Saira sintió la frialdad del agua del cenote en su cuello, una sensación familiar que calmaba el ardor residual de su casi-transformación. Ascendió a la caverna de la Biblioteca de los Cenotes, donde la luz fosforescente revelaba no sabiduría, sino fatalidad.
En el pilar central, donde se detallaba el linaje Grineer, Saira encontró lo que buscaba. Pero el texto no hablaba de un pacto de protección; hablaba de un castigo sellado por los antiguos dioses del agua.
("Los Grineer no son los guardianes de las Leyendas. Son la Fuente que las alimenta. Hace eones, el primer Grineer, consumido por la ambición elemental, intentó robar el poder del mismísimo Tláloc, el Señor de las Aguas. Como castigo, Tláloc no lo mató, sino que lo condenó a la existencia más irónica: su sangre se convirtió en el primer monstruo.")
Saira sintió que el suelo se hundía bajo sus pies. El linaje Grineer no había sido bendecido con un arma; había sido maldecido como el reservorio original de la monstruosidad elemental. El fuego frío no era un veneno para los Ahuízotl o las Lloronas; era la misma esencia de la que esas criaturas estaban hechas.
El Vaso de la Ruina:
El texto continuó: ("El primer Grineer fue el molde original, un ser de fuego y agua, cuyo cuerpo escamoso dio origen a los Ahuízotl (la astucia que roba la emoción) y a las Lloronas (la pena que inmoviliza). El linaje Grineer es, en esencia, El Monstruo Antiguo condensado en forma humana. La maldición no se activa por el uso excesivo; se activa porque al cazar, el Cazador se alimenta de la energía elemental de sus 'hermanos menores', reclamando su forma original.")
El rostro de Saira, acostumbrado a la frialdad, se congeló en un shock puro. Su cabello rojo no era un rasgo exótico; era la llama elemental contenida a la fuerza en una vasija humana. Ella no estaba luchando contra la maldición; estaba luchando contra su verdadera identidad.
Ella no era la defensora de Río Místico; era la primera Leyenda Mexicana, el prototipo que todos temían.
En ese momento, la entrada del cenote se oscureció. Las tres figuras se manifestaron, no convocadas por un equilibrio roto, sino atraídas por la inmensa energía liberada por la revelación de Saira.
Dante (el Vampiro), Loba (la Mujer Lobo), y Xamán (el Brujo). Ellos no habían venido a aliarse. Habían venido a contenerla o a destruirla.
-"Hemos sentido el cambio, Cazadora,"- dijo Dante, su voz ahora cautelosa. ,"No es el pacto lo que buscaste. Es la verdad."-
Loba gruñó, sus ojos ámbar fijos en las escamas rojas que, a pesar de su control, comenzaban a brotar. -"El Caos tiene un rostro, y es el tuyo. El monstruo original ha despertado."-
Xamán, el Brujo ciego, alzó su bastón. -"Tu sangre es el veneno que amenaza con devorar nuestro mundo. Debes ser sellada, Saira Grineer."-
Saira se irguió. Ya no era la Musa de Hielo que huía de su destino; era la criatura que lo aceptaba. El miedo a la transformación se evaporó, reemplazado por la determinación de proteger lo que quedaba del mundo, incluso de sí misma.
Ella era el monstruo original. Pero también era la única que entendía la debilidad de su propia especie.
-"Si soy la fuente de las Leyendas,"- declaró Saira, su voz resonando con una autoridad elemental, -"entonces solo yo puedo controlarlas."-
La frialdad desapareció. Saira canalizó la furia de su linaje. El machete Luz de Obsidiana no solo se encendió de azul; se encendió de rojo sangre y azul eléctrico a la vez, una tormenta de energía contenida.
-"Ustedes quieren sellarme. Yo quiero usarlos,"- espetó Saira, desafiando a las tres criaturas. -"Si soy el Caos, elijo ser el Caos en el lado correcto. Yo soy el único monstruo que puede unirse a ustedes sin ser destruido, porque yo soy el origen de su propia magia. No soy su aliada. Soy su ancla."-
-"Únanse a mí, y les daré un propósito más allá de la sombra. Rechácenme, y liberaré al Monstruo Antiguo sobre el mundo, empezando aquí y ahora."-
El Vampiro, la Mujer Lobo y el Brujo se miraron. La amenaza era real. La energía que emanaba de Saira era tan inmensa y antigua que su promesa de destrucción no era un farol.
Dante sonrió lentamente, una sonrisa de colmillos. -"Una eternidad con el Monstruo Original a nuestro lado... es una tentación peligrosa."-
Loba bajó la guardia, su gruñido suavizándose a una aceptación reacia. -"El bosque teme lo que no puede cazar. Te seguiremos, Fuente. Pero si te transformas, serás la primera que caerá."-
Saira asintió. El fuego en su machete se estabilizó en un azul brillante. Ya no había necesidad de esconderse o de fingir frialdad. Su destino no era la cura, sino la aceptación.
Saira Grineer, el Monstruo Antiguo en forma humana, se había convertido en la líder del equipo sobrenatural. Y el juego acababa de volverse infinitamente más peligroso.
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Editado: 17.10.2025