La Ceo/hanna Murphy

Capitulo 5

Hanna

Desperté, luego de tremenda noche tan sentimental que tuve ayer. Eran apenas las 8am, me levanté de la cama y fui directo al baño a lavarme la cara y los dientes, luego de secarme la cara, me dirigí a la cocina, encendí la estufa dispuesta cocinarme un gran desayuno, si comenzare de 0, lo hare de la mejor manera del mundo.

Puse el sartén al fuego y esperé a que estuviera caliente, agregué aceite y cebolla picada, por último, lo combine todo con un huevo revuelto.

—Ulala, que buena chef soy— Pensé en voz alta.

—¿el hablar sola será malo? — me pregunte a mí misma.

—descuida, no es malo, es perfectamente normal cuando no tienes amigos— respondí en vos alta.

—Aaaaa ok, entonces no estoy loca... no tanto... ¿creo? — después de esa plática me quede más tranquila, pues estaba segura de que mi estabilidad mental esta genial.

Procedí a terminar tremenda obra culinaria y comerla, me fui a poner más bella, hermosa, preciosa para salir un rato. Ya en mi México querido me la pasaba en casa todo el día, aquí no quiero lo mismo, menos teniendo que dirigir una empresa, sola, a los 16 ‘maravilloso’ pensé con sarcasmo.

Sali al jardín trasero de la casa, era increíble, había una piscina hermosa del lado derecho del jardín, del lado izquierdo había un área algo descuidada, pero mantenía un encanto impresionante, más atrás del patio se ampliaba por un buen tramo de césped y tenía un bonito árbol de buganvilias moradas en el centro.

Camine un buen rato por el patio, disfrutando de la vista de los distintos colores de las flores, del aroma a naturaleza y el sonido de las aves sobrevolando la casa. Después de un rato de andar por este hermoso lugar, una notificación sonó en mi celular “reunión con el asistente de papá”, —¡Mierda! Se me había olvidado— ¿cómo pude haber olvidado esa reunión?, revisé a qué hora era.

—Aaaaa, es hasta las 2pm, aún tengo tiempo, aun son las 10am— Guardé mi celular en el bolsillo, fui a mi habitación, tomé un libro, volví al jardín y me senté en las tumbonas frente a la piscina, bajo una sombrilla, y para leer.

Dos Horas Despuñes

Decidí arreglarme un poco para la reunión, seguro será un anciano estirado que intentará decirme q hacer, de solo pensarlo me da migraña. Me arregle con un pantalón negro de vestir, una blusa cuello alto color blanco y un saco negro, me deje el cabello suelto, un poco de rímel, gloss y bloqueador. Me puse mis botas negras formales y tomé una mochila pequeña color negro, colocando en este mi pasaporte, copia de mi acta de nacimiento, mi cartera con efectivo y tarjetas, las llaves de la casa y listo, no tomo las del auto porque no se manejar, cuando salí recorrer la casa note que en el garaje había unos autos muy lindos y elegantes, tendría que aprender a conducir. Pedí un Uber y me dirigí a la dirección de reunión, por primera vez conocería la empresa de papá.

No negare los nervios que siento solo de pensar lo que está por venir a mi vida, pero no me dejare vencer por nada del mundo. Camine con la cabeza en alto mientras entraba al edificio que ahora me pertenecía, no negare que papa tiene un gusto... espectacular, el edificio es simplemente una belleza digna de una constructora, con un toque... ruso, lo cual es irónico siendo que realmente somos de allá. Camine hasta la recepcionista, una mujer muy seria y de un humor... mejor no tratar tanto con ella.

—Buenas tardes, disculpe, ¿la oficina del licenciado Edward Alexander Jou Watson? — pregunto en el tono más amable que puedo, tomando en cuenta mi rostro sin emociones.

—el licenciado Watson está muy ocupado ahora, no puedo dar información a niñas, solo perderías su tiempo— responde de forma grosera, ¿quién se cree esta anciana desgraciada? Si ahora soy yo quien paga su sueldo.

