La Cazadora

Sensaciones

Había sido un largo viaje, me tocó descansar en algunos lugares no muy agradables, el aire era puro y tranquilo pero las enredaderas de los arboles tenían espinas y era imposible descansar sobre ellas; Sullivan estaba mejor, aunque todo el viaje se la pasó discutiendo por tomarle y no dejarle seguir peleando con Ali. Para colmo, Ali nos había seguido y esto no le agradaba mucho a Sullivan.

– Levántate – le dije a Ali que se había quedado dormido en todo el pasto.

– Déjalo, así aprovechamos y nos vamos solos tú y yo – susurró Sullivan

– No lo dejar – inspire y le miré seriamente - está cansado y tiene todo su derecho a descansar. De hecho te voy a pedir un favor – sonreí instintivamente - ¿podrías quedarte cuidando de Él? – sabía que no era lo mejor que le pudiera pedir pero debía buscar a alguien y no podía dejar que Sullivan se enterará de ello.

– ¿Estás loca?, con ese tipo no me voy a quedar y menos a cuidarlo – refunfuño Sullivan

– Ok, no lo cuides solo ten en cuenta que si le haces daño me enojare y las terminare pagando contigo – exaspere mientras fruncia el ceño - Saldré a dar una caminata a buscar algo de comer y vuelvo – miré a Sullivan, y en el momento en el que iba a contestar le interrumpí – No, no me puedes acompañar, necesito estar sola por un momento, se que pedirte que te quedes con Ali no es lo mejor para ti pero necesito pensar mejor las cosas necesito estar sola.

Sin mucha gana Sullivan accedió, no sin antes recalcarme que si no volvía para el anochecer él personalmente me iba a buscar.

Caminé por una senda no más de hora y media, sabía que si me conectaba a la tierra él me podría sentir, necesitaba encontrarlo y hasta ahora mis esfuerzos habían sido en vano, no tenía ni la más mínima idea de que decirle o de cómo hablarle, pero sabía que él podía saber donde se encontraba Aithjros.

Me senté en una cumbre y miré hacia la otra parte de Traghus, miré la lejanía y la inmensidad del lugar, pensé en muchas cosas, pero entre ellas la más resaltante fue preguntarme ¿Cómo demonios iba a ser la cazadora de almas? ¿En que momento sería oportuno ver a Aithjros? ¿Sería capaz de matar a un hombre que ni siquiera me había dado una razón para hacerle daño, por el contrario, había sido gentil al presentarse en aquella casa? Sentí una calidez conocida y al momento escuche unos pasos que se acercaban cada vez más, giré el cuerpo y la vi, ni por un momento tuve miedo o pánico de que viera en lo que me había convertido, me levanté y me acerqué.

– ¿Por qué has venido hasta acá? – pregunté

– Quiero saber cómo terminará esto, ¿Qué pretendes hacer Paula? – sonrió y me abrazo instantáneamente sin dejarme reaccionar ante su expresión de afecto.

– Gracias – susurré secamente – no tenias porque venir estoy bien y estaré bien, además estoy esperando a alguien.

– Lo sé, esa persona que estas esperando tardará en llegar – musito

– ¿Por qué lo dices? – Me alejé un poco y le mire detenidamente – De hecho, ¿Por qué crees saber a quién estoy buscando?

– Buscas a Djafar, pero él no vendrá a menos que lo busques donde realmente está; Paula no cometas una estupidez, él está con Aithjros y te están tendiendo una trampa.

– ¿Dónde está Aithjros?, acabas de decir que Djafar está con Aithjros, entonces tu sabes donde esta él.

– Sí sé donde está, pero no creo que sea prudente decírtelo, vas directamente a la boca del lobo, estas actuando como ellos quieren. Puede que no esté muy contenta contigo pero tampoco quiero que mueras de esa manera, es muy peligroso Paula – su voz se quebró por una milésima de segundo

– Entiendo lo que puedas sentir Agatha, pero, también entiende que esa sería la única manera de terminar todo, estoy cansada de no saber qué hacer, y aun más importante estoy cansada de huir, huir por miedo a lo que pase.

– Todo lo que me dices no lo vale Paula, sí comprendo que terminar todo lo que está sucediendo seria fenomenal pero estás sacrificando demasiado por personas que quizás no lo valoren – hablaba despacio e intentaba mantener la cordura pero se le hacia bastante complicado.

– Quizás tengas razón pero no quiero discutirlo, no me evadas Agatha dime donde está Aithjros

– No creo que sea prudente ir, pero si tanto insistes solo me queda resignarme a usar mi as bajo la manga, que no es exactamente lo que uno espera hacer con uno de sus discípulos,  mucho menos contigo que espero verte triunfar, ahora bien, te lo diré a cambio de una cosa – respondió manteniéndose firme




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