La Cenicienta del Barco

Prólogo

 

Era un día lluvioso, el timbre sonó en el convento, la hermana Inés abrió la puerta, observo a todos lados pero no encontró a nadie, iba a cerrar la puerta, sin embargo, se detiene al escuchar un sollozo, baja la mirada, queda asombrada, a pesar de ello carga a la bebé recién nacida, sin titubear de la canasta a su regazo, protegiéndola del frío y la lluvia. Al cerrar la puerta se dirige hacia la sala de música, en la cual se encuentran todas las hermanas reunidas, apenas la hermana Inés entra en el vestíbulo todas voltean sorprendidas por el llanto del bebé.

-¿De quién es ese angelito?- pregunta la hermana María con los ojos llenos de emoción, se acerca a la hermana Inés

-Tocaron el timbre, no había nadie cuando la encontré dentro de una canasta-relato la hermana Inés con cierta nostalgia en su voz- Debemos hablar con la Madre Superiora- culminó mirando a la bebé y luego a las hermanas para ponerse en marcha.

 

 

Caminaron por el pasillo que consta de varias puertas de color caoba oscuro, las paredes color marfil y algunos cuadros religiosos, mientras que todas las hermanas seguían a la hermana Inés, está última calmaba los llantos de la bebé, agarrando su pequeña manita, logrando apaciguar un poco el llanto, quedando frente al despacho de la Madre Superiora, armándose de valor la hermana María toca dos veces, la respuesta no tardó en llegar con una voz gruesa y profunda “adelante”, todas pasaron al despacho, la hermana Inés detalla a la Madre Superiora lo ocurrido.

 

-¿Se puede quedar con nosotras?- pregunta en un tono de súplica la hermana Inés al no recibir contestación por parte de la Madre Superiora

-No estoy segura porque debemos informar a las autoridades…- susurro la madre superiora, luego de dos minutos de silencio contesto- Si, se puede quedar con nosotras hasta que ella cumpla la mayoría de edad y decida irse- finalizo la Madre Superiora sonriendo, la hermana Inés le mostró la bebé y la Madre Superiora la cargo en su regazo.

 

Al ver la respuesta afirmativa de la Madre Superiora todas las hermanas se emocionaron, ya que “es un hueso duro de roer”.

 

- Le debemos buscar un nombre- dice la hermana Sofía con mucha energía

- ¿Qué les parece Laura?- intervino la hermana Ángela con emoción

- ¡No! Mejor Julieta- inquirió la hermana Gisela en las nubes y una sonrisa

- Suena a una de las obras de Williams Shakespeare le queda mejor Lisbeth- interviene la hermana Andrea con una sonrisa de lado

- Y ¿Si le ponemos Natalia?- agrego la hermana Inés al ver que a ninguna le gusto los nombres anteriores

- ¡Sí! Me encanta- grita la hermana María con emoción

-Me parece bien- intervino la Madre Superiora con una sonrisa en sus labios, todas estuvieron de acuerdo.

 

                    Esta historia comienza a desarrollarse diecisiete años después...




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