La casa de nuestros secretos

Capítulo 4: "Reglas de como comportarse"

Vamos de nuevo a la casa de Sandy, todavía tengo miedo de contar que me sentí perseguida aquel día, sé que si saben me negarán volver a ir, como lo hizo Paige; pero realmente quiero ir, por curiosidad más que nada; quiero averiguar que fue, que era eso que me estaba siguiendo, que lo podía sentir mas no ver por la oscuridad que había.

La entrada sigue igual, todo impecable, las flores bien erguidas, las jardineras ordenadas por colores y el pasto minuciosamente cortado. Todo perfecto como a ella le gusta. Cuando abrimos la puerta esta todo en silencio; ni la radio ni el televisor estan encendidos a pesar de ser casi mediodía.

-¿Seguira durmiendo?- Pregunta retoricamente mi mamá antes de subir las escaleras.

Sigo bajando las bolsas con cosas que le compramos para ella, jabón, verduras, cosas que no consigue por sus alrededores, etc; las voy poniendo juntas al lado de la entrada para luego acomodarlas más cómoda; cuando un grito agudo me sobresalta, provocando que suelte las bolsas.

-LENA- Al principio de la escalera me esperan una cara roja, unos ojos abiertos de par en par y un mar de lagrimas descontroladas- LENA- La miro, sin llegar a entender bien que le pasa-LENA, ELLA, ELLA ESTA-Señala continuamente la habitacion-ELLA- Baja  corriendo las escaleras directo a su bolso, me lo arranca de la mano incluso antes de poder soltarlo, lo voltea y tirando todo recoje su celular para empezar a marcar aquel número tan conocido...911.

Sigo parada en el umbral de la puerta, no he siquiera parpadeado desde el primer grito ni tampoco me tomé el tiempo de preguntar por aquella frase que no pudo terminar de armar. Minutos después, rodeada de las bolsas, mientas mi cuerpo congelado tiembla, pasan por mi lado los camilleros corriendo a  toda velocidad.

-Lena, Lena- me llama, sin que la mire- Lena por favor busca ropa, zapatos, busca las cosas que vayamos a necesitar- repite, un par de veces, más de las necesarias. Hasta que solo se levanta ella y prepara el bolso. Cuando pasan junto a mi, alcanzo a ver que Sandy lleva el cabello húmedo casi mojado y que la ropa que mamá seguramente le puso esta igual.

Parada aún en la puerta las veo marchar y no puedo evitar sentirme culpable por seguir parada con la boca abierta, rodeada de las bolsas en la entrada. Hubiera podido reaccionar, ayudar de algún modo, pero no hice nada. 

Maldita seas, Elena. Maldita seas.

Retarme ahora, a mi misma, no arregla nada ¿Se habra caído en la ducha? Lo sabría si me hubiese movido de ahí. Entro el resto de las cosas, las acomodo lo mejor que puedo y salgo de allí. Atravieso la puerta trasera, el bello jardín, los rosales y las enredaderas que conforman el muro, si sigo allí hasta que vuelvan, solo seguiré martirisandome y estallaré.

El sendero tan amable como siempre pinta mi recorrido hasta la casa, subo y a penas entró me tiro en el sillón con la cabeza en las almohadas. Un par de lágrimas después, quizás una hora, me siento para respirar un poco.

En la pequeña mesita mis ojos encuentran un pequeño cuaderno de color azul, seguramente es uno de los tantos diarios que compartí con ese lugar; diarios repletos de temas intimos que me atormentaban por las noches dejandome sin dormir. Eran aquellos cuadernos los que agradecía poder esconder allí. 

Las primeras páginas de cada uno de mis diarios, siempre fueron las más trises ya que cada vez que comenzaba uno nuevo era más una necesidad vital para no caer más que un querer descargar, o quizás ambos. 

En este caso, el título decía:

"La niña que aún sueña"

 Otra vez estoy acá, tirada en mi cama llorando. Estaba leyendo un par de frases en Pinterest. Decian cosas que me hicieron sentirme identificada, demasiado identificada.

Lo que mas me tocó fue una frase "La niña que aún sueña" y solo eso basto para que rompa en llanto.

Nadie quiere esa nena.

Que chiste tiene decir "oh es la nena que sueña, la nena que aún tiene amor para dar y es pura".

¿Sabes cuantas veces me dejaron con la excusa de "sos demasiado buena. Demasiado pura y me da cosa corromperte"? A este punto siento la necesidad de pagarle a alguien para corronperme solo para no oirlo más. Me duele cada una de esas palabras aunque sean a lo que siempre quise aspirar.

La chica que todos quieren es la desinteresada. La que es falsa con todos y te trata bien solo por beneficio. Él lo había dicho "te vas a encontrar con muchos así" ¿Y si ya no quiero vivir?Me quiero morir al pensar en que quizás siempre esté sola, porque soy tan invancable, que me debo estar cuidando siempre de lo que digo, porque en cualquier esquina a alguien le va caer mal lo que digo. Que me debo cuidar de lo que hago porque en cualquier habitación alguien podría malinterpretarlo.

Ya me duele, ya no quiero. Siquiera siento que merezca poder derramar estas lágrimas.

24 de Noviembre

Si no me equivoco, aquello lo había escrito al poco tiempo de que mi papá se fue, me sentía sola, demasiado sola. Quería compañía y ya nadie jugaba conmigo, nadie me escribía, me había alejado de todos por mi propia desición. Fue una de las últimas veces a la que vine a la casa. 



#26985 en Novela romántica
#16932 en Otros
#2640 en Humor

En el texto hay: cartas, romance, misterio

Editado: 29.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.