La Cazadora

Mi historia apenas comienza

Sentí que me tocaban, abrí mis ojos y era Sullivan, lo miré y parecía que hubiese peleado con alguien estaba todo lleno de moretones, rasguños y tenía una herida bastante extensa en el brazo, parecía como si lo hubieran cortado, le miré con inquietud y le pregunté:

¿Qué pasó? ¿Por qué estás tan herido? –Pregunté con nerviosismo ante tanta sangre en su brazo-

Me miró y solo alcanzó a taparse el brazo e intentar sentarse y caer desmayado en la cueva. Divisé que muy cerca había unas plantas de Aristoloquia macho (Aristolochia paucinervis Pomel, era su nombre científico, cosa que me costó muchísimo tiempo en aprender, mi madre era algo estricta cuando de cuidados de salud se trataba), sabía que esas plantas eran curativas mi mamá muchas veces me hizo aprender a reconocerlas por si tenía alguna caída o algún dolor, por lo visto esto había servido, tomé algunas hojitas volví mi mirada hacia la cueva todavía tendido y sin despertar se hallaba Sullivan, proseguí caminando un poco hasta donde encontré un coco vacío, me alegré, lo agarré busque donde podría haber por allí un pequeño rio o corriente, me senté y cerré mis ojos por un momento y escuche el sonar del agua y….

HACIA LA DERECHA – grite- Luego recordé que estaba sola prácticamente ya que Sullivan estaba desmayado y mi grito se ahogó en el  susto de que alguien pudiera escucharme y alejarme, más de lo que ya estaba de poder salir de este bosque. Me levanté y me dirigí a donde había escuchado el agua era cierto había agua una corriente de un rio pequeña, sumergí el coco vacío y le boté el agua para limpiarlo un poco e hice lo mismo dos veces más– pensé- ya tengo las hojitas, el agua, busqué una piedra y me dirigí nuevamente a la cueva.

Tendido en la cueva se hallaba todavía  Sullivan, tomé mi suéter y lo mojé un poco en el agua,  le tomé el brazo, miré la herida, estaba toda infectada y cubierta de sangre, luego lo miré a él; se veía tan cansado y tan herido que me afectó ver que en ese pequeño instante no era el hombre fuerte y valiente que conocí,  era tan débil en ese estado que cualquiera le podría hacer daño, divagué unos instantes en mis pensamientos de si era correcto ayudarle borré el pensamiento en mi mente para  proseguir y ver su brazo, limpiar la herida poco a poco, logré limpiarle todo luego en un lado junté todas las hojitas y las aplasté con la roca hasta convertirlas en trizas, había dejado una hoja larga y coloqué las hojitas hechas trizas, parecían más bien un ungüento ya que botaron salvia al triturarlas se las eche en el brazo de Sullivan, en ese momento abrió los ojos y lanzó un grito de dolor que provocó que tapara mis oídos, me miró lleno de furia y empezó a hablar en latín no entendí nada de lo que decía pero sabía que era latín porque en algún momento de mi vida tome clases.

CALLATE NO TE ENTIENDO NADA, MIRATE ESTAS MALHERIDO QUEDATE TRANQUILO- grité lo más fuerte que dió mi voz-

-Bajó su mirada y me dijo entre dientes- Me duele ¿Qué me estás haciendo? – Apenas pude escuchar su voz-

-Suspiré y le seguí colocando las hojas- Te estoy tratando de curar esa herida. Espera esto no durará mucho – agarré la hojita larga y envolví la herida con ella, le amarré como pude- déjatelo un rato luego te lavas  el brazo.

-Me miró y asintió con la cabeza- ¿Cuánto tiempo estuve desmayado?

Le miré y sonreí, como podría saber cuánto tiempo estuvo desmayado si ni siquiera tenía un reloj.

No, en realidad no sé cuánto tiempo estuviste desmayado, no tengo reloj, para decirlo lo único que si te puedo asegurar es que fue bastante tiempo.

¿No pasó nada fuera de lo normal? ¿No te sucedió nada a ti? – Preguntó con inquietud-

No, no pasó nada, ¿por qué preguntas? ¿Debió haber pasado algo? – le miré con intriga; más no respondió-

Salí a caminar un rato mientras Sullivan salía a buscar algo de comer, ya que no me permitió acompañarlo, como cosa rara era peligroso para mí, caminé sin dejar de ver la cueva, me senté a la orilla de un árbol y empecé a mirar alrededor era nuevamente aquel bello bosque al que yo había entrado… ¿Dónde estaré? – Me empecé a preguntar- En el globo terráqueo que tanto nos mostraba la Prof. Chacín, nunca nos habló de un lugar como este, que por cierto no sabía cómo se llamaba. Tendré que preguntarle a Sullivan me dije.

Me tendí sobre la hierba y cerré un instante mis ojos me gustaba escuchar la naturaleza, pero solo paso ese tiempo… un instante, sentí que tenía a alguien mirándome y temí abrir los ojos así que respire y me dispuse a abrirlos lo más rápido posible, me di cuenta que tenía enfrente a un [1]golem inmenso parado sobre mí, mil imágenes corrieron en mi cabeza que hacer me paré con la fuerza que no tenía y le intenté hablar pero antes de esto el golem ya me tenía en su mano, no me estaba apretando pero si me estaba llevando fuera de mi sitio seguro, hablaba diciendo: [2]Tu quis es? Ego autem ducam ad amorem meum.




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