La Casa De Mis Sueños

EL HALLAZGO

Llego la mañana del domingo y Paola despertó justo cuando su reloj biológico le indico, el reloj que encabezaba la entrada a su habitación marcaban las nueve de la mañana, la habitación ya se iluminaba por un pozo de luz que dejaba entrar los rayos del sol convirtiéndolos en iluminación de toda la habitación, se levantó de golpe y fue a buscar debajo de su cama el teléfono celular, su impulso fue tal que no se percató que el teléfono se encontraba el en buró, jamás viajo hacia debajo de su cama como ella lo recordaba, lo tomo entre sus manos y vio que aparecían tres mensajes de notificaciones que mostraban la leyenda <<nueva grabación en curso>>, desconcertada y llena de curiosidad Paola accedió a cada una de las notificaciones, en la primera se veía a su tío abriendo la cerradura de su habitación y volteando hacia la cámara, la misma escena contemplada por la adolescente pero con un semblante normal, lo que en la madrugada había sido una imagen que se contemplaba como aterradora, en la mañana parecía tan normal que se sentía estúpida de algún modo habiendo sentido tantas sensaciones tan extrañas en medio de la noche, tan rápido como su habilidad con el manejo del teléfono celular se lo permitía desplazo uno y otro video quedándose cada vez con una sensación más de frustración y estupidez, efectivamente su tío abrió cada una de las cerraduras de la casa y sin asegurarlas las cerraba nuevamente pero en cada uno de los videos todo lucia tan normal que era inútil pensar en causar alarma alguna, los ojos normales, la boca normal, la espalda sin bultos o montículos fuera de lo ordinario, quizá se trataba de alguna escapada nocturna que su tío realizaba con alguna pareja furtiva que no fuera de su conocimiento y ella estaba justo ahí de inmiscuida en asuntos personales de su tío, incluso eso la ponía algo tensa y con una sensación de incomodidad.

Llegaron las 10 y las 11 de la mañana, los abuelos comenzaban sus actividades diarias, Paola comenzaba a realizar las actividades habituales de un domingo más temprano de lo habitual; hacer la cama, darse un baño matutino, preparar su cesto de ropa sucia para que la lavadora dejara las mudas de ropa listas para tenderse, su tío no se manifestaba de ninguna manera, la puerta de su recamara seguía cerrada, no se podía ver ningún movimiento, todos pensaron que permanecía cansado pues la repentina visita a laboratorio del sábado con la instalación de las cámaras y la salida nocturna de la que había sido testigo Paola quizá provocarían una prolongación del sueño del hombre en cuestión y llegado el medio día el abuelo de la joven se dispuso a girar la manija de la puerta de la habitación de su hijo, su sorpresa fue que no había nadie en la habitación, su ausencia era evidente y la habitación carecía de todo frio que anteriormente se había manifestado en esa habitación, de inmediato se escuchó un grito que recorría la casa en sus dos plantas donde llamaba el hombre de edad avanzada a la joven por su nombre “Paola”, por supuesto la muchacha corrió hacia la puerta que colindaba con la habitación del tío atravesando la cocina y el área de servicio, se frenó en seco al ver a su abuelo pálido y el anciano le pidió que se comunicara con su tío de inmediato, la joven subió a su habitación por su teléfono celular, bajo las escaleras y llego a su abuelo y le indico que estaba por mandar un mensaje a su tío, el anciano no hizo gesto alguno a excepción de cruzarse de brazos y esperar que la respuesta de su hijo fuese comunicada por Paola.

Al momento de enviar diversos mensajes en los que se veían textos como: ¿Dónde estás? ¿estás bien?, un zumbido salía de la habitación de su tío, el teléfono celular se encontraba sobre un buró contiguo a su cama, ambos familiares intercambiaron miradas de preocupación acompañadas de un tono pálido en la tez de ambos, convinieron a simple vista no mencionar nada a la abuela pues posiblemente la impresión y la preocupación de inmediato podría causar algo más que solo preocupación en ella, la joven trago saliva y de inmediato tomo el teléfono celular y recurrió a las grabaciones noctambulas para mostrarlas al abuelo, el hombre se ajustó los anteojos mientras prestaba atención, su mirada y su expresión se suavizo de inmediato dando paso a suposiciones masculinas, le regreso el teléfono a Paola terminando las tres filmaciones y le dijo casi al oído <<Diré a tu abuela que tu tío tuvo una salida nocturna, pues es normal que a su edad busque ciertas cosas que el mismo cuerpo solicita, no te preocupes hija, no debe demorar en llegar>>

Paola guardo su experiencia en su pecho pues sabía que aunque todo apuntaba, no se había tratado de un sueño pues las sensaciones aun eran parte de su sistema nervioso, transcurrió más del medio día sin noticias del tío, la preocupación y los malos pensamientos carcomían el cráneo de la adolescente haciendo pensar mil y un ideas en su cabeza hasta que por su propia decisión tomo su mochila pensando que eso podría servirle de ayuda y comenzó a caminar en dirección a la que su tío se dirigió en la última filmación del video, justo hacia donde había una fábrica abandonada desde hacía unas tres décadas, Paola recorrió toda la calle hasta llegar a la avenida que cortaba en dos la colonia, cruzo en dirección a la fábrica que justo desde esa calle parecía un castillo medieval iluminado ya por lo amarillo de la luminaria urbana que decoraba sus paredes de piedra interminables, las calles llenas de baches rellenados de piedras y unas casi extintas palmeras indicaban que a pesar de ser un paisaje que alguna vez fue hermoso ahora lucia más tétrico que la mayoría de relatos de terror que había escuchado anteriormente la chica, recorrió todo el contorno de la fábrica por una acera del ancho de una sola persona de mediana corpulencia, la calle se mostraba vacía digna de ser domingo en medio de una fábrica abandonada, camino durante unos doscientos metros quizá hasta que el muro de piedra doblaba en escuadra hacia la izquierda, en ese momento se frenó en seco y titubeo entre seguir en línea recta o seguir la barda hacia la izquierda, si continuaba en línea recta se encontraría con un pequeño jardín que hacía glorieta a un pequeño fraccionamiento donde en ocasiones salía a jugar después de la escuela, si doblaba hacia la izquierda en concordia con la barda de la fábrica se toparía con un callejón a unos cien metros que servía como zona de carga y descarga hace décadas y donde los delincuentes entraban y salían de las ruinas como si se tratase de su casa, hacia el fraccionamiento no era muy posible hallar algo que indicara alguna situación fuera de lo ordinario así que camino hacia el callejón y se dispuso a entrar a la fábrica, cada paso que daba para acercarse al callejón lo daba un poco más lento pues el frio en esa zona por la humedad filtrada en la pared de rocas y por la ausencia de iluminación natural hacia que su piel se erizara provocando escalofríos mezclado con la incertidumbre que tenia de solo pensar en llegar al callejón, a tan solo dos metros de llegar al callejón se bajó de la acera y camino hacia la calle, el tránsito vehicular era nulo por esa zona, quiso tener una mejor perspectiva de la entrada al callejón.




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