La chica de las alas negras

Capitulo 3

–Demonios –dijo Vera al cerrar la puerta acercándose a la cama de María que aun yacía dormida, la sacudió, pero no respondio

–Vamos despierta ya. –procedió a halarla de un brazo para sacarla de la cama.

–No quiero ir mami déjame dormir cinco minutos más – dijo María aun soñolienta a Vera quien esta actitud le pareció adorable y le agrado tal situación.

–No soy tu mamá, soy tu compañera y tienes que levántate ya ­– dijo pidiendo su pie en el borde la cama para tener apoyo y lograrla sacar de la cama.

–Te pareces un poco a ella sabes – Respondió abriendo un solo ojo; se encontraba ya con medio torso en el aire Vera tenia fuerza para ser una pequeña que no pasaba del metro con cincuenta centímetros

–Nos adelantaron lo de Stonehenge para mañana –dijo por fin dando un jalón más.

–¡¿Qué?, ¿Cómo? y ¿Por qué nos dicen hasta ahora?! – grito María, incorporando su cuerpo a la cama y haciendo que Vera cayera al suelo provocando una risa rápida entre las dos, María salto de su cama y la ayudo a levantar.

–No sé, la junta de admirativa del lugar decidió de repente correr las fechas una semana, pero la ventaja es que podemos tomar el lugar 2 días más ahora son 3 días seguidos. Acaba de venir el profesor Amadeus y me pidió que se lo comunicáramos a los demás – hizo una mueca al recordar que debía decirles a 19 personas más ¿que se creía ese señor? ¿que ella era su mensajera o qué? Ególatra de porquería.

–Oh dios, pero quien se han creído esos ya teníamos todo organizado para la próxima semana y para un solo día – dijo muy molesta y mostrando el dedo índice por unidad. – Tu piano, las cámaras, los micrófonos, las luces- se llevó la palma de la mano a la cabeza golpeándose la frente –los vestidos no los entregan el lunes de la próxima semana. Exclamo

–Tenemos que hablar con Matilde ya, si es necesario nosotras le ayudaremos a coser – sugirió Vera mientras veía como su amiga saltaba de la cama hacia el armario a sacar ropa.

–Debemos reunirnos ya, le escribiré a Lu Ann y a Roger, tú habla con Fernando – grito María corriendo rumbo al baño.

 

En la cafetería para estudiantes del Colegio Británico de Música, estaban sentados 5 estudiantes alrededor de una mesa circular, discutían sobre la razón del adelanto del tiempo de ocupación de la locación para el video de proyecto final para la clase de Cuerpo y Gusto musical I, y las consecuencias que esto significaba y como lo enfrentarían; ellos habían sido designados como el primero de cuatro grupos para ir a grabar al mismísimo Stonehenge para un proyecto que se realizaba todos los años el afamadísimo maestro y compositor Amadeos Johnson .

–No me parece justo con nosotros ya teníamos asignada una fecha de grabación esto en mi país es una falta de respeto – dijo Lu Ann cruzándose de brazos, una bella mujer de origen japonés de unos 26 años era una diosa bajada del cielo para tocar la lira.

–No sería en el único – dijo Fernando un hombre mexicano que era alto, moreno y tocaba el contrabajo – pero ya no podemos hacer gran cosa para que lo muevan. Todos sabemos que es un lugar difícil de acezar debemos rogar a Dios que nos adelante las fechas de préstamo de los equipos de grabación y del sonido.

–Y mi piano – dijo Vera la pianista del grupo que se estaba mordiendo las uñas por la ansiedad que tal situación generaba sobre ella

–No hagas eso – dijo María alejándole la mano de la boca­ haciendo que vera cerrara la boca e hiciera sonar sus dientes –lo que debemos hacer es llamar a los proveedores y pedir el adelanto de los equipos si es necesario rogarles y quien lo logre buscara a los demás y vera en que pude ayudarle.

–Tienes toda la razón cariño –dijo Roger un estadounidense fornido tocándole la espalda media lo que hizo que María se retorciera de incomodidad en su silla; ella no lo podía soportar, era un pegajoso intolerable creía que quería con él, pero no era cierto odiaba ser la depositaria de la atención de ese sujeto que se creía la estrella del año por estar en forma, tocar cuatro instrumentos y tener más reconocimientos por sus talentos musicales que cerebro –como siempre Tú tan diligente.

 

Vera habla por teléfono mientras María la llevaba del brazo para cruzar la avenida hacia la casa de costura Cotton and son´s

–Por favor se lo imploro es para un proyecto… de suma importancia… si yo sé que el préstamo estaba programado para dentro de una semana… pero nos han adelantado la fecha de rodaje estaba… bien yo lo espero… pero dígale a su jefe que de suma urgencia… Que pase buen día señorita

Colgó el teléfono al entrar a una edificación de fachada azulada de tres pisos donde se ubicaba una casa de costura que lleva más de 40 años ofreciendo sus servicios a Londres, en el primer piso funcionaba el taller de costura y en las dos plantas restantes vivía la familia de los Cotton, tres generaciones unidas en los hilos de su vida como en los de las prendas que hacían. Las muchachas habían acudido allí por recomendación explicita del profesor. Las había atendido una señora robusta de unos 40 años sr presento como Kate Cotton hija del fundador ella se encargaría de diseñar los vestidos y tomar medidas y su hija Matilde cortaría la tela y los cosería.

Tal fue la sorpresa de que madre e hija trabajan en tal sincronización que María pensó que se comunicaban telepáticamente lo que más las sorprendió era la abultada panza de Matilde en sus entrañas llevaba la cuarta generación de costureros, aquella rubia muchacha dijo que trabajaría el hasta el último día del embarazo así su hijo naciera entre hilos y agujas. Esta vez las recibió Matilde que acariciaba su panza con tan tanto cuidado como si fuera un globo a punto de explotar, su madre no estaba, pero ya se habían entrado por una llamada del maestro de lo acontecido y sus vestidos serían los primeros en ser terminados desde la mañana ya estaban trabajando en ellos, la estaban armados, pero faltaban algunos detalles como la pedrería y recoger el dobladillo. Solo sería que se los midieran para ver si necesitaban modificaciones. 



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En el texto hay: magia, musica violin, romane y amistad

Editado: 30.03.2021

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