La Casa de las Sombras

Capítulo 6: Los recuerdos traumáticos

La oscuridad dentro de la biblioteca de la mansión Ravenswood se volvió pesada, como un velo que impregnaba cada rincón, cada sombra. A medida que el grupo luchaba por comprender la magnitud de sus descubrimientos, una extraña sensación de desasosiego comenzó a reinar entre ellos. El canto previo finalmente había cesado, pero en su lugar, el silencio pulsaba con el eco de lo que habían oído y lo que apenas comenzaban a comprender.

“¿Qué vamos a hacer ahora?” preguntó Tom, su voz resonando en el aire enrarecido. “Estamos a punto de desatar algo que parece más grande de lo que podemos soportar.” A pesar de su tono de preocupación, había un destello de curiosidad en sus ojos —una mezcla de temor y el deseo de conocer la verdad.

“Necesitamos concentrarnos en el diario,” dijo Julia, mientras se aferraba al libro con tensión en sus manos. “Todo lo que está ahí puede darnos respuestas.” Su corazón latía con un ritmo constante, su mente trazando un hilo que trataba de unificar sus pensamientos, pero no lo lograba.

Diana, que hasta este punto había estado observando y escuchando atentamente, sintió que el miedo de sus amigos se alzaba. “Pero hay algo más aquí. No solo somos nosotros; esta casa está viva de alguna manera. Tal vez algunos ecos del pasado están empezando a… interaccionar con nosotros.”

“¿De qué hablas?” interrumpió Mark, sintiendo que el aire lo envolvía en una manta de pesadez. “¿Acaso crees que la casa tiene algo que ver con lo que hemos encontrado en el diario?” La incredulidad era palpable en su voz, pero a medida que la tensión aumentaba, su espíritu aventurero se hacía cada vez más fuerte.

Sin embargo, a pesar de sus palabras, una parte de él sabía que tenían razón. Ravenswood había sido un refugio de secretos oscuros por mucho tiempo, y esos secretos podían estar salpicando a la superficie, creando conexiones entre los fantasmas del pasado y su propia juventud llena de traumas y secretos no compartidos.

“Miremos más a fondo,” sugirió Julia, mientras pasaba las páginas del diario con determinación, buscando un pasaje que pudiera desvelar más acerca de los rituales y los ecos. “Aquí hay algo que podemos utilizar. Hay historias en estos relatos que podrían estar barreando todo lo que está sucediendo —un hilo entre el pasado y el presente.”

Tom asintió, comenzando a leer en voz alta una entrada que captó su atención. “Habla de un grupo de amigos, como nosotros, que entró a la mansión y se vio atrapado en un ciclo de sufrimiento. Dicen que dentro de los muros hay memorias atrapadas que esperan ser liberadas, pero también hay advertencias sobre las visiones que podrían causarte un gran daño.”

“¿Visiones?” murmuró Julia, absorta en las palabras. “¿Qué tipo de visiones?”

“Parece que cada uno enfrenta sus propios recuerdos traumáticos, aquellas cosas del pasado que intentan olvidar. Puede que eso sea lo que nos está sucediendo.” Tom habló cautelosamente, sintiendo que la tensión se interponía entre ellos.

Un sombrío silencio recorrió el grupo en ese momento. Las palabras resonaron en la mente de cada uno, y un horror familiar comenzó a aflorar, del que nadie había hablado, de lo que nadie había querido compartir.

“Recuerdos traumáticos…” repitió Diana, sintiendo un escalofrío que la obligó a mirarse en el espejo de lo que todos habían evocado a sus vidas. Pensamientos que habían estado retenidos comenzaron a brotar y llenaron el aire de la biblioteca. Era una mala racha; algo oscuro se cernía más cerca de lo que estaban preparados para aceptar.

“¿Por qué no hablamos de ellos?” dijo Mark, rompiendo el silencio y sonando con una valentía vacilante. “Tal vez enfrentar estos recuerdos es la única manera de seguir adelante. Empezar a lidiar con lo que nos ha atormentado podría desatar estos ecos.” Su mirada era una mezcla de desafío y vulnerabilidad. “A veces, la verdad es más dolorosa que la mentira.”

Julia sintió cómo su pecho se apretaba, lo que había mantenido almacenado en su interior comenzó a asomarse, y un temor indescriptible la obligó a recordar. “Nunca hablemos de esta historia,” comenzó, su voz temblorosa pero cavernosa. “Cuando era más joven, veía a mi hermano discutiendo con nuestros padres. Siempre había tensión en el aire…” Se detuvo, luchando por encontrar las palabras y lidiando con imágenes que llegaban como flashes repentinos.

“¿Recuerdas el día en que mi hermano desapareció?” continuó, sintiendo como el frío se apoderaba de su alma. “Estaba copiando una tarea en su habitación, y cuando volví, había desaparecido. Nunca hablamos de él después.” El peso de sus palabras colisionó contra todos como un golpe directo, un recordatorio de que la tragedia reside en el pasado.

Tom asintió solemnemente. “Yo… nunca hablé de la muerte de mi abuelo. Siempre fue un hombre fuerte, pero un día se fue. Recuerdo que, incluso después de su despedida, tenía la sensación de que lo había fallado... No pude conseguir decirle lo que significaba para mí antes de que fuera demasiado tarde. Ha sido un peso que he asimilado, y no sé cómo arreglarlo. No tengo respuesta.”

Las voces alrededor comenzaron a murmurarse, cada uno hablando de sus hogares, sus tristezas silenciosas, esos recuerdos que los acechaban. Diana cerró los ojos y trató de encontrar su voz. “No quiero recordar el momento en que perdí a mi padre. Éramos tan jóvenes… La vida nunca volvió a ser la misma sin él. Me sentí abandonada. Durante años, intenté llenar ese vacío, pero no podía. Estaba atrapada en ese eco de dolor."

Mark los observó, sintiendo la pesada carga de sus recuerdos y riendo; lo que estaba escuchando era tanto su carga como la de ellos. “Ahora que lo pienso, el día que perdí a mi amigo en un accidente de coche podría haber sido el primer paso hacia lo que nos entrampó en nuestros propios mundos. Durante años, viví con esa culpa y nunca supe cómo liberarme de ella. Oremos esta carga entre nosotros se convierta en nuestro ancla…”




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