Cap 3

Pov Hanna

Llegué al hotel, fui a mi habitación a dejar mi bolsa y baje al restaurante a almorzar y espere a las 4 que era mi cita con el abogado, me siento muy nerviosa, jamás sospeche, supe o escuché que papá tuviera alguna empresa, y ahora me entero de esto y no lo puedo creer, no sabía la reacción de mi madre o hermano, esto es una locura. Salí de mis pensamientos y me fijé en la hora, ¡Las 3:30! No llegaría a tiempo si no corría, no conosco la ciudad, subí corriendo. Ami habitación por mi bolsa y baje a tomar un taxi y justo a las 3:55 llegué,
—ufffff, por poco y no llego— suspiré, me pare firme y a paso confiado ingresé al buffet de abogados. Al entrar ví a una señorita en un escritorio, debía ser la secretaria, me acerque a ella y hablé
—Buenas tardes, disculpe, tengo una cita con el abogado, Lucas Brown, me llamo Hanna Murphy—
—Un momento— marco el teléfono hablo un momento, colgó y me dijo— Adelante señorita, el licenciado la espera, por aquí por favor— dijo parandose y liderando el camino hasta una puerta, tocó espero un “pase” y me abrió la puerta indicando que entrara

Al entrar pude ver a un señor de aproximadamente 40-50 años sentado frente a un elegante escritorio de madera, me observo y con un ademán me indico que tomara asiento, me senté y aunque nerviosa por dentro mantuve una postura firme y espere a que hablara.

—Buenas tardes señorita Murphy, mi nombre es  Lucas Brown, fui el abogado de su padre, y me pidió que al el fallecer, diera lectura a su testamento— mientras hablaba rebuscó en un cajón de su escritorio hasta que saco un sobre algo grande, lo coloco sobre el escritorio y me observo mientras juntaba sus manos en una forma pensa forma inquisitiva, cada ves me sentía más nerviosa, y creo que vio una mueca de condición en mi rostro porque dijo— entiendo que se pregunté porque solo la e citado a usted para dicha lectura, pero su padre así lo a pedido, el y yo fuimos amigos por mucho tiempo y le puedo asegurar que hasta para mí Esteban era una persona muy misteriosa y difícil de entender, así que mejor iniciemos la lectura— dió un largo suspiro y abrió el sobre, sacando unos papeles y dejando en el sobre otras cosas que no pude identificar como cartas, postales, fotos, sobres más pequeños y más papeles.

—Bien, esto es todo, comenzaremos por leer el testamento—se aclaro la garganta—*Yo Esteban Alejandro Murphy Contreras, en pleno uso de mis facultades mentales, Le dejo todas mis pertenencias y posiciones a mi hija adoptiva y nieta consanguínea Hanna Adhara Lilian Murphy Black, mejor conocida como Hanna Estefania Murphy Smith, confiando en su buen criterio, madures, inteligencia, sentido de la justicia y buen corazón, seguro de que tomara la mejor decisión, haciendo constar, que esté testamento es irrevocable y que fue mi decisión. Con las clausulas de:

1. Que nadie que Hanna puede ser la CEO de la empresa Murphy Enterprice hasta después de 15 años de ser abierto y leído esté testamento. 
2. Que ella debe hacerse cargo de Lucrecia, mi esposa y quién fue como una madre para ella. Y de Ethan quien fue como su hermano.
3. Deve ser justa y correcta en sus decisiones. 
4.  Que sin importar los obstáculos y lo que diga la gente siempre sea fiel a ella misma.
5. En caso de matrimonio no podrá ser por bienes mancomunados. La empresa debe quedar solo entre la familia, por lo cual solo podrá ser cedida a su primogénito y demás descendencia.

—Termina de leer y me quedo en blanco, ¿Nieta?¿Adoptiva? ¡Esto es una broma! Me están jodiendo. —Señorita Murphy entiendo si se encuentra consternada pero adjunto a este documento hay cartas de su padre, documentos de propiedad de las empresas y propiedades entre otras cosas, no sé si desea leerlos y que le explique o si prefiere llevárselos y leerlos con calma— informo el abogado

—Prefiero llevármelos, tengo mucho que asimilar— respondo todavía en trance, no entiendo que está pasando, necesito explicaciones y no se como las obtendre, definitivamente a lucrecia no puedo pedirselas, ella intentara todo para dejarme sin nada, esto explica muchas cosas y solo siento ganas de llorar

—Claro, como usted decida señorita, le colocaré en el sobre todo incluído copias del testamento y registros de la propiedad, lo demás serán los originales, espere un momento— pidió colocándose en pie y saliendo a buscar a su secretaria

Yo me quedé en mi lugar, incapaz de gesticular palabra o siquiera moverme, no entiendo lo que está pasando, esto es una locura, debe ser una broma de mi papa. Pero no podía ponerme a llorar en medio del despacho del abogado, no ahora, si esto es real tengo que mantenerme firme, si llega a ser una broma mató al responsable. Intento calmarme, aclarar mi mente y pensar con la cabeza fría y sin sentimentalismos. Espero hasta que regrese el abogado Davis

—Perdon la demora, aquí están sus documentos, espero y los pueda leer tranquila y cualquier duda que tenga no dude en hacermela saber— dijo entregando me el pesado sobre.

—Tengo una duda licenciado— hablé con vos tranquila

—Claro, dígame lo que necesite— responde tranquilo mientras se sienta en su escritorio dándome toda su atención

—Primero que nada, estoy confiando en usted al creer todo lo relacionado con el testamento, confiaba en mi papá como en jamás nadie y se que el era incapaz de hacer algo por dañarme, pero espero que entienda que esto es muy increíble y a la ves imposible o al menos no muy común, pero quería saber si podría retirar algo de dinero de la herencia, en estos momentos me estoy quedando en el hotel The-Ritz Carlton, el cual está siendo pagado por Kilton Enterprice y me gustaría poder buscar algún departamento aquí en Manhattan ya que por lo visto me quedaré un tiempo.— pregunté lo último apenada

—Claro que si señorita Murphy, su padre dejo una cuenta bancaria dirigida a usted la cual cada mes recibe la cantidad de 10 mil dolares desde hace 5 años que su padre creo la cuenta, usted puede disponer de ella en el momento que mas lo decida, pero no creo que sea necesario que busque departamento, su padre tenia una propiedad aqui en el centro de Manhattan la cual esta completamente amueblada y lista para que usted la habite —dice lo ultimo buscando en su escritorio un juego se llaves el cual me entrega junto con unos papeles, una chequera y una targeta de débito y una de credito (supongo que de mi cunta bancaria)