La casa de nuestros secretos

Capítulo 1: "El pastel de chocolate"

Me duele la cabeza y cada vez los números se pierden más en la pizarra. A mi lado Paige dibuja círculos en una hoja y más adelante,  Ulises simula estar escuchando con la capucha de la campera ocultando sus auriculares. 

El profesor Sorel no es uno de los más interesantes, su voz sosa es más una canción de cuna que apta para las clases didácticas que tiene en mente. Hoy se nota  más entusiasmado que de costumbre, supongo que hablar sobre las propiedades de la membrana plasmática es la razón. 

A las 10 ya nadie presta atención, dos horas más pensaba y mis ojos revoloteaban por el reloj cada que rebotaba la cabeza rogando que al menos hayan pasado un par de minutos pero no, su clase va mucho más lenta. 

El cansancio que tengo se debe a las tres vueltas que le había pegado a la costanera, de esquina a esquina, con tal de cansar a Bruno, es demasiado revoltoso y el encierro lo altera. Para tener muebles lindos hay que tener perros contentos. Incluso para mi alegría, el parque estuvo totalmente vacío hasta las veintitrés, cuando decidí desaparecer.

 Bruno no siempre fue así, es un perro muy inquieto pero antes contaba con los paseos de Nicolas y sus jueguesitos a tirar el palo que le encantan, sin embargo, el verano pasado se marchó a la facultad y en la casa solo quedamos tres; mamá, Bruno y yo, incluso Ollín nos había abandonado. Nunca confíes en que tus gatos vuelvan después de ir de parranda, castrarlos es la única forma de que te sean leales.

Sigo machacando el mismo trocito de manzana desde hacía 20 minutos, que estará pasando entre Olivia y Lucas, la pequeña pelirroja parecía prendida fuego y a él no pareciera importarle tanto, se limitaba a acariciarle la mano y sonreirle a un par de chicos que pasaban a su lado. Tener novia, escoltar la bandera y el título de capitán al mismo tiempo, no debe ser fácil. 

No los observaba de chusma, sino que sus actitudes llaman mucho la atención además de ser la pareja más popular en este momento. Ella es la líder de porristas y él, bueno. Ya mencioné sus títulos...

Como siempre estábamos en medio del pasillo debajo de un gran espejo al subir las escaleras, era nuestro lugar. Desde ahí se puede observar todo, desde la sala de profesores hasta los baños e incluso la sala de música, todo desde ese pequeño rincón. 

Paige es una chusma de primera, antes de conocerle no solía enterarme de mucho pero con ella es diferente. Paige es la definición de periodista de cotilleo sin la parte de periodista, se entera de todo, de todos e incluso hasta de lo que ni las mismas personas saben. Información de calidad, diría. Así nos habíamos enterado de que Joel foster, presidente del centro de estudiantes había robado los fondos recaudados para un asilo de ancianos, y estirando un poco más las orejas, también nos habíamos enterado de que había sido su padre quien lo ha delatado, siento así que el jueves a primera hora lo trajo a tirones frente a la directora para que confesara su crimen y por consiguiente, abandonara el puesto de presidente, sin embargo, no lo han expulsado ni suspendido, debido a las influencias de su padre. 

Jamás entenderé la razón de dicho robo, Joel no era de aquellas personas que necesitaran beca o que estuvieran ahí con gran esfuerzo, tan solo con ver su mansión en la costa te darías cuenta de que no le falta nada. 

Tratando de afinar la vista para lograr enfocar a cada una de las personas del salón, terminamos el receso. 
 

En la clase de Física hay profesor nuevo, un tal Paulo Contreras o Castruccio, tiene a a notas las chicas de la clase suspirando. Su mandíbula bien marcada es sexy pero sus ojos cansados, las canas y las pequeñas arrugas que se le forman a los lados de sus ojos son indicios de su edad. Paige no es de lata, ella también suspira junto a mi. Es una más de aquellas chicas que podrían liarse con el profesor sin problemas; es alta, morena y con una melena reluciente de color caramelo que desprende un fuerte olor a shampoo de vainilla.  De todas formas quiero pensar que ella esta más arriba de un simple liarse con el profesor suplente. Paige es una de las pocas amigas o la única que tengo dentro de este colegio, nunca fui buena para relacionarme; digamos que me cuesta decir cosas agradables o quizás, me cuesta cerrar la boca o callar mis pensamientos .

Mientras el profesor vuelve a explicar me concentro en los cuadros de su camisa, es de tonos terracota y raramente trae un moño azul; me pregunto si habrá tenido problemas en otros colegios por su apariencia, tengo entendido que fue obligado a renunciar de su antiguo empleo. No mencionaré los medios por los que me llegó aquel informe.

- Bueno ya se pueden ir, recuerden armar la infografía sobre las leyes de newton para la próxima clase- me perdí el toque de la campana por estarme de soñadora- ¿señorita Van der Hayde, podría quedarse un momento?- asentí, acercándome con todas las miradas pegadas a la espalda, ¿qué  querrá?- ¿está todo bien?-lo miré aún más desconcertada- estoy al tanto de su situación familiar y quiero que sepa que estoy totalmente a su disposición para hablar, las ultimas dos horas no ha mirado la pizarra ni una sola vez.

- Si, disculpe, esta todo bien. simplemente no logro concentrarme hoy pero ya estaré mejor para la proxima clase, no se preocupe. En mi familia está todo bien-me apresuré a decir, que todos esten tan al tanto, como dijo él, del reciente divorcio de mi mamá me pone de los pelos ¿qué a caso no hay privacidad? Seguro fue ella quién se ocupo de venir a avisar, sé que la preocupa no tener tanto tiempo para hablar conmigo y si le agregamos el que soy bastante reservada, entiendo.



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En el texto hay: cartas, romance, misterio

Editado: 29.11.2020

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