La carrera del fin del mundo

Autos que no son autos

Esteban Soler se dirige a la cabina de mando para hablar con el capitán Hudson acerca del
cuerpo de dos Santos y cuando se acerca a la puerta esta se corre entre las paredes y un tal
rodrigo sousa emerge desde dentro, Soler le pregunta donde esta el capitan y Sousa le
responde que está frente a él. Por un momento el Supervisor no lo comprende y vuelve a
preguntarle, esta vez formula lo siguiente;
—¿Dónde está el capitán Kirt Hudson?—
Sousa responde;
—Kirt Hudson ya no es más el capitán, el Doctor le ha recomendado reposo tiene un tobillo
roto, hubo cirugía y yeso, debe estar lo más quieto posible.
—Ahora me ha nombrado capitán de la nave.—

Sousa—pregunta Soler—¿le dijiste sobre el cuerpo de Dos Santos?
—¡No! ese es trabajo tuyo.—
—¿Rodrigo dónde está Hudson?
Sousa meneo su cabeza y titubeó respondiendo; —En su habitación por supuesto—
Soler se dirigió a los elevadores rumbo a la habitación de Kirt Hudson. Ya fuera de la
habitación, Soler toco la puerta y luego esta se deslizó permitiéndole entrar, cuando puso un
pie dentro del compartimento lo primero que observó fue un anciano mulato con un pie
enyesado para sorpresa de Soler la habitación de Kirt no era un lujo como Esteban esperaba,
era igual al resto, pequeña un cama un baño, unos cuantos metros cuadrados, la cama estaba
rediseñada con cordeles apuntaladas en el techo que colgaban para sostener el pie de Hudson,
a lado de la cama una pequeña mesa de noche encima de la mesa un reloj tan delgado como
una pita, desde este aparato se proyectaba en el techo de la habitación la hora y otros
hologramas, era todo un show de estrellas del cielo estelar.
—¿A qué has venido Soler?—
Esteban observaba el techo de la habitación atónito volvió la mirada hacia Hudson.
—¿Qué se te ofrece ?—volvió a preguntar Kirt.
—¡A si! yo encontré a Dos Santos—
Le faltaba una —Soler hizo una pausa— una mano y su traje chamuscado lo identificaba.
Kirt Hudson se lamentaba por el destino de Dos santos.
El rostro de Kirk se le notaba triste, los ojos parecían evitar la caída de lágrimas.
Hudson se dirigió a Soler —Yo te prometí la verdad sobre lo que sucedio el dia del accidente de
la nave—
—Si ahora dígamelo—
Aquel día del accidente...
Hudson quedó dormido en un profundo sueño, Esteban Soler se asustó por un momento e ipso
facto acudió por ayuda, en el pasillo encontró a la enfermera que lo atendía, justo se dirigía a la
habitación de Hudson.
—Algo le paso a Hudson se ha quedado con los ojos cerrados sin más.—
—¿Usted quién es ? —preguntó la enfermera
—Soy el supervisor Esteban soler.—
—El señor Kirt Hudson no puede tener visitas le he puesto un sedante para que pueda dormir
unas horas para eldolor de la pierna, así que aléjese del paciente.—
Soler se alejó de la habitación y desapareció lentamente por el pasillo.
Fue al tercer día que el gran frío se marchó, Jhon y Martín se juntaron nuevamente y esta vez
burlaron a los supervisores que hacían de guardias en el gran portón. Regresaron a la bodega
de autos. Las calles estaban liberadas de la arena desértica, por fin las calles estaban a la vista
completamente.
Sarutobi pasó horas instalando los sistemas controladores de activación del nitro.
Jhon estaba ansioso por probar el sistema propulsor.
Jo Margaret Silva llegaba a la bodega, se dirigió hacia el Paradise chevy de Jhon.

—¿Ya esta listo tu auto?—
—¡Margaret! Ya casi estan todos listos, ¿porque los demás no están aquí?—
Margaret se adentró al Paradise de Ekans y lo presionaba para permanecer junto a ella, Jhon
la evadia con desdén.
—Por Favor Margaret mira tu auto aun lo debes alistar.—
—Es un bochorno me acerco y tu prefieres a Lily.—
—Es lo que te he dicho incluso en portugués.—
Los ojos de Margaret se iluminaron como antorchas, la ira le corría como el sudor por el
cuerpo. Tomó una bocanada de aire y se dirigió a Jhon.
—¿Crees que Lily te ama?—
—Eso espero porque entonces...
—¡Silencio! ella solo te admira porque la has salvado un par de veces—
—Cuando en la nave, la comida se acabe y todos se vuelvan contra todos, veremos a quién
necesitaras a tu lado, una mujer fuerte o una pequeña llamada Lily—
—Lily es más fuerte de lo que crees—
Jo Margaret Silva salió del Auto de Jhon, y dijo;
—Jhon prepara tu auto te venceré en la carrera—
Y se marchó moviendo sus enormes petacas, Jhon se detuvo a pensar cómo podría librarse de
la persecución de Margaret.
Un disque Martin Mora se acercó al Paradise del joven Ekans. Jhon alzó sus cejas, y una
bombilla imaginaria de sesenta Watts se encendió sobre su cabeza.
—¡Martin! —
El mecánico achicó sus ojos.
—Tienes que ayudarme—
—¿Ayuda ? ¿Con qué ?Preguntó—
Martin, giró su cabeza y echó un vistazo a Jo Margaret Silva que hace un instante estaba
conversando con Jhon ahora ella junto a Sarutobi ajustaban los cilindros de nitro y el sistema
de propulsión.
—Entiendo Jhon.—
—¿A qué te refieres realmente?—
Jhon le explicó que para sacarse de encima a Margaret, Martin debía seducirla, enamorarla de
tal manera que olvidaría a Jhon entonces Margaret dejara de entrometerse en su relación con
Lily, y cesarán las insinuaciones de Margaret.
Al siguiente día Margaret y Martin desayunaron juntos en la gran mesa de la nave.
Martin intentó en reiteradas veces sacarle una sonrisa a Silva, con chistes de doble sentido
pero ella parecía saber lo que pretendía Mora, en la mente de Margaret obviaba la situación.
Ella era buena moza, con un cuerpo deseable y un rostro bellísimo pensó.

Los enormes labios de Margaret no pudieron resistirse a las ocurrencias de Martin que no
paraba de hablar, ella sonrió.
—Por fin— pensó Martin.
Luego parecía que la mente de Margaret se tornaba en blanco ignorando por completo al
mecánico.
¿ Qué sucede ?
—Jhon me recuerda a mi esposo—
—El murió en combate—
—¿Porque te lo recuerda?—
—Tiene la misma energía y una que otra facciones, si no fuera por Lily, yo...
Martin interrumpió —sería vivir en el pasado— concluyó.
Margaret fijó sus ojos en Martin, luego comprendió lo que el mecánico trataba de advertirle.
La mente de Margaret divagó por un momento. Como una epifanía, Jo Margaret Silva analizó
detenidamente al mecánico enfrente de ella, conclusiones pensó.
El mecánico no estaba tan mal y se la pasaba haciendo ocurrencias.
Margaret estaba perdiendo el tiempo con Jhon, estaba en una nave con suministros vitales,
quien sabe hasta cuando, unos meses más, un año. Pasaría Margaret el resto del tiempo
luchando sin oportunidades de ganar mientras llega el fin del mundo.
—Al igual que Jhon, yo tenia un héroe que luchaba las batallas que no podía ganar.—
Al día siguiente en la bodega de autos...




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