La casa de la bruma

24. Núremberg

El titular en primera plana afirmaba: «Un tribunal juzga a los criminales de guerra». Ada compró el diario en el puesto acostumbrado, en Rivadavia y Callao. Alfredito la saludaba siempre con la misma frase: «Buenos días, señora Graf» y la miraba con intención de agregar un: «¿Qué pasa que ya no viene el señor Weimann?» Ella sonreía y partía lo más rápido posible, con el periódico en la mano.

Los Procesos de Núremberg fueron un conjunto de juicios llevados adelante por las fuerzas aliadas vencedoras al final de la guerra. Se necesitaron 273 sesiones para juzgar a diferentes líderes y dirigentes nacionalsocialistas.

Los procesos habían comenzado el 20 de noviembre de 1945 y se dieron por terminados el 1 de octubre de 1946. Ada había estado siguiendo los casos de cerca pero discretamente, con miedo y a la vez esperanza de encontrar el nombre de Johann Weimann entre los imputados, los testigos o las víctimas. En todos esos meses, no había encontrado que él estuviera participando de los juicios en Alemania.

Como resultado de los juicios de Núremberg, fueron acusadas 611 personas. Un grupo de nazis sería ejecutado en el gimnasio del Palacio de Justicia de Núremberg. Otros doce encausados serían condenados a cadena perpetua, tres terminarían absueltos y dos, sin condena.

Para llevar adelante los procesos, los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética habían elegido el Palacio de Justicia de Núremberg por el simbolismo que representaba. Era allí donde se hubo dictado las Leyes Raciales contra la población judía en 1935, en lo que había sido el comienzo de todo.

Las reacciones ante los procesos fueron variadas a nivel internacional. La mayoría de los países se encontraba satisfecho con los resultados mientras que muy pocos se oponían a estos. Entre ellos, estaba la Unión Soviética, que criticaba las absoluciones y las penas de prisión leves. En la Argentina, la prensa apoyó ampliamente los frutos de los juicios. Por otro lado, Ada conocía la cadena que recibía y movía periódicos alemanes fascistas entre la población germana en Buenos Aires. Más de una vez se había aventurado, pañuelo en la cabeza y gafas grandes oscuras, a entrar en un bar en Palermo frente al Parque Las Heras: Die 3 Musketiere (Los tres mosqueteros).

Sentada en la barra, se dirigía al barman en alemán, esperando copiar el acento de Weimann lo mejor posible.

Guten Morgen. Kaffee und Strudel. Bitte (Buenos días. Café y strudel. Gracias).

Guten Morgen. Jetzt. Bitte (Buenos días. Ahora. De nada).

Steht noch mehr in der Zeitung darüber? (No hay nada en el periódico?)

Ja, Ma’am (Sí, señora).

Eran las palabras claves que hacían surgir el periódico alemán de debajo de la barra de madera oscura. No solo provenía de Alemania sino que era escrito por los nacionalsocialistas que se mantenían en sus ideales extremistas. Habían estado presentes en los juicos de Núremberg y describían la causa como una injusticia hacia aquellos que habían pretendido formar una nación limpia, sana y perfecta.

Ada leía rápidamente (pues era poco el tiempo que podía tenerlo a su disposición) y agradecía que su conocimiento de la lengua germana fuera tan limitado. Con frecuencia, se preguntaba cuántos pasaportes habría preparado para gente que compartía esa ideología. Entonces se aferraba a las palabras de Johann (Niko): «Nosotros salvamos familias, niños y abuelos»; se abrazaba a esa certeza y seguía adelante.

Zwei Portionen dem strudel, herr R. Für meine Tochter (Dos porciones de strudel, señor R. Para mi hija).

Ich wusste nitch, dass du hast eine Tochter (No sabía que tenías una hija).

Ja, sie ist Nicole (Sí, ella es Nicole) —imprimió al nombre el acento de Johann (Niko).

Fräu Graf abrió la cartera y rebuscó hasta encontrar la billetera. Allí estaba la miniatura de Nicole, fotografiada en un estudio con todo su esplendor. Había sido tomada el verano pasado, por eso la niña llevaba un vestido ligero, un bombachón y los zapatitos blancos que tan hermosos le sentaban. Sus cabellos rubios se enrulaban y su sonrisa marcaba pequeños hoyuelos; en conjunto, parecía la versión argentina de Shirley Temple. No se podía esperar menos de la hija de una belleza como fräu Graf. Sin duda, herr Graf hubiera sido un hombre afortunado, de haber estado con su familia. Herr R no podía dejar de sospechar que, por alguna desacertada vuelta del destino, ese marido y padre se había quedado en Alemania mientras su familia huía. Había escuchado historias sobre una red de colaboradores que enviaban pasaportes al país germano para salvar hombres y familias nazis. Quizás esta era una de esas situaciones. Era la única explicación que le daba a las visitas de esa mujer que al principio llegaba toda cubierta y que, para cuando la temperatura empezaba a subir, había mostrado su rostro por primera vez.

Así fue como Ada se ganó al grandote de detrás de la barra. A veces, él le explicaba las noticias del diario y le hacía notar ciertos elementos que distinguían a los redactores. Y con cada escribiente que reconocía, encontraba también la línea editorial que perseguía: algunos eran más duros, otros más blandos. La mayoría abogaba por una vuelta del ideario del Tercer Reich. Si bien Hitler había muerto más de un año atrás, según las informaciones oficiales, el 30 de abril de 1945, muchos de sus seguidores desconfiaban de esa información y esperaban que volviera, junto con varios de sus seguidores, de la América del sur a donde se habían refugiado.

 

Julia consiguió trabajo de fin de semana en una mercería, poniendo orden al desorden de la semana. Durante la semana, cuidaba de Nicole y estudiaba para ser secretaria en la Academia Pittman de Callao. La vida de las amigas se desarrollaba casi completamente en el barrio de Balvanera, especialmente la zona del Congreso de la Nación. Los fines de semana, Ada tomaba a Nico de la mano y salían a jugar a la plaza del Congreso. La madre llevaba un bolso de tela con una muñeca, una pelota, una soga para saltar, una palita y un baldecito con el que la niña rebuscaba en la esquina de uno de los jardines.



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En el texto hay: historia, amor

Editado: 17.11.2022

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