— ¿Quién eres? ¿Por qué te has metido en mi cabeza? ¿Quién te dio permiso? — le espeté a la vocecita que escuchaba dentro de mi
— ¡Paula! Primero cálmate y dime si estas con Alex o te encuentras sola –– su voz me sonaba tan familiar
– Estoy sola, acabo de salir de una discusión ardua con Alí – no podía ser posible que le estuviera contando con tanta facilidad lo que me había sucedido a una vocecita en mi cabeza, definitivamente algún día terminare en loca me dije a mi misma – pero realmente dime ¿quién eres? –
– Soy parte de ti y tu parte de mi, soy quien te trajo al mundo – respondió la voz dulcemente
–E-r-e-s m-i… m-i M-A-D-R-E –hubo un silencio total, trague amargo y proseguí – pero si eso es cierto, ¿por qué te presentas ahora? ¿Cómo se si realmente eres mi madre?–
– Paula tu no naciste como una humana común, eres producto del amor de un hechicero y de una diosa, es decir, que naciste formada por las rimas de conjuros de tu padre y de las cintas sedosas del alma de una diosa–
– Discúlpame pero no he entendido nada; mi madre es Evelia y mi padre George en ningún momento naci de eso que dices, naci exactamente como cualquier humano, estuve en el vientre de mi madre nueve meses–
– Te separaron de mi apenas tenias un año, Evelia es mi hermana nunca pudo tener hijos, por eso te quería a ti, quería arruinar mi felicidad, tu padre prometió no alejarse de su niña, es decir, de ti, sacrifico nuestra unión nuestro amor y decidió casarse con mi hermana para no alejarse de ti y verte crecer, pudiendo no dejar que Evelia te hiciera daño– esto era demasiada información, tenía un nudo en la garganta y sentía como si me faltara el aire
Por lo menos algo era cierto, George era mi padre y en eso no mintió – Ahora bien, ¿por qué nunca me buscaste? – hable mientras seguía buscando si en algún lugar estaba esa vocecita
– Porque te separaron de mi y te llevaron a otra dimensión, donde el odio puede mas que el amor, tengo que aceptar que mis principios y mis poderes me prohíben entrar a esa clase de lugares, sabes, si eso sucediera mi cuerpo se quemaría en un devastador infierno poco a poco hasta que quedase de mi solo cenizas, eso hizo que me adentrara a mi única salida, no era la mejor pero era la única viable, confiar en tu padre – su voz se corto al decir estas últimas palabras
– Pero… yo vine acá cuando pequeña, quizás te vi en algunos de esos momentos, pero no lo recuerdo, ¿me podrías refrescar la memoria? –
– No, tu padre no dejo que nos viéramos, dijo que era mejor esperar cuando tuvieses más edad y fueras capaz de comprender de muchas cosas, te conocía más que yo, así que, consideré por hacerle caso, pero fue lo peor que pude haber aceptado, luego de tener esa discusión con tu padre no volví a saber de ti ni de él o mejor dicho supe de él cuando hedía el olor a su sangre en la madre naturaleza –
Trague al recordar la mirada vacía de mi padre ya muerto, despedazado por Sullivan, inspire y le dije – ¿Por qué justo ahora te metes en mi cabeza? ¿Por qué no hablas conmigo personalmente?, debes tener en cuenta que llevo ya tiempo atrapada acá en TRAGHUS sin poder salir, ¿por qué no me habías buscado? Necesito respuesta Annie –
Se empezaron a escuchar unos ruidos tras dos arbustos que estaban en diagonal uno del otro, el ruido estremecía mi cabeza y me hacia latir el corazón bastante acelerado, algo no me daba buen pie.
– PAULA, al fin te encuentro ¿Por qué no respondías a Alex? – Sullivan se dirigía junto con Alex desde uno de los arbustos que veía moverse, ya casi estaba frente a mí, cuando el otro arbusto en diagonal se movía pero mas suavemente, las ramas de los arbustos se movían como si la persona que estuviera atrás los estuviera abrazando y ellos se movieran tal cual con esa persona
– Paula, ¿qué haces con Sullivan? – la voz en mi cabeza estaba ahora frente a mí, una mujer que no pisaba el suelo, levitaba de una forma extraña, sus vestidos parecían hechos de seda puramente brillosa, esto me hizo sentir como el propio mostrito salido de la basura, ella era muy bella y yo estaba vestida como la propia andrajosa.
– Hola Annie – saludaron Sullivan y Alex a la magnífica dama que se encontraba junto a mi
– ¡Hola! – su voz pese a que era enternecedora, también denotaba rigidez y fuerza
– Hola a todos – cerré los ojos y suspire – primero contigo, Sullivan, no escuche a Alex por eso no respondí, solo escuchaba una vocecita en mi cabeza – Sullivan se abalanzo sobre mi y me planto un beso, un cálido y tierno beso – Sullivan estamos con personas a nuestro alrededor – susurre aun pegada a sus labios, mientras los dos nos apartábamos el uno del otro – Disculpen – mire a todos mientras me di cuenta que llegaba Hjelldro, al darse cuenta Sullivan que este llegaba, me abrazo por la espalda fuertemente mientras me disponía a hablar – ¿tu eres mi madre ¿cierto? – dirigí mi mirada hacia Annie
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Editado: 29.03.2019