La cascada de los deseos.

Superman y Thor.

 

Las ninfas se fueron y el caballero del viento se quedó, aguardando con más ansias que nunca la llegada de la noche, impaciente sacó un cigarro de la cajetilla descontándolo al treceavo y mirando las volutas de humo, tratando de encontrar una respuesta a alguna de sus preguntas lo agarró la noche, como si el cigarro hubiera tardado horas en consumirse, siendo posible esto tal vez solo en aquél mundo de las historias olvidadas, porque; ¿A qué buen fumador no le gustaría que su tabaco le durara el tiempo suficiente para disfrutarlo completamente?

 

  -¡Diablos! Ya es de noche, la esperé con tantas ansias que ni cuenta me di cuando cayó, ahora solo queda esperar a que llegué la chulada esa que baja del cielo, aunque ni idea tengo de cómo le voy a hacer, tengo que encontrar la manera de que le devuelva sus corazones a los tritones.

 

Pensaba mientras buscaba y rebuscaba en el cielo medio nublado de aquella madrugada, a aquella Luna firiana que adornaba su estela con la luz de corazones encantados, el cansancio lo fue venciendo y recargado en una de las columnas, entrecerró los ojos dormitando, pensando en el asunto de La Capa del Olvido, en los territorios oscuros donde tendría que ir a buscarla, en La Cascada de los Deseos, el sitio de sabiduría y enseñanza donde tendría que ir a preguntar por ella, en La Cordillera de los Dragones, en el tiempo y la distancia que tendría que recorrer, en fin, en unos y tantos lugares cercanos y lejanos que tendría que conocer, y en la fiera peligrosidad de los enemigos que tendría que enfrentar,  para completar su propósito, cuando de pronto una idea cruzó por su mente, sacándolo de aquél adormilamiento.
 

 

  -¡Superman si claro, el hombre de acero! Si le pido a la espada que me ayude a obtener los poderes del hombre de Krypton, no habrá enemigo en Fíria que pueda derrotarme; ¡Al menos que alguien tenga Kriptonita! Así podré volar, recorrer por el aire todos los territorios firianos en busca de lo que sea, y derrotar a cualquiera que pretenda impedírmelo, porque si mal no recuerdo Superman era invencible, un súper héroe venido del espacio y no recuerdo criatura mitológica alguna que lo haya derrotado alguna vez.

 

Enseguida sacó su espada de la funda y activándola con su ya conocido ritual de la santísima trinidad, lo concluyó diciendo: 

 

  -¡PADREEE, DAME LOS SUPER-PODERES DE CLARK KENT, EL SUPER-HEROE DE LA LIGA DE LA JUSTICIA QUE SE HACIA LLAMAR SUPERMAN, EL HOMBRE DE ACEEROOO!                                 

 

De principio no advirtió ningún cambio, pero al ver el cielo despejado de aquella noche que empezaba a satinarse de estrellas, pensó.

 

No. 1 De la mitología contemporánea, personaje de ficción y superhéroe cuya primera aparición fue en la revista Action Comics N°1 en Abril de 1938, nació en el planeta Kriptón con el nombre de Kal-El, siendo hijo del científico y líder Jor-El y de la antigua astronauta Lara Lor-Van, cuando Kal-El tenía aproximadamente 3 años de edad, Jor-El descubrió que en el interior del planeta se estaba formando un nuevo elemento químicamente letal para los kryptonianos debido a las altas presiones dentro del planeta, el cual a su vez estaba ascendiendo lentamente a la superficie, lo que ocasionaría su destrucción, por lo que trató de llamar la atención de los líderes del planeta, el Consejo de Ciencia, pero no le creyeron y se negaron a advertir del peligro al resto de los ciudadanos de Kriptón, prohibiéndole además hacerlo él mismo para evitar que cundiese el pánico. Jor-El prometió que ni él ni su esposa Lara abandonarían Kriptón y decidió usar el tiempo que le restaba al planeta para salvar a su hijo, ya que en los comics se explica que los kryptonianos están ligados genéticamente a su planeta natal y no pueden salir del planeta, Kal-El sobrevivió la salida de Kriptón gracias a que Jor-El logró inyectarle una "vacuna" la cual le daría la ventaja de sobrevivir fuera del planeta, momentos antes de la explosión de Kriptón, Jor-El lanzó a Kal-El en una cápsula espacial con rumbo a la Tierra, sabiendo que la baja gravedad de la Tierra y su Sol amarillo darían al niño extraordinarios poderes.
 

 

  -¡Diablos! Ahora sí que podré moverme rápido, hasta podré volar hacia el universo y ver de cerca cada una de esas estrellas con sus planetas y civilizaciones, capaz de que si encuentro algún planeta joven con una civilización primitiva me harán dios; ¡Jaaa! Ya me imagino: El todopoderoso Yurik, el único dios de todas las cosas; ¡Noooo! Capaz de que luego me olvidan y acabaré aburriéndome con Quetzalcóatl en El Templo de los Olvidados; mejor me concentro en Fíria y una vez logrado mi objetivo, volaré por los aires únicamente en viajes de paseo; ¡Lo prometo!

 

Enseguida corrió unos pasos para tomar vuelo, al igual que lo hacía el súper héroe Kriptoniano pero nada, tan solo se quedó extendiendo en el aire una mano atrás y otra adelante.

 

  -Pero… ¡Qué diablos!

 

Pensó mientras hacía otro intento de volar sin obtener resultado alguno, estaba en eso cuando recordó que Superman tenía un poder como de vista calorífica que lo hacía quemar cosas con la mirada, y concentrándose en quemar una piedra se quedó haciéndole miradas que matan sin lograrlo, pensando que tal vez era por causa de sus lentes de seguridad, se los retiró haciendo otro intento sin éxito.




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