La casa de la abuela

La fiesta

Había tardado media hora en dejar de llorar, mis padres estaban asustados, tras decirles de manera torpe lo que había pasado, me habían visto con preocupación y escepticismo.

- ¿Estas segura? –mi madre cepilla mi cabello–, quizás por el miedo creíste oír cosas.

- Sí, tienes razón –digo derrotada, era mejor no seguir con aquello, ellos no me creerían de todos modos–, seguro fue la rata la que chillo y con el miedo que les tengo, me confundí, debí haberle dejado el seguro a la puerta, tenía algo de prisa, supongo –me encojo de hombros, mi padre había ido por mi teléfono al sótano, y me había traído las cosas–. Gracias papá –y era verdad, no quería volver a bajar.

- ¿Qué hacen aquí tan temprano? –pregunto más calmada.

- Son cerca de las ocho cariño, salimos siete cuarenta –dice mi padre extrañado–, me asusté tanto al oírte gritar, creí que quizás un ladrón o algo peor –niega y me abraza con fuerza, suponía que un ente no era nada en comparación con un humano.

- Ve a lavarte, pronto prepararé la cena –mi madre besa mi frente, tomo mis cosas y subo las escaleras mirando a todos lados, todo se sentía en calma, suspiro y entro a mi cuarto, la luz de las calles iluminaba un poco, todo parecía estar bien, ¿y si era algo de mi imaginación como decían mis padres? Dejo las cosas en mi escritorio y voy al cuarto a lavarme, me echo varias veces agua en el rostro, hago respiraciones y procedo a desarmar lo que traje.

A los quince minutos la cena esta lista, cenamos en una animada charla.

- En dos días será Halloween, tus primos quieren organizar una fiesta el fin de semana, en día de muertos, quieren hacer una combinación y, quieren que les ayudes, dicen que quieren que sea una típica fiesta México-gringa –los tres reímos y negamos con la cabeza, mis primos tenían ideas un poco extrañas con respecto a Canadá, como confundir los países.

Halloween caía en jueves, y el día sábado es 2, lo que era perfecto, no tendría que estresarme de más. Había sacado algunas decoraciones, disfraces y cuanta cosa me había parecido buena. Mi disfraz sería de Wednesday Addams, mi cabello tenía el largo perfecto para trenzarlas y bueno, mi piel era demasiado pálida, no necesitaría tanto maquillaje.

El fin de semana había llegado rápido y sin más incidentes, así que sí, había sido producto de mi imaginación.

El sábado me levanté temprano, hice las labores que me tocaban y un poco de tarea. A las dos, ya estaba libre y mis primos no tardarían en llegar, según ellos sólo vendrían unas cuantas personas, pero a saber si nuestros conceptos de unas cuantas personas eran similares.

- Adiós ma, adiós pa –digo caminando junto con ellos, habían decidido reunirse con mis tíos para permitirnos hacer la fiesta.

- Adiós cariño –escucho decir a mi madre, mi padre ya estaba en el automóvil.

- Elías va a pasar por dos personas más y algo de alcohol, y vienen para ayudarnos con la decoración, que chido que tuvieran tantas cosas prima –dice emocionado mientras entra, había alcanzado a ver a mis padres irse; pasa a la cocina y deja las frituras y demás botanas.

- No podíamos dejarlas, están muy geniales –digo comenzando a llenar los bowls, Erick comienza colgar los adornos más altos, en todo momento la puerta del sótano se mantiene cerrada.

Nos habíamos tardado más en esperar a los invitados que en la decoración y los disfraces.

En efecto, sólo había trece o quince personas, la música era tranquila y acorde a la temática; todos estábamos en la sala, cerca de la biblioteca; con bowls llenos de frituras y toda clase de golosinas. Todos contábamos historias de terror, algunas personales y otras que habían escuchado.

- La casa de la abuela me asusta –dice Elías, uno de mis primos.

- La abuela daba miedo, era un poco huraña –dice Jacky, su hermana.

- No puedo decir nada ya que nunca la conocí –me encojo de hombros.

- Este es el momento perfecto –dice una amiga de mi primo, se levanta y va por su mochila, regresa y deja en medio de nosotros, una tabla ouija–, hoy es día en que los muertos están entre nosotros –sonríe.

- No creo que sea una buena idea –digo algo angustiada, había visto vídeos de gente que lo había hecho y nada había resultado bien.

- Vamos, no pasa nada, ya lo he hecho antes –dice la chica, niego sin estar convencida.

- Vamos July, es divertido –dice Erick, mi otro primo.

- No, ustedes pueden hacerlo pero, yo no –me pongo de pie y me alejo de ellos.

- Como quieras –se acomodan alrededor, comienzan a manipular la tabla, a decir verdad, miraba a todos lados con el miedo latente a que eso apareciera y me mostrará que era real.

- Abuela, ¿estás aquí? –esa pregunta llama mi atención, miro como el triángulo se mueve hacia el yes, trago saliva, esto no podía ser bueno, comenzaba a sudar–, has algo para demostrarnos que estás aquí –dice Jacky, miro a todos lados, durante unos segundos no pasa nada, respiro aliviada, seguro que ellos habían movido el triángulo.

- Yo creo –un fuerte golpe en el cuarto de arriba me hace dar un salto, miro al techo–, seguro algo se cayo y –un golpe en la pared detrás de mí me hace saltar, siento mis piernas débiles a pesar de estar sentada.



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En el texto hay: fantasmas, demonios, secretos familiares

Editado: 05.11.2021

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