El viaje de Saira se extendió por semanas. Se dirigió al norte, siguiendo las pistas crípticas en el Códice Grineer, buscando la mítica Biblioteca de los Cenotes. Había dejado atrás el luto de Río Místico, y la frialdad de su alma había vuelto a ser su armadura. Su única compañía era el fragmento de hielo azul del Ahuízotl, una prueba de su poder y un recordatorio de la amenaza latente.
La Biblioteca no era un edificio, sino una caverna bajo el suelo de Sujan , accesible solo a través de un cenote oculto. Saira se sumergió en la oscuridad, dejando que el agua fría lamiera su piel. Una vez adentro, la cueva se abrió a una vasta biblioteca de piedra, iluminada por una luz fosforescente.
Saira encontró lo que buscaba en un pilar grabado: la historia de su linaje.
("La Llave del Agua fue un don y una atadura. No se puede deshacer. Pero puede ser compartida.")
El texto explicaba que la maldición Grineer era una carga demasiado grande para un solo individuo. Para controlarla y, de paso, mantener el equilibrio entre el mundo de los humanos y el mundo de las Leyendas, la Cazadora debía distribuir la energía elemental entre un círculo de protectores elegidos. Necesitaba un equipo de seres con fuerzas sobrenaturales que pudieran soportar y canalizar esa energía sin destruirse. Necesitaba una Trinidad de la Luz.
Saira, la solitaria, la Musa de Hielo, sintió un escalofrío de pánico. Su vida se basaba en el aislamiento; ahora, su destino dependía de la conexión.
Mientras leía, un suave sonido de garras resonó en la cueva. No era el Ahuízotl.
Frente a la entrada del cenote, tres figuras observaban a Saira con curiosidad. La luz azul de la cueva revelaba sus rasgos sobrenaturales, como si las leyendas hubieran sido convocadas por la energía del lugar.
El primero era Dante, un hombre alto de apariencia joven y de rostro afilado, vestido con ropas que sugerían una vida eterna y errante. Sus ojos, dorados y antiguos, brillaban con una astucia milenaria. Un Vampiro, por la velocidad con la que se movía y la elegancia letal de su postura. Él no temía a Saira; parecía fascinado por su aura de fuego frío.
A su lado estaba Dalilah , una mujer de complexión fuerte, con trenzas de obsidiana y cicatrices en los nudillos. Su piel era morena y sus ojos, de un ámbar profundo, reflejaban la luna invisible. Su aura olía a bosque, a tierra mojada y a peligro indomable. Una Mujer Lobo, sin duda, en un estado de calma tensa.
El tercero era El Brujo, un anciano con un bastón retorcido, llamado Xamán. Él no era un monstruo, sino un hechicero poderoso que usaba túnicas de manta adornadas con plumas y dientes de jaguar. Sus ojos eran ciegos, pero irradiaban la sabiduría del tiempo. Él no miraba a Saira con malicia, sino con la serena expectación de quien ha estado esperando.
Dante rompió el silencio con una voz aterciopelada y grave. --"Hemos sentido la perturbación. Los lazos de tu linaje se debilitan, Cazadora. Y el equilibrio se rompe."-
Loba gruñó, un sonido que vibró en la piedra. -"Los Grineer siempre han sido egoístas. Guardaron el poder. Ahora el Caos viene por todos nosotros."-
Saira envainó su machete. Las escamas se mantuvieron a raya. Ella no sentía miedo, sino una inmensa y fría determinación. Este era el precio, el destino que el códice le había impuesto: confiar en lo que cazaba.
-"El Ahuízotl no es un problema. Es un síntoma,"- dijo Saira, su voz resonando con autoridad innegable. -"Mi maldición no se cura. Se comparte."-
Xamán, el Brujo ciego, asintió lentamente. -"La Trinidad de la Oscuridad que tú enfrentaste solo puede ser combatida con una Trinidad de la Luz."-
El Destino Forjado
Saira caminó hacia ellos, con su cabello rojo ardiendo bajo la luz del cenote.
-"No soy una líder, ni una amiga. Y mi poder consume,"- advirtió Saira, dirigiendo su mirada penetrante a cada uno. -"Si aceptan, serán atados a la 'Llave del Agua'. Su destino no será suyo, sino mío. Y pagarán el precio."-
Dante, el Vampiro, se rió, un sonido seco. -"El aburrimiento es la peor maldición, Cazadora. Una eternidad con un propósito... es un buen intercambio. Yo acepto la carga. ¿Cuál es la primera orden, líder de hielo?"-
Dalilah, la Mujer Lobo, asintió con un gesto curtido. -"Soy la fuerza. Dame un blanco. El bosque se ha cansado de esperar a los cazadores solitarios."-
Xamán extendió su mano, buscando el aura de Saira. -"Yo te guiaré. La maldición solo te consumirá si buscas la soledad. Si nos aceptas, tu corazón de hielo será nuestra fortaleza, no nuestra debilidad."-
Saira sintió la punzada de la escama en su cuello. Su destino ya estaba marcado: dejaría de ser la Musa de Hielo solitaria para convertirse en la Cazadora de Leyendas. Su poder, su maldición, sería ahora el ancla de un equipo improbable.
-"Bien,"- dijo Saira Grineer, con una resolución helada. -"La Llave del Agua ha sido activada. Nuestro primer trabajo es encontrar a un Nagual, un traidor que está ayudando al caos en el sur. El juego ha cambiado."-
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Editado: 17.10.2025