La cascada de los deseos.

La teoría de la dualidad.

 

Hasta parece que para pintarlos

Usaste entre tus manos

Un rayito de Sol

 

Unas horas antes, también al caer esa misma noche; Lilth repetía casi sin pretenderlo las últimas frases que escuchó en el viento, del poema que Yurik le recitara a las ninfas, mientras observaba la imagen de un cuadro que adornaba su estancia, el cuadro mostraba un paisaje, pintura que tal vez alguna vez había sido robada de las galerías de arte de los Aquanos o de algún museo en Villa Florida, ya que representaba una vista panorámica del Valle de las Flores, desde alguna parte de Los Montes Lunares, lo que lo hacía extraño y fuera de lugar en aquél tétrico ambiente es que el paisaje era de día, con la imagen de un intenso Sol iluminando todo el valle.

 

   -Un rayito de Sol.

 

Pensaba mientras se preguntaba por alguna vez más en su vida, como sería la vida de día, ya que ella como una criatura de la oscuridad que era, estaba condenada a vivir de noche, no era la primera vez en su vida que pensaba en ello, ya que su temerario espíritu también era soñador, pero al escuchar la poesía que esa noche le llevara el viento, la añeja curiosidad por conocer la luz del día regresó, era algo así como si una nueva puerta se abriera en su cerebro, y resuelta abandonó su habitación para ir donde su padre, quien se encontraba en la gran biblioteca del castillo leyendo, cuál era su costumbre.

 

  -¡Padre, tengo una petición que hacerte! –dice Lilth al irrumpir en la biblioteca.
 

 

  -Y ahora… ¿Qué ocurrencia ronda por la loca cabecita de mi bella hija? –dice el rey Vlad posponiendo la lectura de un gran libro.

 

  -¡Quiero conocer la luz del día!

 

Contesta directamente y sin más preámbulos, y el rey tan sólo se le quedó mirando sin mostrar la más mínima señal de sorpresa, a los escrutadores ojos orientales de su hija.

    

  -Eso no es posible Lilth, los vampiros sucumbimos ante la exposición a los rayos del Sol; ¡Y eso tú lo sabes muy bien! –le contesta siendo igual de directo y parco con ella.

 

  -¡No digas que no es posible! –replica la chica. -¡Los maestros Omega son vampiros y soportan muy bien la luz del día!

 

  -¡Tú lo has dicho hija! Los Omega pueden ser guerreros diurnos después de un largo y durísimo entrenamiento, porque tienen que hacer una larga jornada desde aquí hasta el otro lado del planeta, al punto más recóndito y alejado del mar del olvido, a La Isla del Destino, donde queda resguardada la fuente de Abraxas (1) que es el último vestigio de su poder, donde basta una sola sumergida en sus aguas para despojar al que lo haga de todas sus debilidades pero lo difícil es llegar a ella.

 

-Muchos de nuestros maestros Omega sucumbieron varias veces a pesar de sus habilidades en combate, solamente el maestro Marcus Dimitri logró ir y volver en el primer intento, además de que cerca de ahí perdimos a tu madre junto con muchos legionarios, así que no insistas.

 

Le contesta el rey a la princesa tratando de ser duro en sus palabras.

 

  -¡Mi madre pereció en Risco Coreáis, no en La Isla del Destino! Así que puedes enviarme a esa isla escoltada por los maestros Omega.                   –insiste Lilth decidida a lograr su idea. -Entre los 5 que quedan fácilmente podrían sortear los peligros que se presenten.

 

  -Me temo que eso ya no es tan fácil. –dice el rey con seriedad y sin alzar la voz. -El último de los maestros Omega que logró convertirse en guerrero diurno, fue el maestro Omega Aztelán Composto y por el informe que entregó al regresar, presenció como una buena parte del ejército de Mirídia fue devastado, en un intento de llegar a La Isla del Destino, para apoderarse de La Fuente de Abraxas y trasladarla al Templo de los Dioses Olvidados para su confinación, lo que vio lo hizo deducir que sucumbieron mucho antes de llegar, así que existe la posibilidad de que ahora sea mucho más difícil; Aztelán tuvo que ser muy furtivo, ya que las nuevas criaturas que provienen de quien sabe cuál era de los humanos, que habitan en la isla atacan ferozmente a quien osa invadirla; ¡Además recuerda a su feroz guardiana, la Medusa (2)! Así que no insistas, que no arriesgaré a mis guardias reales, ni a ti a caer en tal odisea tan solo por cumplirte un capricho, aunque puedo enviarte escoltada con todas las legiones de guerreros no naturales de Nosferália, no lo haré, porque no sería justo para nuestras costumbres y los que han caído, tardan mucho tiempo en regresar porque esa isla queda muy lejos.

 

  -¡Pues entonces lo haré yo sola! –dice Lilth desafiante. –si piensas que tengo que derrotar a todas las criaturas erebales de la Isla del Destino, para obtener la habilidad de soportar la luz del día con honores, entonces iré yo sola a tomar un baño de esa fuente.

 




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