La carretera

2

Desde el inicio mi vista es un completo desastre, trato de abrir mis ojos tanto como puedo para entender qué sucede realmente. Llevo mis manos a mis ojos para frotar ansiosamente mis ojos en un desespero de nerviosismo.

Una corriente de aire me pone alerta y esto parece despertar mis sentidos de supervivencia porque abro los ojos en grande como los de un águila. Observo mi alrededor y estoy fuera del carro, terriblemente lejos de este. Deduzco que fui quizás lanzada del impacto pero no siento más que unas heridas no tan graves en mi cuerpo, examino mi cuerpo mientras trato de levantarme con cuidado.

Paso mis manos por mis piernas y observé con atención un tipo de retazo de tela amarrada en mi antebrazo. “¿Qué es esto?” susurro para mi misma. Que yo recuerde no he puesto nada como eso ahí, ni siquiera sé de donde salió. Paso mi dedo por el nudo y trato de abrirlo, sintiendo un ardor indescriptible por el apretujo de la tela contra mi piel. Verifico y sí, efectivamente esta tela está cubriendo una herida más profunda que todas las que tengo esparcidas por el cuerpo.

Me siento insegura de alguna manera en este lugar ¿Dónde rayos se supone que estoy? ¿y mi padre? ¿por qué esa neblina repentina? ¿Por qué hace frío en pleno verano de Latinoamérica? ¿Y esa sonrisa tan escalofriante en mi padre? Me tomo un segundo para recapitular todo, son tantas dudas y preguntas que siento que se me va a freír el cerebro de tanta información viniendo a mi de golpe. Recuerdo el choque y aquel grito que escuche muy al fondo, otra pregunta añadiéndose a mi lista justo ahora.

Me decido a levantarme para tratar de encontrar aunque sea un camino a casa, me siento ansiosa con cada bendito paso que doy, camino al carro estrellado y trato de buscar mi mochila con dificultad. Reviso mis cosas: libretas y libros completamente intactos pero… ¡No! ¡Mi laptop!. La tocó con desespero, la pantalla hecha añicos, y cuando lo digo de esa manera es que es literal, hay pedazos de la pantalla en el asfalto, que cayeron cuando la abrí.

— Descansa en paz, hija mía. — susurro entre lágrimas, acariciando la que nunca dejará de ser mi mejor amiga.

Eso me recuerda al automático de mi celular, dejo mi antigua laptop en el pavimento para buscar mi teléfono en mi pantalón, justo en los bolsillos traseros. Está intacto a pesar de algunos rayones que ya tenía desde hace varios meses atrás. Nunca volveré a jugar Volleyball con mi celular en los bolsillos.

Trato de encenderlo pero no reacciona, no enciende. Me llevo un suspiro tratando de confiar que solo está muerto y que realmente no está averiado. ¡Dios, por favor cuida de esta tecnología de mi propiedad, son mis únicos amigos! ¡Te lo suplico!. Dejo mi plegaria de lado y me resigno a colocarlo nuevamente en su sitio, teniendo fe en que mi ahora único hijo estará bien. Sigo caminando tratando de encontrar algo extraño pero, no encuentro nada más que pinos, pinos y claro: más pinos ¿por qué no?. Aunque frente a mí está una recta carretera de la que no tengo ni la más pálida idea de hacia dónde lleva.

Me doy la vuelta y caminó por la dirección contraria a la que mi “padre” conducía. Quizá si sigo recto podré llegar hasta mi casa, aunque no se cuanto tiempo me lleve o demore. Recuerdo que pasamos por una especie de montaña de la cual parecía nunca acabar. Me detengo antes de llegar muy lejos, mirando hacia atrás como si algo de eso pudiese ayudar a que las respuestas lleguen a mi.

Regreso a mi camino recordando mi pobre laptop, y se que como suena y puede sonar. Tengo una super adicción a mi teléfono y a mi laptop pero, es mi única amistad y relación estable. Solo en estos dos dispositivos puedo leer mis mangas y libros ¿Qué será ahora de mí si no puedo leerlos? me voy a morir de aburrimiento, lo más probable. Dejo salir un resoplido mientras camino, la panza me ruge en el peor momento ¿No podría darme hambre cuando esté más lejos? rodeo mis ojos y lo recuerdo: no desayune porque hoy no llego a la universidad el vendedor de tacos. Desde ahí tuve que haber visto que algo no iba bien con el día…para que pensé en esos tacos con esa salsita picosa y esa carne tan jugosa que se deshace en la boca con el primer mordisco y.. ¡Alexa! ¡Cálmate! me gritó a mi misma.

Sigo caminando pero llevo mi mano a mi mochila para ver si encuentro algo que me calme el hambre, rebusco entre los bolsillos mientras doy pasos tremendamente torpes por no ver hacia dónde camino. Ahora que me pongo a analizar no he escuchado ni un solo bendito vehículo, así que, sí, estoy acabada. No puedo aún ni conseguir un aventón. Siento un paquete característico en el fondo de la mochila: chicles de menta. Claro, no podían ser de fresa para distraerme, menta, obviamente porque hoy no es mi día.

Resoplo y me llevo el último chicle de menta a mi boca mientras sigo mi rumbo hacia delante. Miro el alrededor y es que efectivamente no hay nada más que pinos y algunos ocotes por una que otra zona. Lo positivo de estar caminando tanto tramo es que ya no siento tanto frío, pero en el momento en el que me detenga voy a valer con toda y la palabra. Me voy a congelar hasta el último céntimo de mis uñas.

¿Qué estaría haciendo mi madre en este momento? ¿Se estaría preguntando qué tanto se ha tardado su hija en llegar al igual que su esposo? Una parte de mi espera que no se preocupe pero, la otra pide que me busque si me pierdo porque sin duda siento que si lo haré. Veo el suelo de la carretera y siento que nunca llegó hasta aquellas vueltas, todo sigue siendo una carretera recta sin más. Veo hacia atrás y no hay nada más que lo mismo, no veo ni siquiera el carro estrellado, solo una carretera enorme en medio de un gran bosque desgraciadamente helado. La iluminación del lugar empieza a hacerse más tenue, y me cae una piedra en mi cerebro para recapacitar otro inconveniente que ni siquiera había analizado: la noche. ¿Dónde pasaré la inoportuna noche?. Es peligroso si me quedo en esta orilla de la carretera ¿Qué pasa si me encuentran y me secuestran? No. Prefiero buscar señal de personas a la luz del día. Es preferible para mi seguridad, no soy tan bruta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.