Cerró el portón para luego, comenzar a caminar sobre la acera. Agradeció con todo su corazón que los amigos de Allison, y especialmente ella no estuvieran por allí. Sin embargo un auto, el cual iba junto a él, bajó la ventanilla dejando ver una mujer.
—¡Alex! —llamó. Y él volteó—. ¿Quieres qué te lleve?
Negó con la cabeza. Sería un poco... absurdo.
—No... gracias, Grace —sonrió—. La preparatoria sólo queda a dos cuadras de aquí.
Ella asintió con una mueca.
—¡Ah! —recordó algo—. Gracias por lo de anoche. Fue muy amable de su parte.
Grace frunció el ceño. Se la veía confundida.
—¿De qué hablas, cariño?
—De... —frunció las cejas—. Allison ha traído una bandeja con comida ayer en la anoche de parte de...
—¿Mía?
—Claro —asintió—. Me ha dicho que era de su parte, por eso quería agrad-
—No... quiero decir, anoche no he estado en mi casa. Estuve trabajando hasta tarde... y Allison ha quedado sola en casa —dijo—. Ella suele preparar su propia comida. Lo siento, pero no te he mandado nada.
Alex se desconcertó.
—Oh... bueno, Allison...
Grace sonrió.
—Habrá sido de parte de Alli, entonces.
¿Por qué?
¿Por qué no sólo dijo qué era de parte de ella, y ya? ¿Cuál era el problema?
Estaba bastante confundido, y desconcertado por causa de aquél motivo. La rizada mintió con respecto a que la bandeja de comida no era de parte de su mamá sino de ella.
Allison cocinó para darle a Alex, y a su mamá.
—¿Alex?
Levantó su rostro, y la miró.
—¿Qué...?
—Es una buena chica, cuando quiere —le dijo Grace, refiriéndose a Allison. Que al parecer pareció haberse dado cuenta de la confusión de Alex por la situación—. Sólo es testaruda y suele estar mal a veces. Me matará si me oye hablando de ella de esta forma, pero me gustaría que vieras cómo realmente es Allison. Sé que hace comentarios ofensivos respecto a tu vida, y lo siento. No es porque quiere, sino... por lo que se ha transformado a través de los años —le habló, de una manera tranquila—. Aunque no la justifica y lo sé. Lo siento mucho. Ella es difícil.
Alex pareció un poco conmovido, y asintió.
—De acuerdo... está bien —dijo—. Me... me debo ir.
Ella asintió.
Y Alex comenzó a caminar lejos del auto. No obstante, Grace llamó nuevamente.
—¡Alex!
Él volteó alzando sus cejas, esperando que la mujer hablara.
—No me des las gracias a mí. Dale las gracias a Allison que ha cocinado para ti —dijo, y sonrió.
El castaño asintió.
Sí... eso iba a hacer. Aunque no quería dirigirle ninguna que otra palabra a Allison, jamás. Pero por esto iba a hacerlo, debía en realidad. Aquél día estaba muriendo de hambre, y la verdad que la rizada lo había salvado de aquél momento.
La parte horrible era que, iba a hacerlo en la preparatoria.
No podría ir hasta la casa, no de nuevo.
Sólo iba a encontrar un momento en dónde Allison estuviera sola, sin sus amigos, e iba a acercarse a ella para agradecerle por dicha cosa que había hecho.
Tuvo la oportunidad cuando pudo divisar a Allison entrar a un aula sola con unos libros en la mano. Alex se propuso a entrar también, y caminó hasta allí.
—Qué raro Alex Sharman en el mismo lugar que Allison Wagner —dijo ella dejando los libros en unos estantes, luego volteó—. ¿Por qué estás siguiéndome?
Alex la miró y sin expresión alguna, dijo:
—¿Quién dijo qué te he estado siguiendo?
—Se nota.
—Ni en tu más preciado sueño, Allison —le dijo, y se acercó hasta ella la cual estaba ahora apoyada en unas de las mesas.
—¿Vienes a hablarme o a esperar al profesor?
—Lamentablemente a hablarte —respondió él—. Sólo serán unos minutos.
Allison pareció un poco asombrada. Aunque trató de disimularlo, y carraspeó para luego decir:
—¿Sí?
—Sí —dijo—. Quería... —Pero se interrumpió ya que Allison comenzó a mirar sus uñas, y no parecía prestarle atención-. ¿Podrías mirarme?
—¿Por qué?
—Estoy hablándote, y sólo estás...
Allison levantó su mirada para fijarla en los ojos de él, se alejó de la mesa y dió unos pasos a una distancia bastante cerca. Y Alex retrocedió.
—¿Qué quieres?
—Sólo... —bufó—. Venía a agradecerte por lo de anoche.
—Fue mi madre —dijo Allison respondiendo más rápido que un rayo—. Dale las gracias a ella.
Pasó junto a Alex para caminar con la intención de salir del aula, pero la voz de Alex la detuvo.
—No fue tu madre —le dijo—. Fuiste tú.
La rizada giró a verlo.
—¿Quién te dijo?
—No importa quién. La realidad es esta; fuiste tú —dijo Alex con expresión seria—. Era eso. Gracias.
Ahora fue Alex quien paso junto a Allison para irse.
La rizada lo tomó de la muñeca para girarlo hacia ella.
—¿Qué? —dijo él, en un tono cansado.
—No estaría bien coment-
—¿Te da vergüenza? —dijo Alex, y se safó del agarre de ella—. La próxima guárdate la comida, Allison. Una comida deshonesta sabe horrible.
—No seas...
—Te soy agradecido, ¿qué más quieres?
—Sólo no quiero que lo comentes.
—¿Piensas qué soy tú, y tus amigos? —frunció el ceño—. ¿Qué le comenta a toda la preparatoria que tengo una casa que está a mitad de derrumbarse? —negó con la cabeza—. No soy así. No vale la pena ser un imbécil.
Allison no respondió a nada. Y Alex, quiso preguntarle algo, realmente serio.
—Allison... ¿realmente te ha de dar vergüenza? ¿Es así como eres?
Matt entró al aula, encontrándose a Alex y Allison en aquella situación.
—¿Qué pasa aquí?
Alex lo ignoró, y preguntó una vez más.
—Allison... ¿sientes eso o no?
—¿Sentir qué? —preguntó Matt.
Ella miró a Matt, y luego miró a Alex.
Quizá Alex hubiese cerrado la boca, y hubiese dicho "gracias", y se hubiese ido. Fue culpa de él haber preguntado aquello, aunque no le pareció tan malo.
De todas maneras no quiso oír lo siguiente: