Capitulo 19

Esa noche, después de la fiesta, acompañé a Diane hasta su casa. Caminamos por las calles vacías, con el aire fresco golpeando nuestros rostros. Había bebido demasiado como para intentar conducir, y a pesar del silencio incómodo que compartíamos, sentía una especie de paz. Lo que había sucedido entre nosotros flotaba en el aire, como una tensión silenciosa que ambos decidimos ignorar.

—Gracias por acompañarme —dijo Diane al llegar a su puerta, con una sonrisa pequeña y algo nerviosa.

—No hay problema, no iba a dejarte sola después de… bueno, de todo —respondí, rascándome la nuca y evitando mirarla directamente a los ojos.

—Lo de esta noche… —comenzó, pero luego hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—Lo hablamos después, ¿sí? —le dije, intentando suavizar la tensión, aunque en mi interior sentía una mezcla de confusión y expectativa.

Asintió en silencio, y después de un rápido "buenas noches", entró en su casa, dejando la puerta cerrarse suavemente tras ella. Yo me quedé ahí por un momento, mirando la puerta como si esperara algo más, pero al final me di la vuelta y empecé a caminar de regreso.

A la mañana siguiente, todo en la casa se sentía más ligero, más animado, especialmente en mí. Me senté a la mesa para desayunar con mi familia, y aunque solía mantenerme en silencio durante esas comidas, esta vez me sentía más relajado, incluso bromeando con Jayla y mis padres. Noté que mi madre me miraba de reojo varias veces, como si intentara descifrar el cambio en mi actitud.

—Estás de buen humor hoy, Javon —comentó mamá, pasándome un plato de huevos.

—Supongo que sí —respondí, sonriendo despreocupadamente.

Jayla, siempre la observadora, me estudió con una ceja levantada.

—¿Y a qué se debe ese buen humor? —preguntó con una sonrisa socarrona.

—No todo el tiempo estoy de mal humor, ¿no? —respondí, esquivando su pregunta, aunque algo dentro de mí sabía que lo de anoche tenía algo que ver.

Sin embargo, a medida que el día avanzaba, mi mente volvía una y otra vez a Jaden. No podía ignorar el hecho de que él y Diane habían pasado mucho tiempo juntos últimamente, y aunque Diane me aseguró que no le gustaba, aún me sentía culpable. No podía dejar pasar esto sin hablar con él, aclarar las cosas.

Decidí buscar a Jaden para hablar, pero no estaba en casa. Recordé que hoy tenía entrenamiento de béisbol, así que me dirigí al campo donde solía practicar. Quería resolver esto cuanto antes.

Cuando llegué al campo, lo vi desde lejos, riendo con sus compañeros mientras se preparaban para terminar el entrenamiento. Me quedé apoyado contra la cerca, observando cómo se movía con facilidad, lanzando y corriendo sin perder el ritmo. A pesar de todo, siempre había sido bueno en lo que hacía.

Cuando finalmente el entrenamiento terminó, Jaden me vio y caminó hacia mí con una sonrisa despreocupada.

—¡Hey, hermano! ¿Qué haces aquí? —me saludó, algo sorprendido de verme, pero claramente contento.

—Solo vine a verte. Hace tiempo que no te veo entrenar —respondí, sonriendo mientras intentaba sacarme las palabras que había ensayado durante el camino.

—¿Y qué tal lo hice? —bromeó, dándome un pequeño golpe en el brazo.

Caminamos juntos hacia el auto, conversando sobre su entrenamiento, el equipo y las pequeñas cosas del día a día. Pero mientras hablábamos, el peso de lo que tenía que decir seguía creciendo en mi pecho, y no podía seguir ignorándolo.

Cuando llegamos al auto, tomé aire y finalmente me decidí.

—Oye, Jaden… tenemos que hablar.

Él me miró con curiosidad, deteniéndose antes de abrir la puerta del auto.

—¿Sobre qué? —preguntó, cruzándose de brazos.

Sentí que me temblaban las manos, pero lo solté de golpe.

—Sobre Diane… y lo que pasó anoche.

Jaden frunció el ceño por un segundo, pero no dijo nada. Yo seguí hablando, sintiendo que las palabras fluían ahora que había comenzado.

—Sé que tú y ella han pasado mucho tiempo juntos últimamente, y… bueno, lo que quiero decir es que anoche la besé. No sé cómo me siento al respecto, pero sé que no es justo para ti. No sabía cómo manejar lo que sentía, y me alejé de ella, pero ahora… —hice una pausa, sintiendo el nudo en la garganta—. Solo quiero disculparme. Si algo estaba pasando entre ustedes, no quise interponerme.

Jaden me miró en silencio por un momento, y luego, para mi sorpresa, soltó una carcajada.

—Carajo, hermano… —dijo, todavía riéndose—. Si no me ves muy cerca de ella, ¿no reaccionas, eh?

Lo miré confundido.

—¿De qué hablas? —pregunté, tratando de entender a dónde quería llegar.

Jaden se cruzó de brazos, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.

—Sé que te ha gustado desde siempre, Javon. Jayla y yo lo hemos notado desde el crucero. Todo ese comportamiento raro que tuviste… No fue difícil de ver. Así que armamos una especie de plan. —Se encogió de hombros, como si fuera lo más obvio del mundo—. Te dejamos espacio para ver si por fin hacías algo. Y funcionó, gracias a Dios.

Me quedé boquiabierto. Todo este tiempo… ¿Había sido parte de algún tipo de plan?

—¿Me estás diciendo que todo esto fue una especie de experimento? —pregunté, incrédulo.

Jaden sonrió.

—Algo así. Pero funcionó, ¿no? —Me dio una palmada en la espalda antes de subirse al auto—. Ahora es tu turno de no cagarla.

Me reí, sacudiendo la cabeza mientras me subía también.

—Supongo que te debo una, entonces.

Jaden asintió, todavía sonriendo mientras arrancaba el auto. Aunque seguía sintiéndome extraño por toda la situación, una parte de mí se sintió más ligera. Tal vez, después de todo, las cosas no estaban tan complicadas como pensaba.

Pero sabía que el verdadero reto aún estaba por venir: Diane.

Mientras íbamos en el auto, el ambiente estaba mucho más relajado que antes. Jaden y yo bromeábamos, soltando pequeñas carcajadas por cualquier cosa, como si la conversación seria que acabábamos de tener se hubiera disipado en el aire. La tensión que había sentido los últimos días ya no estaba ahí, y eso me permitió simplemente disfrutar del momento con mi hermano. Sentía que, por primera vez en mucho tiempo, todo estaba volviendo a su cauce.