Dicen que todo ocurre por algo. Dicen que cosechamos aquello que sembramos. Que la vida nos devuelve lo que damos. ¿Realmente merezco todo esto?
Sé como ocurren las cosas, aunque no sepa el porqué. Sé que hacer cuando las cosas salen mal, pero no cuál camino debo tomar para evitar que pase.
Sé que no estoy bien. Lo descubrí aquel día tan hermoso y tranquilo en el que, a pesar de su armonía, no me sentía en paz.
También en aquella noche de películas cuando en una escena, planteada para ser emotiva, rompí en llanto como si se me partiera el alma en dos.
Lo descubrí en esas canciones tan melancólicas que, si bien siempre las había oído, apenas ahora las comprendía. Y entre cada estribillo, escalofríos recorrían mi cuerpo de punta a punta.
También aquella vez en la que, colapsado por el estrés, la agonía me consumía, el pecho se me cerraba y, sin embargo, no lloré.
Cuando me enfrenté a aquel sujeto que irrumpió en una madrugada tranquila y, el miedo que siempre acechaba, esta vez no apareció.
Pero sobretodo, aquella vez que te crucé en la calle y, después de tanto tiempo, mi corazón no se quebró.
Quizás no pueda comprender lo que pasa, quizás ni siquiera lo intento. Pero de lo que puedo estar seguro, es que anhelo con fervor el día en que vuelva a estar bien.
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Editado: 17.06.2025