Añoro aquellos días en que no parábamos de reír y disfrutarnos, esos días de adrenalina en las noches estrelladas, observando la luna y cazando luciérnagas. Las aventuras de día y besos a escondidas, la tristeza de las breves distancias y alegrías en las miradas.
Hoy que no estamos, te recuerdo, con el mismo cariño y amor que a ti te di, te extraño; tu amor fue una condena que no me deja respirar, es un agobio en las noches cuando te siento pasar... Pero hoy te quiero recordar por lo mejor que me pudiste dar y enseñar, me di cuenta que la vida, se nos pasó y muchas promesas con lo efímero de todo, se quebraron y en el pasado quedaron. Entendí que el amor es libre y puro, y yo, me quedé sin ambas, te perdí y paradójicamente jamás te pude tener...
El café de tus ojos me los tomo en las mañanas, y así es como de alguna manera te siento vivo, dentro de mí, aunque ya aquí no estés, seguirás siendo en mi vida, ese gran amor que es difícil de olvidar, pero se guarda en el más allá.
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