La cara oculta de la Luna

De azul, violeta y negro

Casi cinco años han pasado ya desde aquel día. Un seis de junio cualquiera que daría inicio a una historia inolvidable, el principio de lo que tuvo un final apresurado. Pero que en realidad, no termina.

Después de aquellas charlas, en las madrugadas de un año olvidable, toda conversación con terceros se siente tan vacía. Te extraño tanto, ¿sabes? No lo que fue, sino lo que no pudo haber sido.

Un amistad única con tintes pálidos de amor, ambos lo sabíamos, pero nada podía hacerse. Éramos mucho más de lo que aparentábamos, pero mucho menos de lo que quisiéramos ser.

—Solo somos puntos en el espacio.

—Eres un punto importante en el mío.

Un cariño que traspasaba fronteras, una promesa que aún perdura, un nombre que no se olvida y un tatuaje que me lo recuerda cada día.

Sé que sigues ahí, que te escribiré y responderás. Pero todo cambia, la vida tiene que seguir, no podemos seguir atado a un pasado que, si bien tuvo sus momentos de dolor, perdurarán por siempre aquellos preciosos momentos que pasamos “juntos”.

—Buenas noches, Reina.




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