—¿Quieres la almohada violeta o gris?
—¿Cuál es la diferencia, Allison?
—Que el gris es tu color favorito y el violeta es el mío pero hoy puedo hacer excepciones —respondió arrojándole la almohada gris a Alex. Y él la tomó reprimiendo una sonrisa—. Por hoy dormirás en mi cama... Así estás cómodo, y yo dormiré aquí —sacó la cama de abajo. Allison tenía una cama compacta así que era mucho más cómodo todo.
—Claro que no dormiré junto a ti, y ni siquiera en tu cama. ¿No hay otra habitación de visitas? —preguntó Alex mirando las camas en este momento. Estaba un poco nervioso.
—Las hay pero no están muy limpias ahora. Así que debes dormir aquí.
—Dormiré en el sofá de allá —apuntó a un sofá rosado que estaba en la punta de la habitación.
—¿Cuál es la diferencia? —dijo ella alzando las cejas—. Estamos en la misma habitación.
—Que... -se quedó callado. No sabía que decir—. Sólo-
—¿Quieres que vuelva a tirarme al suelo? —dijo ella con una sonrisa ahora.
Alex bufó. Era tarde para andar de tontos—. Bien. Tú dormirás arriba porque es mucho más cómodo.
—Per-
—Entonces dormiré en el sof-
—¡Bien! ¡Ya entendí! —se enojó y se arrojó en su cama para taparse.
Alex se rió bajito y se acostó en la cama de abajo. Antes de dormir Alex le quitó la almohada violeta a Allison y le dio la violeta.
—¿Por qué?
—Porque el violeta es mucho más lindo —dijo, y volteó para darle la espalda—. No lo sé. Me gusta más.
Allison rió por la nariz, y volteó.
Apagaron todas las luces, excepto una luz pequeña color azul que no se apagó.
Todo quedó en silencio hasta que Alex, dijo:
—¿Alli?
—¿Qué...?
—Quería darte las gracias.
—Cállate.
—No... en verdad, gracias —dijo en un tono bastante conmovido-. Agradezco lo que has hecho hasta ahora. Por un momento pensé que la real tú había muerto.
—¿Qué... qué quieres decir?
—Sólo pensé que... jamás volverías a ser como antes. Como realmente eras —dijo, y luego musitó en un tono muy bajo—: Me gustas más de esta manera.
Pensó que Allison no lo había escuchado.
Pero sí lo hizo.
Y sonrió.
—Está bien... supongo, Alex.
Después de eso el castaño cerró los ojos para dormirse pero no lo logró.
Podía oír como Allison se movía incómoda. Pudo notar que ella estaba teniendo frío así que la tapó con algo más abrigado y luego volvió a acostarse.
Alex no estaba pudiendo dormir del todo. Tenía muchas cosas en las que pensar. Cuando quiso dormir profundamente, de repente, sintió que algo (o más bien alguien) cayó encima de él.
Cuando entre abrió sus ojos; era Allison quien había caído encima de él. Alex abrió los ojos enormemente, y ella parecía dormir muy tranquila al parecer.
—¿Alli... qué...?
Pero Allison, la cual estaba encima de él, pasó sus brazos por el cuerpo de Alex abrazándolo por completo.
—Ssssssshh... —lo calló—. Quiero dormir...
—Pero-
Sería cruel de parte de él despertarla. El castaño como pudo se tapó junto con Allison, y miró a la rizada que estaba durmiendo muy tranquila en su pecho por fin.
Y ahora parecía tan cómoda encima de él
Parecía como si hubiese encontrado por fin su lugar en el mundo.
Alex suspiró pesadamente, y llevó sus manos a la espalda de Allison.
—De acuerdo. Duerme.
Allison se removió encima de él, y llevó su rostro al cuello del castaño quedando sus labios muy cerca de la yugular de éste último.
Pudo rozar la piel de Alex haciendo que a éste se le escapara una sonrisa. Le estaba haciendo cosquillas.
Y así pasaron la noche. Hasta que Alex cayó en un profundo sueño.
•••
Cuando Allison despertó jamás creyó aparecer encima de Alex Sharman.
Él estaba durmiendo profundamente, y pareció —según Allison— no darse cuenta de que ella estuvo allí encima toda la noche.
Alex tenía sus brazos alrededor del cuerpo de Allison, y ella estaba con sus manos en el pecho de Alex observándolo sorprendida.
Lo observó, y sus ojos estaban cerrados y parecían tener un sueño increíble porque dormía como todo un bebé.
Allison lentamente acercó su rostro a Alex.
—Estás tan calmado —musitó—. ¿Qué hacemos, Alex?
La rizada de repente deseó rozar su nariz contra la del castaño de una forma muy bonita, y muy especial. Y lo hizo, estaban... tan cerca que era increíble. Y sus labios estaban allí, estaban bien formados, y bien intactos.
Allison cerró los ojos cuando le vino aquél deseo inesperado.
Cuando Alex se removió, Allison se levantó apresurada para entrar al baño de la habitación. Y encerrarse allí.
Aquél día Alex entraba mucho más temprano que Allison, así que él fue a la preparatoria. Y la rizada fue una hora y media después.
Por poco lo sacan de clase otra vez por estar pensando tanto. ¿En qué momento Allison salió de encima suyo? ¿Estará enojada? Hoy no fue capaz de hablarle mucho y estaba muy rara. Alex estaba pensando demasiado en todo.
¿En qué estará pensando Allison ahora?
Cuando el timbre sonó para que salieran al receso, salió apresurado en busca de mojarse el rostro porque estaba muy nervioso. Y estaba pensando mucho en una chica de cabello rizado.
Se dirigió hasta ir a su casillero primero. Abrió su casillero dejando allí dentro unos libros de literatura.
—¡Allison! ¡No! ¡Espera! ¡No lo hagas! —escuchó decir de parte de Matt.
Alex frunció el ceño automáticamente, y volteó. Allí estaba.
Allison venía caminando apresuradamente hacia él.
—¡Allison, escúchame! ¡Piensa antes de hacerlo!
—¡Cállate! —le exclamó ella mientras seguía mirando a Alex.
Al castaño se le aceleró el pulso, ¿y ahora qué? ¿Qué hizo?
Todos los estudiantes estaban allí mirando tal escena. Y parecían muy ansiosos de ver como Allison -como siempre- se burlaba del castaño.
Pero no.
No fue así.
Cuando Allison llegó hasta Alex, éste le preguntó: