La chica bajo la Luna

Tú tan serio, y yo tan torpe.

Recuerdo tanto el primer día en que te vi, ahí tan serio y yo tan torpe. Te miré con mucha curiosidad e intriga... 

Recuerdo también, aquel día, sí, donde nos presentaron sin saber, que te convertirías para mí, en eso que aún no sé explicar... Ese día, inolvidable, tanto, que siento como si el tiempo desde ahí, ya no pasara; tu mirada y esa sonrisa, insisto, tan perfectas y hermosas, desde ese día, me atraparon, me cautivaron. Cuando de cerca las pude tener, me convencí de que serían imposibles de borrar, y sí, en eso no fallé, pues aquí me tienes recordando cada vez que te miraba y una sonrisa tu soltabas, estremeciendo cada parte de mi piel, mis neuronas y mi ser... 

Recuerdo tu sutil respiración, silenciosa y pecaminosa... que me hacía volar; o tus manos, tan suaves como un pañuelo de seda, bajando por mi rostro, para luego a mí matarme, con un beso, ¡oh, tus besos!, tan cálidos y profundos. Tu aroma, de vez en cuando el viento me lo trae a mí, y te recuerdo un poco más, sí, cuando a tus camisas me acercaba y ahí quedaba, atrapada entre tu olor. 

De nuestras aventuras ni hablar, me encantaba contigo soñar, contigo explorar y contigo cantar... Algún día te voy a ver, quizás a lo lejos como la primera vez, tu tan serio y yo tan torpe...




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