La Casa De Alex

Capítulo 12: Pizza.

Su mamá venía bastante tarde aquél día, ya que trabajaba demasiado. Aunque de aquello, mucho no podía sacar, y deseó para que esta vez le pagaran como corresponde.

Acababa de salir del baño, después de mojarse la cara. Quería que pasara la hinchazón de sus ojos, realmente pero realmente le dolió lo que había hecho Allison. Y las palabras de sus amigos... fueron completamente un asco. Los días estaban siendo cada vez peor, y no sabía qué hacer.

O, bueno, tenía en mente hacer algo. Lo que sea. Vender algún alimento en la calle, o quizás, pedir trabajo a alguien. Por lo menos un tiempo hasta que todo se estabilice.

Pero no estaba muy concentrado en este momento, quiso darse la cabeza contra una pared cuando comenzó a recodar el gran abrazo que Allison le dio, parecía imposible de olvidar. Como ella reaccionó a lo que le dijo, y sólo lo abrazó porque fue así.

Sólo lo hizo.

Lo abrazó pasando sus brazos por el cuello, y Alex pasó sus manos por su cintura. Y quedó allí, por unos largos y hermosos minutos. Luego, Allison se separó de él y sin decir nada, se marchó. No sin antes voltear y mirar a un Alex asombrado después de sentir aquellos brazos alrededor de él.

¿La verdad?

Ese abrazo fue lo más cálido y protector que alguna vez le habían dado.

Y por un momento pensó que, Allison quizá tenía un buen corazón dentro de ella. Obviamente descartó esa idea cuando supo que la rizada, le dijo a sus amigos la situación de su casa.

Fue tan... cruel de su parte haberles dicho. No sabía por qué eso lo lastimaba de alguna forma.

Estaba por tomar un vaso de agua cuando alguien golpeó la puerta.

Cambió de dirección, y fue directamente hacia la puerta mientras se frotaba los ojos, y abrió. Cerró los ojos automáticamente porque de sólo verla le causó dolor de cabeza.

Cerró la puerta pero Allison se lo impidió colocando un pie. Así que bufó, y la abrió del todo, diciendo:

—¿Qué?

—Vine a hablar —dijo ella.

—No quiero tu lástima ahora que me quitarán la casa, Allison —le dijo Alex, en un tono completamente molesto.

—No es lástima, sólo quiero hablar contigo Alex —habló Allison, en un tono serio, y mirando los orbes verdes del castaño.

—No quiero hablar contigo, no quiero tener nada que ver contigo —elevó su voz—. No quiero ni siquiera mirarte, ¿entiendes? Quiero que te alejes de mí. Quiero que dejes de molestarme con tus infelices amigos. Y quiero que te vayas —le dijo completamente enojado apretando sus dientes.

La rizada frunció el ceño, sin embargo, ésta entró rápidamente a la casa de Alex.

—¿Qué...? ¡No! ¡Dije que te vayas! —exclamó él—. ¡Vete Allison!

—¿Y si no quiero? ¡¿Eh?! ¡No quiero irme! —le exclamó, y se acercó a él—. ¡Quiero hablar contigo!

Alex retrocedió, y lo miró más enojado de lo normal. En serio, no la necesitaba allí. ¿Por qué no se largaba de una vez por todas?

—No te quiero cerca mío.

Ella suspiró, y asintió.

—De acuerdo. Entiendo que no me quieras cerca tuyo por muchos motivos, pero yo quiero —dijo—. Quería decirte algo... yo-

—¿Tú qué?

—¿Puedes dejarme hablar? —dijo—. Confié en ellos pensando que no iban a burlarse -miró hacia otro lado.

Él largó una carcajada sarcástica.

—¿Estás bromeando, no?

—No... ellos... son mis mejores amigos, pensé qu-

—¿Pensaste qué? ¿Pensaste qué iban a venir a llorar conmigo? ¿Pensaste que iban a disculparse o algo así? —dijo—. Como si te importara.

—¿Puedes parar? —lo miró—. ¿Podrías dejar de ser t-...?

-¿Y tú podrías dejar de ser tan infeliz y de fingir una sonrisa todo el tiempo? Porque no te sale y es fastidioso.

Allison se calló, por completo, en realidad. Fue sorprendente, ya quizá Alex pensó que dio en el clavo. Cada vez que le decía "infeliz", quizá... sólo quizá Allison realmente era infeliz.

—Supongo que "infeliz" no es tu palabra favorita —dijo Alex en un tono bajo, mirando sus manos—. Y creo que "casa" ha dejado de ser mi palabra favorita hace mucho tiempo.

—Eso... parece —dijo ella, y Alex levantó su rostro.

Se enojó consigo mismo porque él se arrepintió de haber dicho esas palabras a Allison. No quería lastimarla como ella lo hacía con él. Pero está vez fue inevitable.

—¿Por qué? —preguntó él.

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué no dejaste que Matt me golpeara?

La pregunta pareció incomodarle un poco, y Alex pudo notar su nerviosismo.

—Tú sabes por qué.

—En realidad no.

—Sólo no quería que te golpeara, ¿entiendes? No quería. Fin —dijo queriendo enviar el tema.

—Viniendo de ti... es algo raro —dijo Alex—. Tú parecías querer golpearme.

Ella rió por la nariz y negó con la cabeza—. No me gusta.

—¿Qué?

—Pelear. Los golpes. No me gustan —dijo ella, mirando hacia otro lado nuevamente.

Alex se acercó a la rizada. Tan cerca que Allison levantó su rostro mirando sus ojos. El castaño, le musitó:

—No te gustan los golpes, pero tus palabras duelen más que eso.

La rizada siguió mirando sus ojos, y él también la miró. Tan claros como la miel y no pudo evitar pensar que realmente eran... no lindos. Lindos no era la palabra. Eran intensos, mágicos, e indescriptibles. Y al mirarla sentía cosas que, en este momento, no sabría explicarlo. Pero no era para nada lindo o... no estaba tan seguro.

Cuando Erika entró, los dos bajaron la mirada y se separaron a una distancia más lejos.

—Oh... lo siento —susurró su madre—. Hola, Alli.

La rizada la miró, y le sonrió.

—Hola, señora Sharman.

Alex lo miró con suspicacia. Pf... si ella supiera.

—Hola, cariño —le dijo a Alex—. ¿Has... comido?

El castaño corrió su mirada de Allison y miró a su mamá. Y respondió:

—No... —dijo—. No tengo hambre, mamá. Pero te he dejado algo.

Allison miró la casa de Alex con mucha atención, y pensándolo bien... jamás la había mirado de esa manera. Él tenía varios cuadros cuando era pequeño. Alex no la estaba viendo, pero ella estaba con una sonrisa muy leve en su rostro mirando cada foto.



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En el texto hay: romance, amor, tristeza amor

Editado: 06.10.2023

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