La cenicienta de Queens

Capítulo 17: Rivales

Lucy, retiró las manos de las de Oliver y observaba perpleja a Edwards. Su mente parecía estar evaporándose en alguna parte. Está reunió todo el valor que había enterrado y logró dirigirse a él.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde trabajo?               —preguntó tragando en seco con dificultad y tratando de recuperar el aliento.

—Yo...

—Espera. ¿Tú la estás acosando? —le interrumpió Oliver con un tono de voz airado señalando en su dirección, antes de que Edwards pudiese proseguir.

Oliver, cubrió a Lucy detrás de él instintivamente en forma de protección. Desde el día en que la conoció, siempre ha sentido la obligación de protegerla. Oliver suele decir que el mundo es un lugar despiadado para una criatura tan hermosa como ella, concluyendo su frase con un “tal vez eres un unicornio, porque sólo eso explicaría tu armoniosa forma de ser”

—¡Tranquilízate amigo!

—¡¡No me llames amigo... Amigo!! —respondió Oliver en un tono agresivo creando confusión.

—¡Ay, aquí se puede sentir más tensión que detrás de bambalinas de un desfile de Victoria' Secret! 
—exclamó Román en voz alta, quien se encontraba a pocos metros de todo el drama, observando con entusiasmo la escena y dejando salir uno que otro comentario inoportuno.

Lucy, salió detrás de la espalda de su ex prometido y se detuvo en medio de ambos hombres. Ella sentía pánico cada que miraba sus rostros sin saber que hacer o decir. Así que decidió apretar los ojos con fuerza por unos segundos deseando que todo esto solo fuese una pesadilla, pero cuando volvió abrir los ojos la realidad la impactó de frente.

—Yo... no, no puedo con esto... —inquirió con la vista al frente sintiendo como su corazón se aceleraba y el estómago se retorcía en un nudo.

Ella no poseía el valor de confrontar en el momento, y una de las razones validas era porque no podía descifrar lo que estaba sintiendo justo ahora o tal vez sí, pero se negaba siquiera a pensarlo.

—Lu, espera... espera... —gritó Oliver detrás de ella— ¡Lu, por favor detente! Necesito que hablemos por qué estoy muy confundido en este momento.

—Ahora no... —musitó en un hilo de voz mientras Oliver continuaba hablando y siguiéndole el paso hasta llegar a la salida del edificio.

Aunque era difícil para Lucy quedarse a confrontar la situación, lo cierto era que no quería escuchar las preguntas que se avecinaba.

—¡Lucy, por favor! —exclamó tomándola del brazo con suavidad haciendo que se volteara.

—¡Oliver basta! Solo quiero ir a casa —reprocho débil tratando de zafarse del agarré.

—Creo que la señorita acaba de decir que no —alegó Edwards retirando la mano de Oliver del brazo de Lucy e interponiéndose entre ellos.

—¡¡Tú no te metas!! —replicó dirigiendo la vista hacia Edwards y acercándose a él mientras lo apuntaba con el dedo en forma de amenaza. La presencia de Edwards comenzaba a ponerlo colérico.

—No hay necesidad de llegar a la violencia —decretó Edwards tratando de calmar a Oliver sin perder la compostura.

—Mira amigo —alegó en un tono de voz alto y autoritario— Yo no tengo una puta idea de cuál sea tu momentánea historia con Lucy, pero solo es eso, una historia que no pasará de ahí.

Al terminar de decir aquello, Oliver noto una sonrisa cínica dibujada en el rostro de Edwards. Ese gesto hizo que esté perdiera los estribos mientras imaginaba lo peor.

—¡Hijo de puta! —soltó en un tono hostil mientras levantaba su mano en forma de puño.

—Espera... espera espera —le interrumpió alterado, visualizando por arriba del hombro de Oliver, a sus guardaespaldas acercándose. Aquello lo pondría en descubierto y su plan se vendría abajo de inmediato. Por supuesto, Edwards, pensó en lo primero que Ashton haría, taclear al ex engreído y con notorios problemas de ira hasta inmovilizarlo en el piso— ¡Tú ganas! —exclamó tratando de hacerle una seña disimulada a Ashton, de que se detuvieran.

—Sabía que eras un cobarde —alegó Oliver bajando el puño y tratando de calmarse.

Odiaba perder los estribos delante de Lucy, no soportaba que ella lo viera así; cuando aquello pasaba, la vista y su sentido común se nublaban. De hecho, Oliver no recuerda en estos dos años de relación haber tenido una pelea de tal magnitud con ella o que alguna vez le haya pedido explicaciones con respecto algún tipo.

Los dos hombres se observaron expectantes por unos segundos antes de percatarse de que la razón por la que se enfrentaban, ya no se encontraba allí. Había aprovechado el enfrentamiento entre ellos para huir.

—¡Demonios! —exclamó Oliver en voz alta caminando varios pasos de un lado a otro al percibir que Lucy ya no estaba— Aléjate de ella —volvió a apuntar a Edwards con amenaza. Las emociones de él estaban al tope, sus decisiones, tal vez le costarían la única constante en su vida—. No te lo volveré a repetir —agregó dándole la espalda y comenzando a caminar con preocupación.

No puedes querer tapar el sol con un dedo y Oliver sabía la proporción de los problemas que habían causado sus mentiras. Había quebrado la fe de la chica que amaba. Una parte de él pensaba que tal vez debería dejarla ir y que fuera con otro lo que no pudo ser con él, pero la necesitaba, la necesitaba tanto en su vida. Porque sin ella volvería a ese oscuro rincón.

Sin embargo las palabras de Oliver para Edwards, eran una invitación a jugar; ya que nadie, absolutamente nadie le decía que o no hacer.




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