—tengo una cita con él a las 2pm— respondo con un poco de veneno en la voz

—no tengo tiempo de tus bromas niña, retírate o llamare a seguridad para que te saquen— responde molesta, ósea que yo soy la víctima en mi propia empresa, y ella es la enojada.

—entonces lo esperare— y sin esperar respuesta camine hacia el sofá más cercano, frente a recepción y con una buena vista del elevador, en algún momento tendrá que aparecer este... licenciado, y cuando lo haga poder hablar con él. Me arrepiento de no haberle dicho al abogado que me diera su número de teléfono, ya le habría llamado.

Poco luego de sentarme vi como las puertas del elevador se empezaron a abrir, del salió un joven de entre 23-27 años, en sus manos tenía una Tablet, parecía ocupado revisando algún documento importante.

Camino relajado en dirección a la secretaria, al detenerse frente a recepción pregunto con vos fría y profesional

— Marcela, ¿Ha venido alguien preguntando por mí? — Pregunto el joven

—No licenciado Watson, solo una fanática loca, diciendo que tenía una cita con usted— Dijo la bruja

—¿Dónde se encuentra esa chica Marcela? —

—Está sentada por ese lado, en el sofá, licenciado Watson—

El joven voltio hacia mi dirección, con una mirada seria, capaz de intimidar y asustar a cualquiera, se detuvo su mirada en mí. -

Le sostuve la mirada, levantándome lentamente, y a paso firme dirigirme hacia él, al llegar frente a él, hablé con vos suave pero firme.

—buenas tardes, ¿el licenciado Watson? — pregunte con profesionalismo

—Buenas tardes, es un gusto conocerla después de tanto tiempo señorita Murphy, sígame a mi despacho por favor— respondió con esa misma voz fría pero profesional

Se dio la vuelta dirigiéndose al elevador, lo seguí a paso firme y con la cabeza en alto, sentía las miradas de todos sobre nosotros, incluyendo a la bruja que se quedó estática al oír mi nombre, ¡en tu cara bruja! Todos parecían curiosos por ver a su jefe siendo seguido por una niña, no los veía directamente, pero sentía sus miradas, lo que solo me dio más confianza. Nos detuvimos frente al elevador, el licenciado Watson presiono el botón para llamarlo y en cuanto las puertas se abrieron nos subimos, este era el elevador privado, solo podían usarlo los empleados de más alto rango, principalmente el licenciado Watson y ahora yo, obviamente. Cuando subimos presiono el elevador al último piso y nos quedamos en un silencio un tanto incomodo, tenía su rostro muy frio y carente de emociones, pero podía sentir su nerviosismo y sus ganas de hablar, había algo que parecía querer decir, pero supuse, lo diría en su oficina. Al llegar sonó una campana anunciando el fin del viaje, las puertas se abrieron y el salió, caminando con confianza, yo lo seguí a paso tranquilo, mientras lo observaba detalladamente, tenía que admitir que era atractivo, tenía el cabello negro, sus facciones eran marcadas (como Calamardo Guapo), pero lo que más resaltaba en su rostro eran sus ojos, no podía creer que al fin conocía a alguien así, alguien con el síndrome de Alejandría, y no le asustaba el mostrarlo abiertamente, también era alto, de 1.85 más o menos, vestía traje a la medida, color negro con una camisa blanca, se veía bien, no me gustaba físicamente pero psss... era guapo. Pero no podía dejar de notar sus ojos... ¡Anna! Deja eso, no es momento de reflexionar, pensaría en eso después. Llegamos a su oficina, era amplia, tenía una gran vista de la ciudad de New York, noté que en este piso había otra oficina, una más grande, supuse que fue la oficina de papá... ahora mi oficina... ¡bueno ya! A lo que vine. Al entrar se sentó en el escritorio y me hizo una seña para que tomara asiento... bien, llego el momento esperado. Nótese mi sarcasmo.



#413 en Ciencia ficción

En el texto hay: traicion, ceo, trilogia

Editado: 04.05.2025

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