La Casa Triádica

Capítulo III: 2

Sujetar la cálida mano de Michael era un gran alivio para Agnis. Sentía que ese mundo virtual al que habían entrado realmente era muy perverso, lo suficiente como para corromper cualquier inocente corazón humano que trazara una línea en él. El corazón de Agnis estaba fosforescente, debido a la luz luminiscente que provocaba Michael, que provocaba específicamente en él.
    
—¿Estás bien? —le preguntó Michael a Agnis. Agnis se sonrojó.
    
—Sí, lo estoy.
    
—¿Nosotros… tuvimos…? —Intentó preguntar Agnis titubeando.
    
Agnis vio que Michael intentó decir algo, pero fueron interrumpidos por un payaso que tenía como brazos unas grandes tenazas, un resto de piernas al estilo de escorpión y tenía una muchedumbre de dientes afilados.
    
—Creo que nos vamos a divertir —gritó el payaso al estilo de escorpión que se avecinaba con ímpetu hacia Michael y Agnis. Michael desenvainó su espada, la cual relució a través de todo el cuarto oscuro en el que se encontraban. El payaso se encegueció dando un paso quedo atrás y Michael fundió su espada llameante en el corazón del demonio. Este se incineró sin dejar cenizas atrás.
    
Cuando el fulgor de la espada dejó de ser, se pudo observar en la oscuridad brillantes ojos rojizos que parpadeaban y se estaban tratando de enfocar en Agnis y Michael. Se trataba de enormes murciélagos mutantes, tétricos que empezaron a circundar y rodear a Michael y Agnis. Agnis se atemorizó y se puso detrás de Michael sujetándose de él. Michael enterró su espada en un oscuro suelo virtual, de él se desprendió una llamarada remolinada que se llevó consigo a todos los murciélagos tétricos.  
    
Nuevamente aparecieron unos ojos brillantes azulados que parpadeaban y que se enfocaban en Michael y Agnis. Michael estaba preparado una vez más para seguir en el combate, pero lo que no sabía era que cada vez más Michael perdía su vitalidad angelical. Agnis se dio cuenta.
    
—Tenemos que salir de aquí —le gritó Agnis a Michael. Michael no estaba presto a decir palabra alguna, estaba tratando de cranear su estrategia.
    
—Estamos en una simulación virtual —profirió nuevamente Agnis a Michael, pero este, una vez más, no prestaba atención. Los contrincantes, esa vez, eran mucho más que los anteriores. Esta vez eran medusas con largas serpientes espantosas.
    
—Cierra tus ojos —gritó Michael.

 



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En el texto hay: angeles, demonios, deidades

Editado: 06.12.2020

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