La Cazadora

Juramento aceptado

No podía creer lo que estaba escuchando, mil recuerdos venían a mi cabeza, mi memoria regresaba y mi mente se llenaba de sangre por doquier, recordaba las tripas de mi padre en cada rincón del bosque, lo recordaba a él a su cara llena de venas brotadas, sus garras, sus dientes, recordaba todo, desde que empezó, hasta aquella horrorosa noche, no podía creer que esto fuera realidad, mis ansias se volvieron nauseas corrí y me fui a vomitar cerca de un árbol, no lo quería ni ver, todo me recordaba a mi padre y lo peor del caso era que no sabía cómo salir de allí, recordé también que sentía los ojos de mi padre en el suelo ensangrentados mirándome y criticándome por qué no lo había salvado, como era posible que lo dejara morir y me convirtiera en una persona inmutable, mi madre había hecho un buen trabajo me había hecho olvidar un dolor que me quemaba por dentro, pero ahora, el dolor había renacido nuevamente mis apenas escuchados sollozos me ahogaban, Sullivan permanecía callado alejado de mí, él más que nadie debería entender que no quería saber de él, pero que podía hacer yo, él me había advertido que si aceptaba todo, mis emociones no se quedaban tranquilas, no sabía qué hacer le había prometido no alejarme, o mejor dicho había algo dentro de mí que necesitaba estar con él, quizás necesitaba que me dijera la verdad quizás solo necesite esas palabras para alejarme, pero a su vez como me alejaba, sino recordaba como mi padre me había enseñado a defenderme y estar en este bosque sola y sin saber nada era una especie de suicidio.

Tal vez debería buscar a Hubrichte, él me había dicho que no podía escapar ante tantas cosas, tenía razón, pero si ellos absorben mi poder, no es como ir y no sentirme en desventaja, - ¿Qué hacer? –gran pregunta pensé, por ahora me tocaría permanecer al lado de él, me tocaría permanecer al lado del asesino de mi padre, mi cuerpo se sentía completamente inmóvil no me podía mover, por más que intentara gritar mis labios no se abrían, Sullivan permanecía sentado al pie de unas rosas, se veía adolorido, esta era la historia que no me quería contar, no quería recordar el daño que me había hecho, no quería alejarse de mí, pero yo en este momento si deseaba alejarme de él, tenía que poner mis recuerdos en pie tenía que tragar la noticia pero ¿cómo lo hacía?, como me alejaba sin que se diera cuenta, como me protegía del monstruo que vivía en el interior de Sullivan.

Era ya de noche Sullivan, me había hablado lo necesario me dijo que no importaban los días que él me daría tiempo mientras yo no me alejara de él, estábamos en la casa de Sullivan, el yacía apaciblemente en la cama, yo por el contrario estaba muerta de miedo, esperé a que él se durmiera, me decidí a escribirle, en un pequeño papel que había cerca de un armario, busque una pluma y empecé:

“Hola Sullivan, para cuando estés leyendo esta carta, ya yo me habré largado de aquí, no puedo permanecer a tu lado una eternidad, ni siquiera puedo permanecer a tu lado un segundo más, por como verás, me haces daño, el verte me produce, quizás las mismas ansias que tenías tú de quedarte a mi lado pero yo por el contrario tengo esas ansias dentro de mí, las siento pero con un miedo inquebrantable de alejarme de ti, recuerdo que cuando pequeños éramos las mejores personas, nadie podía separarnos, ni siquiera mis padres, pero ocurrió un día como aquel me fui sin permiso de la casa llegue acá a Traghus y vi tu sombra en la cima de una roca, corrí como pude quería contarte que mis padres querían borrar nuestra amistad, pero no sabía lo que me esperaba, te vi engullir a las grandes gárgolas que adorabas tanto, me colmé de pánico y desde ese día me alejé por completo de ti. Acepté que mis padres me alejaran ya que yo sabía que eras y sigues siendo una persona peligrosa, sin corazón sin alma y lo único que tenías verdadero era un espíritu, pero ya ese estaba quebrado te habías entregado a la maldad no podías controlarte y yo no quería ayudarte a hacerlo, por ese motivo todo cambio entre nosotros, no puedo permanecer contigo a pesar de la promesa que te hice, es muy duro, siento que te quiero y anhelo que estés conmigo pero una parte aún más grande y más fuerte que yo todavía te tiene miedo no puedo confiar en alguien que fue capaz de matar a la persona más importante para mí, el dolor que siento en mi interior es insoportable siento que la persona en quien confiaba, mató cada uno de los pedazos rotos de mi corazón, espero sepas comprender pero por ahora lejos estamos mejor, no imagino permanecer a tu lado y entregarte mi todo, sabiendo que tienes la posibilidad de destruirme, por ahora espero no volverme a tropezar contigo, porque no sé cuál de las dos partes de mi podrá más si la ansia de venganza o la posibilidad de rendirme e intentar algo, que probablemente termine mal, hasta entonces; Adiós”.

PD: Te amo, tanto como te odio, te aprecio tanto, como para alejarme, aun sabiendo que me hago daño pero, más daño aun te haría quedándome.




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