La Casa De Alex

Capítulo 6: La tarjeta.

Antes de salir de su casa e irse a la preparatoria, su mamá lo llamó desde su habitación.

—¿Sí, mamá?

—Ten —dijo, y le tendió dinero más una tarjeta de agradecimientos.

Tomó la tarjeta.

—La tarjeta es para Grace. Se lo daría yo, pero debo irme. ¿De acuerdo? Podrías dárselo a Allison también. ¿Sí, cariño?

Quería decirle que no.

Quería decirle que ni loco le hablaría en la preparatoria pero sin embargo, dijo:

—Sí, mamá -sonrió amablemente.

—Ten el dinero, Alex —le dijo—. Es para ti.

—No lo necesito —dijo para voltearse—. Comprate algo.

—Quisiera que compraras algo para ti esta vez.

Pero no quería.

Sólo quería que su mamá estuviera bien, así que negó con la cabeza.

—¡Alex! ¡Cariño, ven y tómalo! —le dijo ella, pero él se marchó.

Cuando salió de su casa, cruzó a Allison y a Matt juntos. Y Kayla no estaba, aunque ni siquiera le interesaba así que no le dio importancia.

Allison pareció ignorarlo, y eso le pareció raro, aunque obviamente Matt no se quedó atrás, y como siempre, tuvo que decir algo sobre la casa de Alex.

—¿Y cómo te va en las tormentas, Alex?

Alex siguió caminando frente a ellos, tratando fuertemente de ignorarlo.

—¿Tú sabes, Allison? ¿Sabes qué hace en las tormentas?

—No... —respondió ella algo distraída.

—¿Sabes qué me gustaría, Alex? Pintarte la casa, de verdad. No estaría mal un poco de vida.

Al parecer Allison no se aguantó, y largó una carcajada.

Aunque parecía tan falsa que Alex cerró los ojos para tranquilizarse.

—A tú mamá le encantaría... —comenzó a hablar Matt pero no terminó de hablar que el castaño giró su cuerpo y se atrevió a propinarle un golpe en la mejilla.

Matt se balanceó un poco, pero antes de que se levantara y comenzara a golpear a Alex, éste le exclamó:

—¿Te crees genial sólo porque tienes dinero pedazo de infeliz?

Allison miró a Alex sorprendida, y luego miró a Matt que ya se encontraba parado tratando de calmarse.

—Toda... tu vida es horrible —le masculló Matt completamente enojado.

El castaño quiso volver a golpearle, pero Allison se interpuso entre ellos dos.

—Ya basta.

Alex la carrió del lugar para volver a golpear a Matt pero ella volvió a interponerse de todas formas.

—¿Y tú que me dirás? ¿Qué mi casa es horrible sólo porque no es igual que la tuya, eh? —masculló enojado—. ¡Qué lastima me das! —exclamó molesto—. Qué asco es saber que mi mamá te tiene un aprecio enorme, y tú sólo te burlas de la vida que tenemos, Allison.

Sólo la miró a los ojos una vez más, para luego girar y seguir caminando.

Sus ojos picaban demasiado pero no iba a largar ningún lágrima.

No iba a hacerlo, en realidad, ni siquiera le gustaba llorar.

Tenía claro como era su vida en sí. No hacía falta que unos infelices vinieran a decírselo como si él lo olvidara.

Horas después recordó sobre la tarjeta de agradecimientos por la comida que Grace había llevado a su casa. Fue muy amable de parte de ella llevarle algo, y además fue amable decir que también había sido parte de Allison aunque no lo fuera.

Aunque no quisiera, debía acercarse a Allison en la preparatoria. Su mamá parecía muy feliz por el gesto que Grace tuvo.

Estaba en el receso, y cerró su casillero. Tenía la tarjeta con él, y pudo divisar a Allison con sus amigos.

La clase de amigos que Allison tenía eran todos ricos, de verdad. Y parecían tenerles alergia a la clase baja. Qué despreciables eran.

Alex era clase completamente bajo. Muy debajo de la tierra.

Miró a los amigos de Allison, y lo miró a ella. Tan bonitos por fuera, pero seguramente la mayoría de ellos estaban muy podridos por dentro. Especialmente una.

Se acercó a una distancia media de ellos.

No antes sin verse a sí mismo, y luego mirarlo a ellos.

Debía acercarse pero no podía.

En ese momento se sintió tan mal, y con tanta vergüenza de sí mismo porque no lo pudo evitar.

Al final, volteó y no le entregó nada la tarjeta de agradecimientos.

Volviendo a su casa, su mamá no estaba así que decidió comer lo que quedaba, y luego ir hacia la casa de Grace para poder entregarle por él mismo la tarjeta de agradecimientos.

Dejó sus cosas sobre la mesa, y salió hacia aquella casa la cual jamás quería ir pero de todas maneras debía a hacerlo.

Cuando llegó hasta la acera, tocó el timbre y por el portero eléctrico, habló una mujer que por su voz, ni siquiera la reconoció:

—¿Sí? ¿A quién desea buscar?

—¿Está la señora Wegner? —preguntó—. Soy Alex, vivo a una calle de aquí y quisiera darle algo de parte de mi madre.

—La señora Wegner no se encuentra en este momento pero su hija está, ¿desea dárselo a ella?

Lo pensó en menos de diez segundos. Y su mamá llegaba en horas y debía dar esa tarjeta porque si no quedaría como un desagradecido.

—¿A qué hora volverá?

—Ella volverá a la noche.

Oh...

—De acuerdo. ¿Podría dárselo a su hija?

—Claro. Allison, saldrá en unos momentos.

—Muchas gracias —agradeció amable.

Era increible la gente que tenía para ellos trabajando.

Esperó a Allison con sus manos detrás de él, y sus pies balanceándose.

Quería darle la tarjeta, y quería largarse de allí.

Escuchó que la puerta se había abierto, y levantó su rostro encontrándose con una rizada que parecía haber tomado una linda siesta hace minutos atrás.

Cuando miró a Alex, preguntó:

—¿Qué quieres?

Y sí, debía vivir aquello constantemente.

 



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En el texto hay: romance, amor, tristeza amor

Editado: 06.10.2023

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