8 en No ficción
nostalgia, relatos cortos, amor accion mentiras secretos familia
Editado: 08.05.2025