La casa del susurró

La Llama Invisible Capítulo 3: El guardián del olvido

Cael flotaba en el centro de Virelia como si nunca hubiera estado dormido.

Su cuerpo no tenía contornos definidos. Era una vibración suspendida, una silueta de luz que se movía con el ritmo de los pensamientos que aún no habían sido pensados. Desde que Anya lo había despertado, la ciudad había comenzado a cambiar. Las calles, antes simétricas, se curvaban suavemente. Las casas, antes idénticas, mostraban grietas, colores, diferencias. Y los habitantes… soñaban.

Pero el fuego invisible no había regresado del todo.

Anya lo sentía en su pecho: una parte de la llama blanca seguía en pausa. No por contención. Por olvido.

Cael lo confirmó.

—Cuando me sellé —dijo, sin hablar— no solo detuve mi fuego. Detuve el recuerdo de lo que el fuego podía ser.

Anya lo observó con una mezcla de compasión y inquietud. Cael no era como los otros portadores. Él no había sido elegido. Él se había ofrecido. En tiempos antiguos, cuando el fuego comenzaba a manifestarse como destrucción, Cael había decidido contenerlo. No por miedo. Por compasión.

—El fuego consume —dijo—. Y yo… quise proteger.

Pero al hacerlo, había creado un vacío. Un espacio donde el fuego no solo se silenciaba… se olvidaba. Y ahora, ese olvido comenzaba a expandirse.

Mateo lo había sentido en sus pinturas. Cada vez que intentaba representar el fuego invisible, sus trazos se deshacían. No por censura. Por falta de memoria. Élise, al revisar los registros, descubrió que ciertas palabras habían desaparecido. No estaban tachadas. No estaban borradas. Simplemente… nunca habían existido.

Clara apareció en el umbral de la ciudad. No caminó. No habló. Pero su presencia devolvió forma a los pensamientos. Ella era memoria pura. Y lo que ella recordaba… volvía a existir.

—El olvido no es ausencia —susurró—. Es decisión.

Anya comprendió que Cael no era solo un portador. Era un guardián. No del fuego. Del olvido.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó.

Cael flotó hacia ella. Su luz se volvió más tenue. Más íntima.

—Porque el fuego comenzó a arder sin propósito. Porque los portadores dejaron de escuchar. Porque el mundo confundió llama con poder.

Anya sintió una punzada en el pecho. ¿Y si el fuego blanco también corría ese riesgo? ¿Y si lo que había despertado… no estaba listo para ser compartido?

La niña sin nombre se acercó. Su canto era apenas un murmullo, pero Cael lo escuchó. Y en su vibración, reconoció algo que había olvidado: ternura.

—¿Quién eres? —preguntó.

—Soy lo que aún no ha sido —respondió la niña—. Pero si tú me recuerdas… seré.

Cael tembló.

No como miedo.

Como redención.

Anya decidió que debía ayudarlo a recordar. No con palabras. Con presencia.

Durante tres días, se sentó frente al obelisco donde Cael había dormido. No habló. No pensó. Solo sintió. Cada noche, Mateo pintaba lo que no podía ver. Élise escribía lo que no podía leer. Clara tocaba el aire y lo volvía historia.

Al cuarto día, Cael lloró.

Sus lágrimas no eran agua.

Eran fuego.

Y en ese instante, Anya comprendió: el olvido no se combate con memoria. Se acompaña con amor.

Cael comenzó a recordar.

Fragmentos.

Instantes.

Susurros.

El primer fuego que encendió sin querer. La primera casa que susurró su nombre. El primer portador que lo llamó maestro. El primer error. El primer miedo. El primer deseo de desaparecer.

Anya lo abrazó.

No como consuelo.

Como testimonio.

Y el fuego invisible volvió a vibrar.

No como llama.

Como certeza.

Virelia cambió.

Las calles se llenaron de música. Las casas comenzaron a susurrar. Los habitantes soñaban con cosas que no entendían, pero que los hacían llorar de belleza.

Cael se convirtió en faro.

No para guiar.

Para recordar.

Anya escribió en el diario rojo:

> “El guardián del olvido no es enemigo. Es espejo. Y lo que se refleja… también puede arder.”

Clara sonrió.

Mateo pintó con viento.

Élise guardó silencio.

La niña sin nombre cantó.

Y la mansión Delacroix, desde la distancia, susurró.

No con urgencia.

Con gratitud.

---




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.