La casa Lambert

Capítulo IV

Sin molestarse en despedirse corre a su habitación, con desesperación busca la carta, esta se encuentra en el suelo; la coge y comienza a leer. Camina a su escritorio, coge papel y lápiz, comienza a escribir los muertos y las circunstancias.

- La primera chica, se ahogó; un segundo chico, intoxicación por pescado, y un tercero, cayó en un brete, la canción dice ocho invitados –dice antes de salir corriendo, necesitaba hablar con la señorita Lestrange–. ¿Dónde está tu ama? –pregunta a uno de los sirvientes.

- En la biblioteca señor –dice él hombre asustado antes de huir de Hudson. Este camina hacia la biblioteca, entra sin llamar.

- Bueno, siempre es un gusto verlo, pase, no sea tímido –dice ella sonriendo con sorna.

- ¿Cuántos invitados tiene usted? –pregunta ignorando el tono de la mujer.

- Tenía ocho, los gemelos Chase y Agnes Baltimore, Lady Hetfields  y su nieta Charlotte, el joven Kasher y su madre Lady Levert y las primas Roseanne Howland y Winter Pemberton –dice mirando como Hudson anota todo con rapidez.

- Bien, ahora sólo queda la chica Baltimore, Lady Hetfields y Levert, así como Howland y Pemberton, gracias señorita Lestrange –dice dándose la vuelta.

- ¿No le parecen sospechosas las muertes detective? –susurra logrando que Hudson voltee a verla.

- Terribles accidentes, sin duda alguna, ¿o qué insinúa? –pregunta frunciendo el ceño.

- Por las leyendas, ¿acaso no las conoce? –pregunta alzando una ceja.

- Tonterías, historias para asustar a los niños –dice con desdén–, ahora, necesito inspeccionar los verdaderos asesinatos –le da la espalda y sale sin más.

Aún no podía decir nada acerca de esa extraña canción, no quería poner en aviso al asesino.

Bien, Charlotte había muerto ahogada, Kasher cuando cayó en el brete y Chase por asfixia, quedaban cinco: uno pego un brinco, a uno ya no lo veréis, uno desapareció, uno cayó en un tubo, salió a correr. Bien, podría comenzar revisando si en la propiedad había alguna tubería o algo parecido.

- Detective –grita un hombre entrando en la sala–, descubrí a este hombre intentando robar un caballo –dice uno de los empleados.

- Su nombre –dice Hudson acercándose a él.

- Brilla la luna escarlata cuando una fría navaja corta nuestra garganta –canta al tiempo que ríe como desquiciado.

- ¿Usted es el culpable de los crímenes perpetrados? –pregunta Hudson cogiéndolo con brusquedad de la camisa–, confiesa, ¿lo has hecho tú? 

- ¡Malditos todos, no conseguirán doblegarme a pesar de sus acusaciones! –grita al tiempo que golpea a Hudson usando su frente logrando que lo suelte. Él hombre corre desapareciendo en la oscuridad de la noche.

- No encuentro a mi prima –dice Roseanne bajando las escaleras como si su vida dependiera de eso.

Un golpe seco seguido de un grito los puso en alerta.

Hudson sabía, sin necesidad de salir a comprobar, que la señorita Pemberton había dado un brinco.



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En el texto hay: asesino, detective, desapariciones

Editado: 02.01.2022

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