La Casa De Alex

Epílogo: Tú eres mi casa.

Allison cerró el capo del auto, y le extendió la caja —la cual decía FRÁGIL— a Alex. Luego, lo miró a los ojos atentamente, diciendo lo siguiente en un tono serio:

—Escúchame con atención amor, quiero que tengas esta caja. Y la cuides como si fuera lo único que tengas para vivir porque allí están los platos que me ha regalado tu madre —sonrió orgullosa—. Y además...

—¿Crees qué he nacido ayer, Alli? —dijo Alex, y tomó la caja como si realmente tuviera sólo papeles allí dentro-. Recuerda que tengo más años que tú.

—Eso no significa que no puedas romper esos hermosos platos —le dijo, y tomó dos bolsos en cada mano-. Sólo cuídala como si fuera realmente de oro.

Alex la miró con suspicacia. Y soltó la caja para luego rápidamente volverla a tomar entre sus manos. Miró a la rizada que tenía sus ojos completamente grandes, y dijo:

—Cariño...

—Por favor, Alli -rió a carcajadas, se acercó a ella para propinarle un beso en los labios—. ¿No me conoces?

—Claro que lo hago.

—¿Confías en mí?

—Claro que lo hago, no confío en lo que le harás a esos platos. Lo sé —dijo—. Fue un gesto hermoso de parte de tu madre. Pensé que no le agradaba.

—Siempre le agradaste.

—Sólo quería estar segura —dijo, y juntos caminaron hasta la puerta de su nueva casa—. Ya sabes...

Allison quería abrir la puerta pero al parecer no podía, así que Alex pasó brutalmente la caja en los brazos de Allison haciendo que ella arrojara los bolsos al suelo, y tomara la caja entre sus brazos como si fuera todo un bebé.

—Déjame intentar a mí —dijo Alex, y colocó la llave en la cerradura dando dos giros para abrirla por completo—. Listo, cariño -sonrió girando a ella.

—Ese es mi bebé —dijo Allison, y le besó la mejilla.

Alex ésta vez tomó los bolsos, y la rizada llevaba la caja —según ella "FRÁGIL"—. Así que el castaño se burló:

—Con cuidado, Alli. Allí hay platos muy frágiles...

—No es gracioso —dijo vAllison, y giró para mirarlo.

Y cuando lo hizo... tropezó.

Tropezó literalmente contra el escalón que estaba allí para subir, y cayó al suelo. Un ruido de platos rotos contra el suelo se oyeron, y Allison quedó mirándolos allí, con medio cuerpo en el suelo y con los brazos extendidos. Estaba en shock.

Todo quedó en silencio.

No duró tanto, ya que las carcajadas de Alex rompieron aquél silencio.

—Oh, amor. Lo siento, lo siento —rió el castaño—. No importa, cariño. Compraremos otros.

Alex negó con la cabeza lentamente. Al parecer estaba algo... aturdido y con los llorosos.

—Qué rayos... —musitó ella—. ¡¿Qué rayos?! ¡MIS PLATOS! ¡NO!

Alex se cubrió la boca para reír en silencio.

Cuando Allison volteó a mirarlo, éste colocó una expresión seria para que supiera que también estaba algo... ¿dolido? Claro que sí.

Pero falló, y comenzó a reír nuevamente.

—Alex... no es gracioso lloriqueó—. No lo es.

—Oh, vamos Alli. Compraremos otros.

Ella se levantó del suelo y tomó la caja para dejarla encima del sofá. Y negó tristemente, diciendo:

—Yo quería esos, Al.

Alex dejó los bolsos en el sofá también, y fue lentamente a abrazarla por la cintura.

—Compraremos otros -le susurró.

Allison acercó su rostro al de él, y negó con la cabeza mirando hacia el suelo. Parecía una niña pequeña.

Sin embargo, Alex comenzó a darle besos repetidas veces en los labios haciéndola reír.

—Te has reído -le dijo él sonriendo.

—Cállate. Ahora no tenemos —suspiró—. platos.

—Luego compramos, Alli —dijo Alex y se separó de él—. ¿Quieres que empecemos?

Ella asintió.

La rizada tomó un bolso, y Alex el otro para subir arriba y comenzar a desempacar la ropa que faltaba. Y cuando terminaron se recostaron en la cama, muy cansados.

Allison suspiró pesadamente.

—Eso fue cansador.

—No inventes. No hemos hecho casi nada, Allison —dijo Alex girando para mirarla al rostro.

Allison llevó una mano hacia la boca de Alex indicando que se callara.

—Ssshh... Cállate.

—¿Cállate? —dijo él sonriendo divertido, para levantarse y encimarse en Allison para hacerle cosquillas haciendo que ella riera de repente-. No me digas cállate.

—Cállate —dijo Allison riendo a carcajadas—. ¡Para! ¡Para! -rió.

Cuando el castaño paró de hacerle cosquillas, su novia dijo:

—Falta poco.

—Lo sé.

—Cuatro años.

—Ha pasado tiempo —dijo ella enderezándose—. Ha pasado un largo tiempo.

v—Recuerdo cuando te he pedido que seas mi novia, seriamente —dijo Alex, en un tono bajo y dulce—. Ese día estabas tan enojada conmigo, y tan celosa además.

—Tenía motivos —dijo ella cruzando sus brazos.

—Eso no es cierto. Sólo malinterpretaste las cosas.

—Tenía motivos... —repitió ella y lo miró—. Ella estaba obsesionado contigo.

—Y yo estaba obsesionado contigo —la miró—. Sigo estando obsesionado contigo.

Allison sonrió a medias, y le dijo:

—Recuerdo que te he dicho: "¿Bromeas conmigo, Alex? ¿Crees qué soy idiota?" y tú dijiste...

—"Creo que el idiota soy yo por estar pidiéndote que seas mi novia, cuando lo único que quieres es matarme". Lo recuerdo —rió el castaño.

—"Déjame sola, Alex". Cuando no quería que lo hicieras.

—Nunca quieres que te deje sola.

—Eso es cierto

Y luego todo se descontroló —dijo ella—. Me besaste.

—Cuando me separé de ti, estabas llorando.

—No lloré.

—Lo hiciste —miró a Allison—. Y yo también.

—Te amaba —dijo ella en un tono sueve—. Te amo. Y sé que no voy a dejar de hacerlo jamás porque sólo mírate...

Alex suspiró, y negó.

—Se acabó este tema.

Pero Allison se acercó a él, tomándolo de las mejillas para acercarlo y rozar su nariz contra la de ella. Y sonreír.

—Créeme cuando digo que eres el chico más hermoso que mis ojos han visto —dijo Allison—. ¿No me crees?



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En el texto hay: romance, amor, tristeza amor

Editado: 06.10.2023

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