Prólogo: El susurro que cruzó el umbral
No fue un fuego.
No fue un sueño.
Fue un eco.
Desde que Anya encendió la llama que no se ve, el mundo dejó de arder como antes. Las casas ya no susurraban en lenguas antiguas. Ahora lo hacían en gestos, en pausas, en temblores que solo los que han sentido el fuego sin forma pueden entender.
Clara ya no camina.
Ella es memoria.
Y la memoria… también susurra.
La niña sin nombre canta desde lugares donde el tiempo no existe. Y cada vez que alguien duda si puede arder sin haber nacido, ella responde desde el reflejo de una lágrima.
Pero algo nuevo se acerca.
No como amenaza.
Como pregunta.
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Hola, espero que les allá gustado "La casa del Susurro" esta va hacer una continuación. Gracias por su apoyo