Carta de despedida...

Fuiste todo para mí, y lo pudiste ver en mis fríos ojos, poco a poco te fui dando todo aquello que quedaba, y tú, tan cruel con nada me dejaste. Ahora me ves como una desconocida, y por qué, si yo te amo, te quiero como nunca he querido a nadie. Las nubes ya no son azules, pues los días se me han puesto grises por la falta que me haces. 

Recordando esos días que me olvidas en tu dulce mirada; mirada que me descontrola y desconcerta, porque me sigo preguntando, cómo fue posible tanta falsedad en tus besos, en tus manos...

Pero sin embargo, fuerzas cada día me das, para seguir alejándome y olvidándote. Me duelen aquellos momentos en donde creí tenerte ciegamente conmigo y aún cerca te sentí lejos. 

Aquí me encuentro, a tu merced, y eso duele porque en cualquier momento tú puedes venir y hacerme sentir tan plena, pero al mismo tiempo insegura y vacía. 

Ya me voy, y no quiero saber más de ti, eres un veneno para mi alma, y la muerte para mi vida...