Kendall, Gran Bretaña
1931.
Escribía con rapidez, aun así se notaba la bella caligrafía y la pulcritud de la hoja. Ahora debía entregarla, necesitaba volver al juego.
Un fuerte golpe le hizo mover la mano manchando la hoja, demonios, debía comenzar de nuevo. Escucha pasos desesperados, puertas abriéndose y cerrándose sin parar, y luego, silencio.
Suspira agradeciendo de manera interna por el precioso silencio, ya podía terminar su creación en paz. Redacta con cuidado cada estrofa, amaba esa canción, su madre siempre le cantaba antes de dormir, antes de que su padre volviese alcoholizado y golpeara a su madre sin parar. Se quedaba en silencio, y hacía que dormía cuando su madre le revisaba, la escuchaba sollozar bajo y salir.
Había ocho invitados, había ocho invitados, uno se metió en un brete ahora sólo quedan siete.
Había siete invitados, había siete invitados uno ya no lo veréis nada más quedaron seis.
Había seis invitados, había seis invitados, uno pego un brinco y ya sólo quedan cinco.
Había cinco invitados, había cinco invitados, uno se murió ahogado nada más quedaron cuatro.
Había cuatro invitados, había cuatro invitados, uno se comió un pez ahora sólo quedan tres.
Había tres invitados, había tres invitados, uno desapareció, ahora sólo quedan dos
Había dos invitados, había dos invitados uno cayó en un tubo, ya sólo queda uno.
Había un invitado, había un invitado, salió a correr ahora sólo queda usted.
Sonríe con satisfacción, la dobla con mimo y sale cantando en voz baja la canción, sería una gran noche.