Capítulo VII

Podía recordar con claridad aquel día, Campbell había encontrado una pista que los haría atrapar por fin al asesino de la casa Lambert, sin importar que le hicieran a la casa, está siempre terminaba manchada de sangre, tal era el caso del nuevo hotel, uno que había cerrado tan sólo dos meses después de su apertura, varios clientes habían muerto en circunstancias horribles.

En aquella fría tarde de noviembre, había rodeado la propiedad, pero sólo Campbell y él habían entrado, una mala idea.

A penas habían llegado a lo que era el gran salón, cuando Campbell cayó sujetando su vientre, él había corrido a su lado mientras una risa se dejaba escuchar por el lugar.

- Uno más –su voz resuena desde lo más hondo de aquella casa. Sin perder tiempo lo había cargado, sacado de aquel lugar y llevado con el doctor. Todo en vano, su mejor amigo, su hermano, había muerto desangrado.

A partir de entonces comenzó a buscarlo sin descanso, a pelear con su esposa y al final, la separación.

- Es increíble viejo amigo –dice en voz alta–, aún no puedo con él, aún no puedo vengarte –suspira cerrando los ojos. En aquel hotel había perdido a su mejor amigo, y otros, como Lestrange; habían perdido a un padre, madre, hermana, hermano, quizás muchos de ellos compartían un pasado en común, un pasado lleno de muerte.