Han pasado seis meses desde el gran diluvio. La Casa del Agua ya no es la misma. Sus paredes de piedra brillan con una luz interna, las cañerías funcionan a la perfección, y el murmullo que una vez marcó su pulso se ha convertido en un susurro tranquilo y constante, un sonido de paz. Ya no es una casa con problemas, sino una morada en armonía con el elemento que la habita.
El guardián, el hombre que intentó dominar el agua, está en el jardín, regando las plantas con un cubo. El agua lo ha despojado de su magia y de su malicia, dejándolo con su única habilidad restante: la jardinería. Él cuida de la tierra que tanto deseó controlar, un castigo que Elara, en su sabiduría, consideró perfecto.
Y Elara... ella se ha quedado. Ya no es la misma joven que llegó a la casa con una mezcla de curiosidad y miedo. Es la guardiana. El diario de su tía abuela se ha convertido en su guía, no solo para la casa, sino para su propia vida. Ha aprendido que la vida, al igual que el agua, debe fluir libremente, sin ser contenida ni forzada. Su conexión con la casa es profunda; puede sentir su bienestar en cada gota de lluvia que cae sobre el tejado.
El pozo en el sótano, el corazón de la casa, ya no es un abismo oscuro. Es un lago tranquilo, un espejo de agua pura que refleja el cielo. Elara visita el pozo a menudo, no para controlar su poder, sino para sentarse a su lado, en silencio, y simplemente escuchar su murmullo. Sabe que su tía abuela no la eligió por su fuerza, sino por su capacidad para escuchar. El agua, el ser de la casa, no quería ser dominado, sino entendido.
La casa del agua ahora es su hogar. Un hogar inusual, sí, pero uno que respira y vive con ella. El ciclo de la casa continúa, un ciclo de flujo y tranquilidad. Las canillas a veces sueltan una gota de agua, pero ya no es un grito de agonía. Es un suspiro de satisfacción, un saludo de la casa a su nueva guardiana. Elara se ha encontrado en la casa, y la casa se ha encontrado en ella. Y juntas, viven en perfecta armonía, en un final sin reflexiones, solo con el sonido del agua fluyendo libremente.