La casa a mitad del camino

La casa a mitad del camino

La casa a mitad del camino

 

María, inmóvil y fría, observaba a través de sus cuencas tan vacías como agusanadas; a los dos viejos esqueletos de huesos amarillentos, los que sentados en taburetes destartalados jugaban con su hijo no nacido en un rincón de la oscura y tenebrosa casa a la mitad del camino.

Nostálgica, los recuerdos le invaden… trasladándola a la casa de sus padres, unos meses atrás.

Se visualiza en su solitaria habitación llorando de rabia, estaba castigada por las bajas notas del último examen. Siendo ella una jovencita muy fiestera, no poder salir en un día sábado por la noche.

¡Era el fin del mundo!… ¡Literalmente lo fue! 

Pues las decisiones que tomo, la llevaron  donde se encontraba.

¡Muerta y fría!

María esa noche no podía dejar de asistir a la fiesta que se celebraría al otro lado del pueblo, casi a la media noche se deslizo sigilosamente por la ventana de su habitación, sus padres dormían sin percatarse que la joven desobedecía sus ordenes y al verse en la oscura calle sin ser descubierta; sonrío emprendiendo el camino. 

¡Pero alguien la había estado observando! 

Un ser maligno que seria el responsable de su estado actual.

Jose vecino y eterno enamorado de la jovencita, aunque nunca correspondido, pensó para si, al ver a María tan vulnerable y sola que esta era la oportunidad única para saciar sus bajos instintos, por lo que ni corto ni perezoso se dispuso a seguir a la muchacha. 

María caminaba apresurada por la orilla de la carretera, el cielo se oscureció repentinamente y una brisa fría pego con fuerza en su cara, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.¡Se estaba acercando a la vieja casa a mitad del camino! 

Como en un trance, como hipnotizada se acercaba lentamente a la casa que parece llamarla, hasta una sonrisa macabra se dibujo en su cara al distinguir dos figuras esqueléticas que sonrientes la miran expectantes desde el umbral de la vieja casa. María  jamás se percato de que era seguida muy de cerca por un enfermo verdugo sediento de sexo, sangre y muerte.

Justo en la entrada de la casa abandonada hace años, desde la aparición de los dos viejos habitantes de la misma ahorcados en el dintel de la puerta principal; el joven ya con un plan malvado en mente realizo su macabra jugada…

¡Salto sobre su presa indefensa!

María sintió un fuerte golpe en la parte de atrás de la cabeza, el cuero cabelludo se desgarro, el cráneo se partió en varias partes y la sangre salió a borbollonees. Los viejos esqueletos amarillentos observaban sonrientes, Jose arrastro sin contemplación a la joven hasta el interior de la casa, la tiro sobre el sucio piso de una de las habitaciones y a continuación le arranco la ropa bruscamente.

En ese momento la joven reacciona tratando de defenderse del brutal ataque, lo que enfureció aun mas a su verdugo quien la golpea repetidas veces en el rostro, convirtiendo en una masa sanguinolenta la que hasta ese momento había sido una cara hermosa… ya nada la salvaría de su infortunio.

¡Siendo violada repetida veces! ¡Brutalmente golpeada, cruelmente humillada!

La tortura duro horas, los viejos esqueletos amarillentos aplaudían, reían… ¡hasta bailaban!... pero no estaban conformes y susurraban entre ellos.

─“Tiene que hacerlo”, “tiene que hacerlo”

Y el verdugo de María lo hizo, no podía dejar cabos sueltos, en el momento en que la joven abrió sus ojos suplicantes, la tomo con sus dos manos por el cuello apretando fuertemente, tanto que el oxigeno comenzó a faltar en los pulmones de la desdichada joven, el cerebro ya no respondía pues la sangre vital no le llegaba. El malvado asesino con el rostro transfigurado, dejando escuchar palabras inentendibles apretaba más y más… Era tanta la fuerza que los ojos de María se enrojecieron inyectados de sangre y parecían salirse de sus órbitas. Con las pocas fuerzas que le quedaban trato de patalear, emitiendo débiles sonidos guturales, dejo de existir en este mundo y fue a juntarse a los esqueletos amarillentos que ahora la recibían eufóricos.

Desde el rincón observaron como Jose traslado el triste despojo desnudo de la joven hasta el fondo de la casa como si nada. Pero antes de poner un pie fuera de la misma, sintió que alguien le soplaba en la oreja izquierda y una fuerte comezón invadió todo su cuerpo, sin prestar mayor atención se marcho.

El cuerpo de María fue encontrado días después en un estado de putrefacción avanzado, lo que no impidió que se comprobara que había muerto por asfixia mecánica, ademas de haber sido violada brutal y reiteradamente... pero lo mas inesperado fue que...

¡Maria tenia cuatro meses de embarazo!

Por eso en la vieja casa en mitad del camino, en esos momentos vivían; Maria con sus cuencas vacías y agusanadas, los viejos esqueletos amarillentos y el niño no nacido de la que una vez fue una hermosa y agraciada joven.

¡Al poco tiempo alguien vino a hacerles compañía!

El culpable de esta situación siguió con su vida sin levantar sospechas, hasta colaboro en la búsqueda de su amiga y vecina, estuvo en la casa de Maria y lloro con los padres de la joven desaparecida, se mostró solidario y dolido por no tener noticias de la joven.




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