La Casa En La Colina

En un pequeño pueblo olvidado, había una casa en la colina que nadie se atrevía a visitar. Se decía que sus paredes estaban llenas de lamentos y sombras. Aquella noche, un grupo de amigos decidió desafiar las leyendas y explorarla.

Al llegar, el viento aullaba entre los árboles, como si advirtiera a los intrusos. La puerta chirrió al abrirse, revelando un vestíbulo cubierto de polvo y telarañas. La oscuridad parecia cobrar vida, y cada pasó resonaba como un eco de advertencia.

Mientras recorrían las abitaciones, comenzaron a notar que no estaban solos. Sombras danzaban en las esquinas de su visión, y susurros apenas audibles llenaban el aire. Uno de ellos Marcos, se separo del grupo, atraído por una puerta entre abierta en el fondo del pasillo. Cuando la cruzó, se encontró con una abitación vacía, salvo por un viejo espejo cubierto de suciedad.

Al limpiarlo, no vio su reflejo, sino el rostro pálido de una mujer, su expresión desesperada, atónito, retrocedió, pero la puerta se cerró de golpe. Sus amigos, al darse cuenta de que Marcos había desaparecido, comenzaron a llamarlo, pero solo respondía el eco de sus voces.

La angustia creció cuando, uno a uno, comenzaron a desaparecer, arrastrados por la oscuridad que parecía cobrar forma. La última en quedar fue Elena, que se aferraba a la esperanza. Al buscar una salida, oyó un grito desgarrador que la hizo temblar. Con el corazón latiendo y desbocado, corrió hacia la puerta principal para encontrarla cerrada.

Desesperada, se giró y vio las figuras de sus amigos, pero sus rostros estaban vacíos, como si la vida los hubiera dejado. Al acercarse, comprendio que lo que miraba no eran ellos, sino sombras de lo que habían sido.

El suelo tembló, y la casa pareció cobrar vida, las paredes susurrando sus secretos más oscuros. Sin más opción, Elena se lanzó hacia el espejo, esperando encontrar a Marcos al otro lado. Pero al cruzar, se dió cuenta de que había entrado en un mundo de pesadilla. La casa había reclamado a sus amigos, y ahora, ella sería parte de su historia, atrapada para siempre.

Desde entonces, la casa en la colina permanente en pie, esperando a los próximos valientes que se atreva a cruzar su umbral, con susurros que invitan a la perdición.

Fin.

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