Capítulo 3: Parte I.
14 de abril, del 2015.
- Mamá deja de intentar hacerme cosquillas, sabes muy bien que no me hacen efecto.
- Eres una insensible en tus extremidades, pero soy tu madre y te conozco lo suficiente.- me agarra en el talón de los pies y me empieza a hacer cosquilllas en la parte baja de esta. Y empiezo a reír a carcajadas.
Suena el tiembre. Salgo corriendo a abrir la puerta.
- ¿Alguien ordeno un hermano para la señora Spencer?
- Skyppy.- salto encima de él hasta el punto que casi nos caemos, me quedo así hasta adentrarnos a la casa. Él cierra la puerta detrás de nosotros.
- Se está volviendo costumbre que cada vez que yo venga te tenga que cargar.
Nuevamente suena el tiembre.
- ¿Esperas a alguien?- pregunta mi hermano.
- No.
Me aparto de mi hermano y me dirijo a la puerta.
- ¿Usted es Spencer Gisset April?- pregunta un señor un poco mayor que al parecer entrega la correspondencia.
- Ella habla ¿en qué le puedo ayudar?
- ¿Puede firmar aquí, por favor?
- Claro, pero yo no compré u ordené algo.
- La persona que se lo mando fue muy generoso y amable.
- ¡Gracias!- le grito cuando noto que se ha ido lejos y que yo me quedé observando la caja que me entrego.
Me adentro a la casa y opto por dejar la caja encima de la mesa.
- ¿Quién es tu admirador secreto?
- Esta sería una de las increíbles ideas de Leiry de mandarme libros románticos, pero es muy grande y ella no me mandaría tantos porque sabe que nunca los leeré.
- La hermosa Leiry.- ciertamente Leiry es hermosa, no tiene un cuerpo de muerte pero si uno del que algunas chicas pueden envidiar. Tiene unos ojos cafés oscuros, cabello rizo largo, tiene una piel suave de color caramelo, tiene una nariz fina y unos labios color carmesí que realmente encanta al chico que lo ve.
- Chica que dejaste ir y nunca buscaste por idiota.
- Si…- dice pero con su estupendo talento de cambiar temas.- Abrelo ya.- Voy a la cocina en busca de un cuchillo y regreso de inmediato. Rompo la cinta atravesando el cuchillo. Lo primero que veo es un monton de confeti, encima de esto hay un sobre de carta de color violeta, rápidamente la cojo y lo abro:
“Empezamos a la antigua, rara”
Atte: Al que le caes bien.
Sonrio ampliamente.
- Spencer tiene otro enamorado. Pero este se ha esmerado más que los demás, le doy mi bendición, amén.- me río fuertemente.
- Deja de imitarme.
- No te molestaste esta vez, eso es algo nuevo, estas creciendo hermanita.
- Chistosito.- le saco la lengua de manera infantil.
- Te dejaré tus cosas e iré a saludar a mamá.
Adentro mi mano a la caja que tengo enfrente, cuando siento que toco algo lo saco de inmediato, es un libro titulado: Picasso en el museo ・Barcelona. Dentro del libro hay otro sobre color azul celeste, este hombre si que se esmero, hasta concuerda con mis colores preferidos. Vuelvo a reír al leerla:
Hola rara ¿Cómo estás? Espero que estés excelentemente bien. Tal vez estés sorprendida con este pequeño gesto, realmente espero que lo estés. Si viste este de primero vas por buen camino, es el primer libro. Dentro de la caja encontrarás varios libros que sé que te gustarán, todos me encantan y si quieres luego discutimos nuestros pensamientos acerca de ellos y sus referencias.
Pdta: Sí, no soy un niño normal, pero no me importa.
Atte: Tu compañero de insultos a chicos que solo te quieren ligar. Muy largo lo sé, pero las cosas hay que decirlas como son.
- Este chico.- suspiro.
- Espero que no te robe tantos supiros.- dice mi hermano tirandosé al sofá.
Y como soy muy curiosa vuelvo a entrar mi mano, saco otro libro titulado: “Cero cursi”. Me río suavemente. Otro sobre más:
Hola, otra vez, espero que aún no te hayas cansado de mi. Este es el segundo libro, no sé porque pero me acordó a la discusión que tenías con el chico ese de la galeria. Espero que lo disfrutes.
Pdta: Ya entiendo tu si, pero no.
Atte: El entrometido.
De verdad que Dios creo a este hombre perfecto, sexy, inteligente, con excelente memoria, solo le falta ser adinerado y esta el paquete completo.
Y como la curiosidad es un arma de doble fila sigo sacando los tres libros restantes. Pero me quedo petrificada en el último.