La carta de Lady Dixon

Capitulo 1

Capítulo I

 

Estoy sirviendo como siempre el té para el desayuno de mi familia, yo soy la hija mayor entre mis cuatro hermanos, bueno técnicamente sería la segunda hija ya que Winston es mi hermano gemelo y él me ganó por dos segundos al nacer. El cree que por eso es el mayor de todos y que todos le tenemos que hacer caso, nunca voy a entenderle por completo su forma tan machista de querer.

“Buenos días, hija” Me saluda mi padre con una sonrisa de lado a lado, aunque le cueste demostrar sus sentimientos a flor de piel me he dado cuenta de que lo hace a través de actos tan sencillos, como pasar tiempo de calidad con sus cinco hijos,aunque también debo admitirlo que muchas de las veces puede llegar hacer un hombre un tanto testarudo y egocéntrico.

“Buenos días, padre, ya está servido el desayuno, mi madre ya trae el pan” Mi madre ha realizado la receta de pan integral que tanto ama mi papá y se lo podía notar por su ligera sonrisa que lleva.

“Mae llama a todos tus hermanos, ya deberían estar aquí para comer juntos todos” Me decía mientras miraba su reloj de bolsillo fijamente.

Me encamine hacia el segundo piso de nuestra casa para ir tocando de puerta enpuerta las habitaciones de mis hermanos.Nosotros no nos llevábamos mucha diferencia de edad, con mi última hermana Marian me llevo cuatro años de diferencia, ella recién cumplió diecinueve años el mes pasado y mi madre le había preparado un baile por su cumpleaños, pero las únicas intenciones que mi madre tuvo al realizar ese absurdo baile era poder conseguir un buen esposo para su hija, que le de todos sus gustos que ella quiera, que le de una casa bien grande y muchos vestidos elegantes, pero obviamente mi hermana no podría obtener todo eso si ella no se llegaría a embarazar. Porque siempre debes hacer pequeños sacrificios que cambiaran tu vida, esa era la frase típica de mi madre al querernos inculcar que fuimos concebidas por pequeños caprichos, y que lo único que nos espera es seguir el mismo camino de todas las mujeres ya que no somos capaces de poder valernos por nosotras.

Por suerte en el baile mi hermana no se ilusionó de ningún chico y aunque bailo con casi todos los chicos no paso nada más, Marian siempre ha sido una chica muy risueña y un poco caprichosa y muchas veces ella me ha contado que no le importaría casarse con alguien que tenga demasiado dinero con que no sea feo y panzón no tenía problema. Nunca le he juzgado por su forma de pensar, pero realmente yo no creo que todo eso sea necesario para conseguir lo que queremos, porque sacrificar todo el resto de tu vida con alguien que no amas solo para no bajar de sociedad y fingir que somos más que otros y también para cumplir todos nuestros sueños, y la respuesta es tan sencilla “porque siempre vamos a depender de un hombre, nosotras estamos opacadas”.

Toco varias veces la puerta de la habitación de mi segundo hermano Warren

 “¿Sí?” contesta él, abro lentamente la puerta de su habitación.

 “Buenos días, hermano, ya está lista la comida, mi padre nos está esperando” le digo sonriendo. Warren tiene veintiún años, es igual de alto que mi padre, con su mismo color de ojos que mi madre medios grises y su tono de piel un poco blanca igual que todos, ya que acá en Lewes hace más frío que calor y peor en estas fechas siempre a inicios de año el clima es demasiado frío.

“Ya voy Mae, gracias”

Me doy media vuelta y me voy hacia el comedor, ya estaban todos ahí sentados solo faltábamos Warren y yo.

“Ya viene, no se demora”

“Perdón ya podemos empezar” dice mi hermano a mis espaldas.

Nos sentamos y una vez todos juntos empezamos a servirnos el desayuno, hoy me había despertado un poco más temprano que mis hermanas, así que mi madre me cogió a mi para preparar toda la comida del desayuno o más bien diría yo todo el banquete para el desayuno, y aunque tengamos nuestras sirvientas a mi madre siempre le ha gustado preparar nuestras comidas, pero con la ayuda de sus hijas, con la excusa perfecta de que tenemos que seguir aprendiendo todo lo que una mujer sabe hacer para que a la hora de casarnos todo nos salga perfecto y nuestro marido nos trate bien.

“Winston y Warren hijos no se olviden que hoy en la noche nos vamos en nuestro carruaje” Dicen mi padre más como una orden que como un recordatorio.

“Si se van para Bristol…” Decía mi hermana Kate con cierta intriga.

“Hay yo también me quiero ir padre, por favor déjame ir padre con ustedes, prometo no separarme de tu lado, yo igual quiero pasear…”

“Lo siento Marian, pero nosotros nos vamos a un viaje de trabajo, no nos podemos dar

el lujo de pasear” Le decía Winston como siempre un poco petulante.

“Pero papá déjame ir te prome…”

“Marian como dijo tu hermano mayor no les podemos llevar, solo vamos por asunto de trabajo, además si nos fuéramos todos tendríamos que ir en las dos carrosas, esmejor que se queden y continúen con sus cosas aquí en casa” Dijo mi padre de lamanera más tranquila sin perder la poca paciencia que posee.

Marian no digo nada más y siguió comiendo, pero pude ver en su cara como se moría por ir.

Yo sabía que mi padre con mis hermanos se tenían que ir de viaje, porque tenían un gran pedido por entregar, somos la familia Denson, desde varias generaciones los hombres de esta familia se han dedicado a la profesión de la sastrería y por tantos años de trabajo mi familia tiene un gran reconocimiento, somos conocidos como los mejores sastres de Lewis. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.