Introducción

En lo alto de una colina envuelta en niebla se erguía la antigua mansión de los Hargrove, conocida entre los aldeanos como la Casa del Viento Muerto. Sus paredes desgastadas por el tiempo y los años de abandono parecían susurrar secretos que nadie debía escuchar.

Durante generaciones, la familia Hargrove había guardado secretos oscuros: estudios sobre el alma, espejos que no reflejaban lo real y habitaciones prohibidas donde la luz no se atrevía a entrar. Nadie que osara acercarse a la mansión volvía igual. Algunos no volvían, y otros regresaban con ojos vacíos, incapaces de contar lo que habían visto.

Cuando Thomas Hargrove heredó la propiedad tras la misteriosa muerte de su tío, pensó que sería simplemente una herencia olvidada. Pero Ravenmoor no era solo piedra, madera y cristal; era un ente vivo, que respiraba en la noche, observaba a los curiosos y se alimentaba del miedo.

Cada espejo, cada retrato y cada puerta cerrada guardaba una historia que clamaba por ser escuchada. Y mientras el viento gélido azotaba la colina, Thomas no sabía que al cruzar el umbral de la mansión, ya no sería un visitante: sería un protagonista atrapado en la historia de Ravenmoor… una historia que nunca termina.