La carta de Lady Dixon

Capítulo 3

Me levanto de buen humor gracias a los cantos de los pájaros, me doy una ducha rápida y me empiezo a alistar para poder bajar a desayunar, me decido poner el vestido más cómodo que tengo y el que más concuerda conmigo.

Es un lindo vestido de color crema no es para nada llamativo y eso es lo que me agrada, es ligero y ese es otro de los motivos por el cual amo este vestido ya que no me siento como una salchicha envuelta, me voy a mi baño y me empiezo a peinar esta vez mi peinado es más relajado y sin tantos estirones en mi pobre cabello porque desde ayer mi cabeza quedo media sensible que hasta me hacía pensar cosas sin sentido, que ni quiero volver a recordar.

Acabo de arreglar mi cuarto y me dirijo hacia las habitaciones de mis hermanas para despertarlas por si acaso se quedaron dormidas. Voy a la primera planta de nuestra casa y me dirijo hacia nuestra habitación de arte, es ahí donde Kate y yo podemos hacer algunos retratos, aunque para ser sincera conmigo misma Kate es más talentosa a la hora de pintar es tal como yo con la escritura, es el simple hecho de que esa pasión y talento está dentro de ella que todo lo que pinta es simplemente maravilloso.

Marian nunca se ha interesado por la pintura ella nos ha dicho varias veces que decide quedarse con el piano, según ella porque así lograra cautivar por sus partituras algún hombre en algún baile y esa es su mejor opción y solo por eso creo que Marian se esmera tanto en que le salga perfecto. Ruedo mis ojos al saber en que mi hermana puede llegar hacer muy ocurrente y loca. Y me pongo a pensar que nosotras por ser mujeres debemos encontrar alguna cosa que nos apasione para poder convertirlo parte de nuestra rutina como si solo tuviéramos que vivir de pequeños hobbies que nos saquen del aburrimiento y de lo monótono que es cada día y ningún hombre se esmera por conseguir algo que le apasiona como nosotras, porque ningún hombre está tan desocupado como para buscar en que entretenerse ya que ellos son los únicos que pueden hacer de todo.

“Por favor padre déjame ir contigo, yo igual quiero ayudar como mis hermanos lo hacen” Le decía con mi voz a punto de quebrarse.

Mi padre con la poca paciencia que le caracteriza me regreso a ver con su mejor cara y con toda la sutileza del mundo me dijo.

“Mae tu debes quedarte en casa, tus hermanos y yo nos encargamos de trabajar, ustedes tienen todo el tiempo del mundo para hacer lo que quieran. Además, una mujer de nuestra clase no es digna de trabajar cariño”

En ese instante recuerdo que algo dentro de mí se quebró, todo lo que me había dicho mi padre era tan cierto que me dolía que fuera verdad, me quede hay parada en la mitad del pasillo para salir de casa mientras veía como mis hermanos con mi padre se marchaban.  Y yo solamente deseaba con todas mis ansias ser hombre y hacer todo lo que me apasiona vivir trabajando de lo que me gusta sin temor hacer juzgada o mal vista.

Pero en cambio me tocaba quedarme en casa y ayudar a mi madre y si yo le comentaba algo a mi madre le daría un infarto con tan solo escucharlo.

“Buenos días, Mae” Me dijo Kate con la mejor cara.

“Buenos días, hermana, ¿A qué viene tanta felicidad de tu parte?” Le pregunte un poco intrigada.

“Mi madre me acaba de decir que el baile de la familia Bush es el día de hoy, pero lo más importante de todo eso es que la familia Bush va a poner una pequeña exposición de arte en su casa, estoy tan emocionada por poder ver nuevas cosas. Daría todo para que algún cuadro mío también pueda estar en esa habitación.” Me decía con tanto anhelo que después de cada frase suspiraba.

“Ya vas a haber que sí, ¿Y nos invitaron a todas?” Le pregunte a Kate con la esperanza de escuchar un no como respuesta. Juraría que en este momento me he olvidado de respirar y de pestañear esperando alguna respuesta de su parte.

“Pues para tu mala suerte, querida hermana nos han invitado a todas” Me dijo Kate con un tono de burla de su parte mientras reía por lo bajo, yo solo le regrese a ver como queriéndole ahorcar con mi mirada.

Kate solo me sonreía con burla mientras se colocaba en su lugar para empezar a pintar su cuadro que había iniciado hace algunos días atrás, su cuadro era acerca del paisaje que nosotros teníamos desde nuestra casa, es tan puro y profundo su dibujo que lo podía sentir de una manera tan realista, como las suaves brisas del viento se meneaban a través de nuestro cabello y erizaba mi piel, como ese color del hermoso cielo era tan perfecto que juraría que nunca se me irá de mi retina y como podía notar que era época de cosechar manzanas y hacer ese postre que tanto ama mi madre mientras nos sentamos todas a comer por la noche alrededor del piano de Marian mientras ella nos enseña otra partitura que se ha aprendido.

“Es simplemente perfecto” Le digo con felicidad a Kate, haciendo referencia y su cuadro.

“Gracias, el tuyo mmm…digamos que igual esta lindo” Me dice burlándose de nuevo de mí. Yo hace unos días atrás empecé a dibujar un gato en medio del pasto queriendo jugar con unos pájaros. Pero mis pájaros parecen cualquier cosa, menos pájaros.

Solo le hago una pequeña mueca a mi hermana y empezamos a continuar con lo nuestro, no sé exactamente cuánto tiempo pasó desde que mi hermana y yo empezamos a pintar, el ambiente de la habitación es perfecto, en un silencio total concentradas en lo nuestro, sumergidas en cada pincelazo que damos, era la misma sensación cuando te quedas en el patio trasero tu casa por la noche admirando una noche estrellada, contemplando la belleza de la luna y sintiendo su paz, sintiéndote tan cerca hacia esa inmensidad que jurarías que has estado mil veces allí, esa era la misma sensación que siento en este preciso momento, la misma sensación cuando escribo y leo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.