EXTRA

Un Nuevo Equilibrio

El Cenote se convirtió en su cuartel general. Saira Grineer, la Cazadora, la Musa de Hielo, ahora era la Fuente.

El descubrimiento de que su linaje era el molde del que nacieron las Leyendas no la consumió; la liberó. La frialdad no era una máscara, sino un mecanismo de contención para una potencia que, si se desataba, podría desdibujar la realidad misma. Ya no sentía la necesidad de huir de su destino; lo había abrazado con la fría y despiadada lógica de su sangre.

Y el equipo, la Trinidad de la Luz, funcionaba con una eficiencia letal, aunque extraña.

Saira era la liderb y estratega, Su rol era planificar y canalizar. Su poder, el fuego frío, era la munición y la amenaza final. Ella mantenía la distancia emocional, pero no por miedo, sino por el respeto a la potencia que contenía.

Dante era su sombra, Usaba su inmortalidad y su velocidad para obtener información y moverse entre las élites humanas y la baja sociedad sobrenatural, siempre en las sombras. Aceptaba las órdenes de Saira con un respeto sarcástico, fascinado por la mujer que lo había atado a un propósito.

Dalilah El Músculo, Su fuerza elemental y su conexión con la tierra la convertían en la fuerza de asalto. Ella seguía a Saira porque respetaba el poder brutal que la pelirroja controlaba, y porque Saira era la única que no temía a su lado animal.

Xamán El Oráculo): Usaba su ceguera y su magia ancestral para rastrear las rupturas del equilibrio y predecir los movimientos de las Leyendas. Era la única voz de la ética, el recordatorio constante de que su objetivo era el equilibrio, no la dominación.

Cazar y Proteger

Su primera misión bajo este nuevo pacto definió el nuevo equilibrio. Una familia de Naguales estaba aterrorizando un pequeño pueblo al sur de Chiapas, usando sus transformaciones para robar cosechas.

El encuentro no fue una matanza. Fue una negociación de poder.

Saira se paró en el centro de la plaza, flanqueada por la fuerza bruta de Loba y la velocidad etérea de Dante. El aire crepitaba con el fuego frío de su presencia.

-"Ustedes son Leyendas, no criminales,"- declaró Saira a la matriarca Nagual, que se había transformado en un jaguar. -"Si continúan con este desequilibrio, les declararé la guerra. Y les recuerdo: Yo soy el origen de la Leyenda."-

No era una amenaza vacía. Al concentrarse, Saira permitió que su fuego frío ondulara, y por un instante, la matriarca Nagual vio no a una mujer, sino la figura escamosa y ardiente de la que Tláloc había tallado los monstruos. El jaguar aulló de reconocimiento y terror ancestral.

-"Dante,"- ordenó Saira, sin pestañear. -"Ofréceles un acuerdo. Cazarán a los verdaderos depredadores, a las bestias que roban la vida por placer. A cambio, podrán vivir en las fronteras, y tendrán mi protección contra los humanos. Xamán les mostrará la ruta."-

La matriarca Nagual aceptó. El equipo no era solo para matar; era para ordenar el mundo sobrenatural.

El Retorno de la Calidez

La ironía de su destino era la mayor prueba para Saira. Al aceptar ser el "Monstruo Antiguo" y renunciar a la soledad, descubrió una forma de vivir en paz.

Su poder no la consumía tan rápido. Al distribuirse entre Dante y Loba, el flujo se regulaba. La conexión que había temido se había convertido en su control.

Una noche, mientras observaba el cielo estrellado desde el Cenote, Dante la encontró.

-"Me sorprende. Esperaba que una vez que aceptaras lo que eres, te volvieras más fría, más distante,"- comentó el Vampiro, recostado en la sombra.

Saira no se molestó en girarse. -"Mi frialdad era miedo, Dante. Miedo de convertirme en algo que no conocía. Ahora que sé exactamente lo que soy, el miedo se ha ido."-

Ella se permitió una sonrisa sutil, casi imperceptible.' "Soy el Monstruo Antiguo. Y el Monstruo Antiguo es el único que puede mantener el equilibrio. Vivir con mi poder ya no es una maldición. Es una recompensa."-

El fuego rojo en su cabello nunca había sido tan brillante. Saira Grineer, la Cazadora, la Reina de Hielo, había encontrado su destino, y en el corazón de su antigua soledad, había forjado una familia de leyendas. Ella no buscaba una cura, sino la siguiente ruptura en el equilibrio. Y la buscaría al lado de sus nuevos compañeros, el fuego frío controlando la noche.