La carta de Lady Dixon

Capitulo 9

Dos años después:

 

Estoy sirviendo el café para mi esposo, me a levantado a las cinco de la mañana ya que tiene una cita de trabajo en otra ciudad y me ha dicho que le prepare el desayuno antes de irse. Y la verdad todo esto me parece tan absurdo, porque no voy a poder entender nunca cuál es la diferencia en que él prepare su propia comida a esas horas.

“Buenos días, señor Griffin” Le saludo a mi esposo con una pequeña reverencia.

Al final del día la vida te puede dar muchas sorpresas y te guste o no solo toca ser valiente y afrontarlas. Me casé con el señor Moe Griffin hace casi un año y medio, al principio esa idea no estaba dentro de mis planes, pero pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que tuve que tomar esta decisión de vida o muerte.

Hasta la fecha de hoy en día yo no me siento para nada cómoda con él, Marian me ha dicho que con el tiempo uno se va acostumbrando y que cada vez duele menos y eso es lo que espero que pase rápido el tiempo, pero a la vez solo quiero poder disfrutar de mi vida de lo que amo hacer. Moe pertenece a la egocéntrica clase alta, es heredero de varias fincas de su familia y de varias obras de arte de su abuelo, aunque pareciera que solo son pinturas cualquieras, tienen un alto costo y pudiera asegurar que valen más que mi propia vida.

Varias veces le he invitado a Kate para que venga a observar las pinturas y cada vez que viene siempre sale encantada y con más ganas de seguir pintando.

“Buenos días, señora Griffin” Me saluda un poco aturdido por levantarse a estas horas.

Nos servimos el desayuno en un tenue silencio, que ya era muy común y normal.

“No sé que día regrese Mae, porque me tengo que hacer mis chequeos, pero si veo que me voy a demorar más días yo te lo haré saber” Me dice en un tono neutro característico de él.

“Esta bien, yo te esperaré aquí en casa. ¿Seguro que no quieres que te acompañe?” Dije con un tono de preocupación.

“No cariño, no pasará nada ya verás”

Moe está enfermo, tiene cáncer de próstata y muchos doctores dicen que tiene los días contados como también muchos doctores dicen que aún tiene una alta probabilidad de vivir más años, todo esto es un limbo, nosotros solo estamos a las espera que pase lo mejor que tenga que pasar.

Aunque hay días en los que se despierta más agotado que de costumbre, con mal humor, pero yo solo le trato de comprender como se debe sentir él. No sé si me compadezco con él por pena de verlo sufrir, a lo mejor por costumbre o simplemente porque en este tiempo de cierta forma a demostrado ser una persona buena aunque muchas de las veces le salía lo machista pero fuera de eso tiene un buen corazón.

No se si le puedo llamar suerte, coincidencia o algo parecido a eso, ya que nosotros no podemos tener hijos por la situación de salud de Moe, cuando me enteré de eso pude respirar tranquilamente porque eso era algo que lo temía demasiado y que me iba a echar la culpa por toda mi vida si llegaba a suceder eso. También por eso creo que tiene ese carácter porque el me había confesado varias veces que se sentía muy mal por no poder tener herederos que sigan su paso. Y de cierta forma no tener hijos ha sido algo muy bueno en nuestra relación, porque con lo que él no pasa casi nunca en casa y yo con mis desbalances emocionales hubiera sido muy complejo poder criar a nuestros hijos,  

Ya acabamos de desayunar y le acompañe hasta la puerta principal para despedirnos de él.

“Me voy señora Griffin” Se acerca hacia mí para darme un corto beso. Le correspondo el beso y me despido de él.

“Avísame si algo sale mal por favor”

Siento que me acaricia mi mejilla y al instante se me vienen varias memorias que las tenía bien guardadas.

“Lo haré”

Veo como se marcha en el carruaje y poco a poco se hace mas diminuta la imagen de él. Entro a mi casa y me dirijo a lavar los platos ya que se me había ido el sueño por completo.

Nosotros vivimos en las afueras de Lewes en una casa demasiada grande y recuerdo que cuando era pequeña añoraba por tener una mansión pero ahora solo quiero una casa pequeña para no sentirme tan sola y vacía.

Subo las gradas para irme a mi habitación, me muevo de un lado al otro de la cama para ver si podía volver a dormir cosa que se me hace imposible. Sin saber que hacer y aburrida decido hacer algo que se que no está bien, me paro de mi cama y voy directo hacia donde están mis valijas, abro la más pequeña y saco una caja pequeña de ella.

Eran mis memorias, mis recuerdos, esta pequeña caja estaba llena de cosas que me hicieron feliz y hace mucho tiempo que no recuerdo lo que es sentirme feliz. Observo la flor blanca que me había regalado el señor Sheeran en el día de su baile, saco mi libreta, aquella libreta que era mi vida en ese tiempo, es hay donde esta todo mi ser, toda mi vida.

Me pongo a leer desde el principio de mi libreta, reviviendo emociones y pensamientos que tenía en esa época, mientras avanzo de página puedo sentir como mis mejillas están cada vez más mojadas, había olvidado por completo la manera en que me sentía, tan viva, tan amada y con ganas de comerme el mundo. Solo me lanzo al suelo y empiezo a llorar, empiezo a sacar eso que tenía muy guardado dentro de mí, eso que me daba miedo sentirlo, sentirme sola, sentirme tan perdida y sobre todo sentir que he ido en contra de mi filosofía de vida, me he casado y ahora dependo de un hombre, un hombre al cual no amo y nunca lo amare aunque cuesta decirlo.




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