Al día siguiente estaba en su cuarto leyendo un libro. No le disgustaba para nada leer, es más, creo que era su pasatiempo favorito. Se encontraba muy concentrado, cuando su madre llamo:
—¡Alex, ven!
Él sin problemas se dirigió hasta su mamá. Tenía dinero en la mano, así que seguramente quería que comprara algo. Era increible cómo podría conseguir dinero, en realidad su mamá trabajaba, pero no ganaba lo suficiente.
—¿Quieres que vaya a comprar?
Ella asintió con una leve sonrisa.
—¿Y sabes por qué no voy yo?
Sabía lo que iba a decir pero de todas maneras, dijo:
—¿Por qué?
—Porque el vuelto te lo quedarás tú —dijo y sonrió amable. Era la mujer más hermosa del mundo.
Alex le sonrió devuelta y asintió, aunque no lo iba a hacer. Nunca lo hacía.
—Ve a comprar arroz, ¿de acuerdo? Y lo demás dejátelo para ti —le dijo, y el castaño volvió a asentir.
Salió de su casa, y para su gran suerte al salir se encontró con Allison, la cuál pasaba por la acera.
Y pensó: "¿Qué hace por aquí?", luego recordó que Allison vive a una calle de allí.
—Debí pasar por la otra calle —le dijo Allison—. ¿No?
Alex alzó los hombros. Ni siquiera le importaba por dónde pasara.
—Sé que tu mayor deseo es matarme, Alex. Lo veo en tus ojos —le dijo Allison medio bromeando.
Alex abrió el portón de madera, y salió por la acera para comenzar a caminar. Para su molestia, iba a la misma dirección que la rizada.
—No tienes por qué ser así, ¿sabes? No es mi culpa que tengas una casa de barro.
Era de madera.
No de barro.
No le respondía porque no quería, y no le interesaba.
Allison iba detrás de él, vaya quién sabe dónde iba. Y Alex sólo iba a comprar al supermercado, que por degracia quedaba a unas calles de allí.
—Lindo pantalones —le dijo ella en un tono divertido—. No estoy mintiendo.
Mentirosa. Sus pantalones era lo más horrible que existía, porque 1) le quedaba demasiado grande, 2) se podía notar ligeramente que estaba demasiado gastado para ser un pantalón y además, 3) estaba... un poco rasgados y rotos. Pero agradeció de que estuviera limpio.
—¿Quieres que te dé para comprarte unos jeans como los que usa Matt?
Cerró los ojos tan estresado.
Nada peor que escuchar a Allison decirle tantas cosas horribles.
Y parecía que cada vez la escuchaba más cerca.
—Apuesto que tu rop-
Volteó quedando muy cerca de Allison haciendo que ella retrocediera su rostro y abriendo sus ojos enormemente.
En un tono duro y apretando sus dientes, le dijo:
—Déjame. En. Paz.